lunes, 30 de septiembre de 2013

Lunes

Hoy va a ser un gran día. Y esta será una gran semana.



¿Por qué no?

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No pongáis esa cara.

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Los lunes pueden ser el inicio del algo maravilloso.

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Hay que lanzarse de lleno a por la semana.

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Veréis como sí. Los próximos días serán fantásticos.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Esto se acaba



Después de hacernos disfrutar, sufrir,  pasarlo tan bien y tan mal (sobre todo tan mal), hoy termina.

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No recuerdo, aunque supongo que la habrá, otra serie que me vaya a dejar tan huérfana como ésta, y eso que todavía no sé cómo termina.


Pero eso sí, sé que voy a sufrir. Mucho.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Formación

Otra vez toca hablar del trabajo. Lo siento, pero es que ayer llegué a casa indignada. Qué digo indignada, indignadísima.

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¿Habéis visto cómo me enfado?

Os cuento.

Los profesores, por nuestra profesión, se supone que nunca debemos dejar de formarnos. Se incentiva, desde hace tiempo, que hagamos cursos de formación y grupos de trabajo, lo cual es lógico. No podemos quedarnos fuera de los avances que haya en nuestra materia o en idiomas, o en temas pedagógicos, o tecnológicos o de otro tipo.



Hay, como en todas partes, profes que pasan de todo y hacen lo mínimo, un curso de vez en cuando para cubrir el cupo y se acabó.

Y hay otros muchos, yo creo que la mayoría, que se interesan por las cosas, que intentan no quedarse atrás, y que hacen cursos y se forman con interés por aquellas cosas que quieren aprender.

Por ejemplo, os cuento mi plan para este año.

Como sabéis, llevo el Plan de fomento de la lectura. Este plan me llevará tiempo pero no necesita ningún curso ni formación.

Además, en el centro hay un programa de radio, y hemos formado un grupo de trabajo para organizarlo. El programa en cuestión se llama "Estírate y coge un libro", y cada semana se propone un libro a los alumnos y profesores y se habla de él. Os podéis imaginar que el tema me interesa y ya participé el curso pasado, así que este año me apunté al grupo de trabajo, que cuenta como cincuenta horas a lo largo de todo el curso.

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En segundo lugar, en mi insti hay un Proyecto lingüístico, para la mejora de la expresión oral y escrita de los alumnos y en el que entran todos los departamentos de lenguas del centro (castellano, inglés, francés y portugués). Mi directora me dijo: Te he apuntado, sí o sí, porque nos haces falta. No hizo falta respuesta. Son veinte horas de grupo de trabajo.

Después, también hay un Plan de Mejora, plan de mejora que el año pasado fue interesantísimo, sobre las inteligencias múltiples y la inteligencia emocional, y este año aún no tenemos decidido sobre qué lo haremos pero me voy a volver a apuntar seguro. El curso pasado fueron cincuenta horas.

Desde el propio instituto se ofrecen cursos a sus profesores. Este año teníamos uno sobre el manejo de Google Docs y otro sobre el Aula Virtual y páginas web. Me apunté a los dos, uno en este trimestre, de diez horas, y otro en el segundo, de veinte horas.


Pues bien, hay una normativa según la cual tú puedes hacer todos los cursos que quieras, pero si te pasas de ciertas horas en cursos de formación, no te las cuentan, y ni siquiera te las certifican.

¿Sabéis cuánto es el tope? No os lo vais a creer, porque yo aún no puedo creerlo.

Cincuenta horas al año si son en grupo de trabajo, y setenta en total si combinas grupos de trabajo y cursos.

Total, que me paso en más de cien horas, hora arriba, hora abajo. Así, antes de ponerme a ello. Y me dicen que no me van a dar ni un triste certificado de haber asistido, ni nada de nada.



Por lo tanto, los cursos de Google y de Aula virtual no los voy a hacer. Me interesaban pero no los voy a hacer. Me suponen quedarme a comer ocho o diez días fuera, pasar todo el día lejos, llegar a casa a las diez de la noche después de salir a las siete de la mañana, trabajar todo el día, por supuesto sin que te paguen nada por ello, y luego consigo, de premio, que me den una patada en el culo.

