En marzo

Empezamos el mes con el peque recién operado y un puente de mucho estudio, continuamos con exámenes y notas, y con un viaje del mayor a París. Seguimos con el inicio del tercer trimestre y con un agotamiento que no es ni medio normal, o tal vez sí.

Puedo decir, siendo optimista, que este mes ha sido mejor que los anteriores, que no ha estado del todo mal, a pesar del cansancio y de las pocas ganas de trabajar que me aquejan.

Vamos a mi resumen del mes:

En la mesilla, los auriculares para escuchar podcasts por la noche, algo que ya os he contado que me ayuda a paliar el insomnio, y que cada vez me gusta más.

En la cómoda, ropa para donar. He hecho limpieza de armario en mi dormitorio, y he sacado algunas prendas que ya no puedo aprovechar. Estoy intentando cambiar el pensamiento consumista por uno más sostenible para mi economía y para el medio ambiente. Intento reciclar lo que puedo y no he comprado ropa desde Navidad (solo me compré un pantalón). Tengo que pensar muy bien lo que necesito y luego buscar algo que se amolde totalmente a lo que quiero. Eso lleva tiempo, así que se acabaron las compras rápidas y sin pensar, al menos de momento.

En el sofá, algunas series. Os he hablado de The marvelous Mrs. Maisel y también acabo de terminar Dirty John. Y tengo un par de ellas (o veinte o treinta) más en espera.

En la nevera, sigo con bastante organización, creo que aún más de la que me propuse en enero. Sigo con mis menús semanales, con mis listas de la compra inversa, con el aprovechamiento de sobras... Y los chicos están ayudando mucho en esta nueva etapa.

En la caja de galletas, nada de nada. A pesar de que son fechas de dulces típicos de Carnaval y de Semana Santa, no he picado con casi nada, sobre todo porque no me ha apetecido. Hice torrijas a principios de mes, pero eso ha sido todo: ni galletas, ni dulces de ningún tipo han entrado en casa.

En la ducha, mucha prisa todos los días.

En los labios, últimamente, nada.

En la cabeza, este mes muchas cosas. Mi madre y su operación de cataratas, el viaje de estudios de mi chico grande, las notas de mis hijos, las notas de mis alumnos, el trabajo...

En la pared, el enorme mural que preparamos en el instituto para el Día de la Mujer.

En la calle, calor, buen tiempo o como lo queráis llamar. Asusta que, viviendo en el norte, sea marzo y algunos días ni siquiera se encienda la calefacción en casa, que estemos pasando calor para dormir, que nos estemos planteando quitar los edredones y pasarnos a algo más fino... Nos estamos cargando el lugar en el que vivimos, y aunque me gusta que no haga frío, me da mucha pena.

En la mochila, poca cosa. No he ido a ningún sitio, aparte del pueblo, del que he renegado los últimos veinte años pero al que ahora me apetece ir cada vez más, sobre todo si vienen mis sobrinos.

En todas partes, ganas de vacaciones.