Las tardes en mis sueños son...
Comer prontito, a la una si es posible, o antes. Es cuando más hambre tengo.
Dormitar en el sillón tras un silencio de ésos en que se oyen las manecillas de los relojes.
Coger un libro y leer un rato.
Salir a dar un paseo, sola, a mi aire.
Caminar por ahí sin rumbo. O mirar una tienda, hacer un recado.
Llegar a casa y dedicarme a cualquier cosa: dibujar, tejer, hacer fotos, internet...
Y cenar mientras hablamos de qué tal nos ha ido el día.
Ver una película o una serie, sin preocuparme demasiado en que mañana tengo que madrugar.
Mis tardes reales.
Llego a casa muy tarde y casi a la hora del té.
Después, me quedo dormida en el sofá un ratito, con los dibujos de ruido de fondo, y los niños hablando alrededor.
A continuación, van los deberes (odio los deberes, ¿os lo había dicho?).
El estudio.
Más deberes.
La práctica con la música.
Las duchas.
La cena a cuatro bandas, con el pequeño, casi inevitablemente, pasado de vueltas.
Los cuentos antes de dormir.
Los besos y las cosquillas.
La comida del día siguiente.
Recoger infinidad de cosas.
Caer en la cama. Si hay suerte, dormir al instante, de puro cansancio. Otros días, muchos, dormir a ratitos, pensar-soñar con las clases, los alumnos...
La cruda realidad...
ResponderEliminarPero lo mejor de todo son "los besos y las cosquillas"... ;)
ResponderEliminarQue bien has descrito las tardes de mis sueños... mis verdaderas tardes no son tan atareadas como las tuyas pero distan mucho de las que quisiera :( Ánimo y p'alante!!!
ResponderEliminarCreo que esas tarde de ensueño las queremos todos, pero (quitando el tema de los deberes que estoy segura de que yo también odiaré) tus tardes no están tan mal ^^
ResponderEliminarUn besazoooo
Marialu
Realmente no tengo las tardes muy ocupadas, pero no sé cómo, termino siempre sin aprovecharlas :(
ResponderEliminarEntre descansar un ratito, y cuando empiezas a hacer cosas no son las que tú quieres, y cuando te das cuenta ya es la hora de lo que sea. Gracias a Dios este año al menos hemos cambiado el ritmo, y estamos consiguiendo cenar con los niños, sin tele, y prontito. ¡Milagro!
Leer cuentos y besos y cosquillas, mi parte preferida!
ResponderEliminarA veces qué poco se parece la vida de nuestros sueños a la real... Pero hay que ver la cantidad de cosas buenas que tienen tus tardes reales, profe :) ¡Besotes!
ResponderEliminarMe pasa igual a la hora de dormir: o me quedo k.o. o estoy en un duerme vela pensado en el trabajo... En fin, como ya se ha dicho, a disfrutar de cuentos, besos y cosquillas; y de vez en cuando a intentar escaparse para una tarde de ensueño ;)
ResponderEliminarTanto las tardes de tus sueños como las reales tienen su encanto...cada una tiene su puntito...
ResponderEliminar;)
Besos!
Siestaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarAmbos modelos de tarde me resultan familiares...Me temo que a mí me pasa lo mismo.
ResponderEliminarabrazo!
Si es que nos han estafado con lo del acceso de la mujer al mundo laboral: sin medidas de conciliación efectivas no se puede ser madre y profesional sin dejar se ser tú.
ResponderEliminarOye, pues tus tardes tienen unas partes que están fenomenal, sobretodo la de los besos y las cosquillas.
ResponderEliminarMi tarde ideal también es como la tuya... pero hace tiempo que no disfruto de una tarde en condiciones, ains!
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