Así se incentiva la formación en nuestra profesión.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Perspectivas

Creo que este curso voy a cambiar bastante mi perspectiva de las cosas, de mi trabajo. O al menos, voy a tener una perspectiva más desde la que ver las cosas.



Y es que mi niño mayor ha entrado en el instituto, ha empezado las clases hace días, y me cuenta cosas en las que me reconozco o reconozco a mis compañeros, pero desde el punto de vista suyo, de alumno novato.

Estamos desayunando el jueves pasado y le noto nervioso. Lleva solo dos días de clase y es normal, pero hay algo que le preocupa. Él normalmente habla muy poco pero consigo que me cuente qué es lo que más le inquieta del instituto.

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Su mayor preocupación era perderse. Y lo entiendo. Un sitio nuevo, mucha gente, mucho movimiento de clases, que si el taller, el aula de plástica, el gimnasio. Le dije que no se separara de los demás, que si se perdían, que se perdieran todos juntos y que no se preocupara, que los primeros días les ayudarían y entenderían si llegaban tarde.

Me voy a trabajar y, casi al final de la mañana, me ocurre lo siguiente.

Voy hacia mi clase (unos minutos tarde, por cierto) y me encuentro con un niño muy chiquitín y con cara de perdido.

- ¿Qué te pasa?

- Que... que... que tengo educación física y... y los de mi clase se han ido y... no los encuentro.

Le empiezan a asomar lágrimas a los ojos.

- Tranquilo, hombre, que yo te llevo.

- ¿Me acompañas?

Parecía como si se le hubiera aparecido la virgen.

- Sí, hombre sí, espera que les doy un par de voces a éstos y voy.

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Mandé callar a mi clase, les dije que volvía en un minuto y le llevé al gimnasio. Le pasé la mano por el hombro, le dije que ni se le ocurriera entrar llorando, que esperara a que se le pasara, que ya entraba yo con él, que no le iban a reñir ni nada.

Se tranquilizó,  y me acordé de mi pobre hijo, y sus preocupaciones de la mañana.

Y es que creo que soy una profe bastante comprensiva en general, pero a partir de ahora lo voy a ser mucho más.


miércoles, 25 de septiembre de 2013

The bridge

Aparte de estar de los nervios, angustiados y esperando ver el final de Breaking bad (que a nadie se le ocurra contarme nada, que llevamos un poco de retraso con el tema), también estamos viendo esta serie en los últimos días, con calma, sin poner más de un capítulo por noche.



 Se basa en una serie nórdica, en la que el puente es el que une Malmö y Copenhague. En la versión americana, es el del El Paso, entre Estados Unidos y México, y creo que el ambiente está muy logrado.

Llevamos diez capítulos. Y nos está gustando bastante.


martes, 24 de septiembre de 2013

El nuevo

Tengo un alumno este curso que se ha trasladado desde otro pueblo.

Ha llegado nuevo y quiere marcar su territorio, hacer saber a todos que es un tipo duro.

Aunque en realidad no lo es.

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Está sorprendido de que los profesores no lo expulsemos. Le resulta extraño y no lo entiende, así que intenta provocar.

Ayer, por ejemplo, levanta la mano.

- ¿Puedo ir al baño?

- Sabes que no puedes, pero en diez minutos termina la clase y te dejo ir.

- ¿Y a fumar un cigarro?

Espera risas cómplices alrededor y no las hay.

No le contesto pero no le miro con dureza.

Al poco, mete un chicle en la boca.

Le hago un gesto para que lo tire a la papelera.

Viene dando la vuelta a toda la clase.

Va a tirar el chicle y le freno.

- Tenemos la costumbre de envolver el chicle en un papel antes de tirarlo, para que no se pegue a la papelera, que luego es una guarrada.

- Ah, vale.



Da otra vuelta por toda la clase, paseando como Danny Zuko en Grease, y vuelve con el chicle en el papel.

Cinco minutos después le vuelvo a mandar tirar el chicle.

En fin, que me está provocando, a mí y al resto de los profesores.

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Veremos cómo termina la cosa...

lunes, 23 de septiembre de 2013

No digas que nunca...

O también "no escupas para arriba..."

Es algo que debemos aplicarnos todos, en todos los terrenos. Pero creo que si eres madre o padre, mucho más.

Cuando yo no lo era, o mi niño era muy pequeño, estaba totalmente en contra de la costumbre actual de los padres de preocuparse constantemente por los deberes y los estudios de sus hijos. Me voy a casa que el niño tiene mañana examen. Siempre decía que a mí no me preguntaban en casa si tenía deberes o no, cuándo tenía examen, y sabía que mi deber, mi trabajo era ése, y lo hacía sin que nadie me lo mandara.

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Mi padre, que trabajaba como profesor de matemáticas en el cole donde mis hermanos y yo estudiábamos, nunca, nunca se sentó a explicarme las mates. Si alguna vez le pregunté por algo que no entendía (las matemáticas siempre se me dieron fatal) me decía que le preguntara a mi profesor en clase, que tenía que venir a casa con ello entendido, y no me podía quedar con la duda de cómo se hacía pensando que me lo iba a resolver mi padre.

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Así que ahí estaba yo, diciendo a quien me quisiera oír que los niños deben estudiar solos, que una cosa es preocuparse por sus estudios y otra vivir esclavizado por ellos.

JA.

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Con mi hijo mayor me he preocupado, le he tomado los temas, me he levantado pronto con él a estudiar, me he quedado sin ir de puente a ningún sitio (cuando aún había puentes) porque el niño tenía exámenes... Pero, aún así, me mantenía en mis trece de no sentarme con él, de ir y venir a su habitación (en realidad he pasado los últimos años en el pasillo, yendo y viniendo) pero no estudiar con él.

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Ahora que mi peque empieza tercero, lo he visto tan chungo que he puesto una silla de estudio al lado de la suya, he decidido dejar cualquier cosa que pudiera ocurrírseme hacer, como ir al gimnasio, no sé, limpiar la casa, recoger la ropa, planchar... y paso las tardes sentada a su lado. No he visto otra forma de hacerlo.

Así que, si eres madre, o padre, puede tengas tan claro lo que vas a hacer y lo que no. Pero luego la vida te sorprende.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Babies

Este fin de semana he tenido más tiempo y he visto este documental.



Le tenía muchas ganas desde hace mucho tiempo, creo que años. Y por fin llegó el momento en que me dejan sola, la casa para mí, un rato para disfrutar de la compañía de estos bebés.




Los bebés son bebés, más allá de las costumbres y modos de cada lugar, y precisamente en el primer año de vida es cuando más se parecen unos a otros, pero aún así, cada uno ya nace con su personalidad, con una forma de ser que le diferencia de los demás.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Marisol Spoon

Últimamente, con el inicio del curso, no tengo mucho tiempo para leer. Estamos decidiendo los libros para este curso y estoy bastante liada. Pero sí encuentro tiempo para buscar ilustraciones y pinturas bonitas por internet.


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Su página, por si os gusta y queréis más.

jueves, 19 de septiembre de 2013

¿Gafas o lentillas?

Hace unas semanas os planteaba mi dilema con las gafas.

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Y hoy, por fin, os contaré la solución.

Fui a varios sitios a mirar ofertas de gafas, y a ver si me aconsejaban las lentillas o no.

Finalmente, me decidí a comprarme unas gafas de sol y otras de ver, las dos graduadas, y a probar unas lentillas.

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Quedé en la óptica para que me pusieran las lentillas, me enseñaran cómo se hacía, las probara durante unas horas y luego volver a quitármelas.

Os aseguro que fueron unas horas muy largas.

Desde el primer momento me sentí mal con las lentillas. Me sentía muy incómoda.

Las gafas me las pongo y me las quito cien veces al día, y en verano apenas las uso, más que las de sol un rato, para conducir hasta la piscina y poco más.

Estaba deseando quitarme las lentillas, así que cuando abrieron la óptica por la tarde, allí estaba yo esperando. Me las quitaron, di las gracias y le dije que, de momento, ni loca me pongo lentillas.

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Ya está, hecha la prueba. Y creo que las lentillas no son para mí... Con lo que me gustan las gafas...

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Primer día

Ayer fue el primer día del curso.

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Mi primer día de clase, de presentaciones, con mis nuevos alumnos, con las caras que van a formar parte de mi día a día durante los próximos meses.

En este trabajo, en mi trabajo, no trabajas realmente codo a codo con compañeros, como en otros lugares. Un profe pasa sus horas con los alumnos y, aunque se coordine, se organice, y no sé cuántas cosas más con sus compañeros profes, un profe trabaja solo. Así que los próximos nueve meses dependen mucho de cómo te sientas con ellos.

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Mis chicos de este año, los de mi tutoría, son veintidós chavalitos que tienen muy buena pinta. Entre ellos, cuatro repiten de mi tutoría del curso pasado.

Hoy conoceré al resto de mis clases, otros dos terceros y un segundo de la ESO, es decir, chicos de catorce y quince años.

Y creo que todo va a ir genial... ¿demasiado positiva? A lo mejor sí, pero ya habrá tiempo de desilusionarse...¿no?


martes, 17 de septiembre de 2013

Coderas

¿Se llevan las coderas?

Yo creo que tiene razón Anita: se lleva lo que te pongas, el asunto está en cómo lo combinas. Pero vayamos al tema: coderas.

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Me encantan. No de ahora, de siempre. Mi amor por las coderas es proporcional a mi odio por las rodilleras.

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No solo en jerseys; en abrigos, camisas, chaquetas, camisetas...

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Para niños y grandes.

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Con un poco de fieltro o tela, creo que voy a tener un DIY estupendo para estos días...

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lunes, 16 de septiembre de 2013

Fomento de la lectura

En todos los centros educativos existe, porque así lo manda la ley, un Plan de Fomento de la lectura.

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Muchas veces no es más que un mero trámite, un plan que hay que hacer, que incluye cuatro actividades que siempre se han hecho en el colegio o instituto, un escritor que viene a dar una conferencia, los actos del día del libro...

Otras veces, en otros lugares, es un plan meditado a conciencia en el que participa toda la comunidad educativa (aquí me he pasado, toda la comunidad educativa no participa en nada, son siempre los mismos, unos cuantos voluntarios). Éste es el caso de mi instituto, en el que ya os he dicho varias veces que estoy muy contenta, porque trabajo con gente muy participativa.

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Recibí a finales de agosto un guasap de mi directora.

te damos el plan de fomento de la lectura?

vale.

ok.


No hizo falta nada más.

No se trata de ningún cargo, ni tampoco de un trabajo que vaya a matarme, aunque sí supone más trabajo, y más aquí, con tropecientas actividades desde todos los departamentos, y que además no sólo se programan, sino que se llevan a cabo.

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Cuando saludé a mi dire, me dijo: el año pasado ya hiciste todo el trabajo, este año solamente te damos el cargo que ya tenías...

No es del todo cierto, pero no va desencaminado... llevé mis concursos literarios, mis vídeos de fomento de la lectura, mis actividades en clase, la participación de mis alumnos en la radio... Así que... este año seguiré en la misma línea, pero coordinando las actividades de los demás también.

Esto de fomentar la lectura sabéis que me encanta, así que empiezo el curso con ilusión.

domingo, 15 de septiembre de 2013

El finde

Quería un fin de semana de relax antes de comenzar el curso.

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No es que este verano no me haya relajado, que sí, y mucho, pero era el momento de un baño relajante, una peli, momento sofá, libro, niños por ahí, en el parque, a ser posible con su padre, tranquilidad...

Pues no, ni mucho menos.

Viernes tarde: cumpleaños.

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Si está invitado el mayor, se le lleva y se le recoge, pero esta vez no; estaban invitados los dos, y además con regalito: piscina.

Prepara bañadores, ropa para cambiarse, chaquetas, vete a un lugar en el que luego no puedes salir en toda la tarde porque alrededor está la nada más absoluta y por no volver a coger el coche... Así que tarde de madres y padres. Hasta más de las diez de la noche. Y al llegar duchas de los dos, recoger toallas y bañadores...


Sábado: levántate pronto y prepara comida porque hay fiesta de despedida de la temporada de piscina con amigos. Haz tortilla, filetes empanados y un par de bizcochos, estudia con el pequeño, que trae tal cantidad de deberes que parece que estuviera opositando a notario, dúchate y prepárate.

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Mañana de hinchables y juegos infantiles.

Comida con amigos.

Tarde de hinchables y juegos infantiles.

Cena con amigos.

Cine de verano para los niños.

Bingo. En mi vida había jugado al bingo, y mi chico tampoco (lo sé, no tenemos mucho mundo...) y uno de esos bingos donde todos son conocidos, donde no te juegas nada, donde los piques entre las pandillas de amigos por ver a quien le toca, donde le toca siempre al mismo... fue muy divertido.

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Prepara la tienda de campaña y el saco (yo en mi vida he dispuesto de semejantes artefactos, me los han prestado) para que el mayor se quede a dormir fuera, en el césped de la piscina precisamente, como colofón de la fiesta. Y verle sentado por allí, en plan fuego de campamento, con un grupillo de chicos y chicas... ¡¡ay madre mía lo que me espera!!

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Domingo: Hoy el día será semejante al de ayer... La misma operación que el sábado. Juegos infantiles, hinchables, recoge la tienda, niños y más niños...

Vale, lo miras y dices, qué finde más divertido. Sí, pero no era lo que me pedía el cuerpo.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Exámenes de septiembre

Antes de empezar el nuevo curso, hay que terminar el anterior.

La vuelta al trabajo siempre es para mí, y para mis compañeros, el día en que tenemos que ver de nuevo a nuestros alumnos ( a algunos de ellos al menos) en los exámenes de septiembre.

Vía.

Normalmente no vienen todos los que deberían.

Algunos saben que no van a aprobar el curso y se han resignado a repetir.

Otros  se olvidan de que tienen exámenes en septiembre (os sorprendería saber la cantidad de ellos que se olvidan).

En otros casos, por ejemplo, sus padres deciden que valen más un par de semanas en la playa o de vacaciones en el pueblo con los abuelos que fastidiarse y traer a sus hijos a hacer los exámenes que podrían salvarles el curso (también os sorprendería cuántos dicen que estaban de vacaciones y no pudieron venir...)

Vía.


De los míos, el lunes vinieron la mitad, doce en total.

Bien, de esos doce, sólo tres traían en sus manos el cuaderno de vacaciones que les mandé, con una nota en la que ponía que era OBLIGATORIO traerlo el día del examen.

La noche anterior, mi chico, que fue muy mal estudiante en sus tiempos, me decía, venga mujer, apruébalos a todos.

- Mira, le dije, el que me traiga el cuadernillo de vacaciones y me rellene algo en el examen, está aprobado.

Las posibilidades de repente se habían reducido a tres personas.

No me hubiera importado en absoluto aprobar a alguno de los que no traía el libro de vacaciones siempre que hiciera un examen decente.

La mitad de ellos pusieron su nombre, miraron el examen por encima y se largaron.

Me quedaban seis.

A los diez minutos, uno de ellos dijo:

- Profe, si este texto me suena...

- Pero hijo... si es el mismo examen que el de junio...

Ninguno se había dado cuenta.



A la media hora me quedaba un alumno sentado en su sitio. Todos los demás estaban entregados y prácticamente corregidos.

A los tres cuartos de hora, tenía todos los exámenes corregidos, puestas las notas y volvía camino de mi casa.

De los tres alumnos con el libro de vacaciones entregado, dos no hicieron nada en el examen, poco más de un cero, el otro sacó un cuatro, con el cuadernillo se convirtió en un cinco.

Resultados: un alumno aprobado en septiembre.

Llego a la piscina por la tarde y la pandilla me pregunta: a ver, profe, ¿cuántos?

- Uno.

- Pero qué dura eres.

- Cómo te pasas.

- Pobres chavales.

Ya no di más explicaciones.