viernes, 30 de septiembre de 2016

Sucedió en septiembre

Septiembre ha sido un mes raro.



Normalmente, como a finales de agosto el tiempo empieza a cambiar, nos vamos preparando para volver al trabajo, el cole... Pero este año he estado con los pies a remojo en la piscina hasta el día 11, y eso porque nos la cerraron, que si no habríamos aguantado al menos una semanita más.

Ha sido un mes de empezar a organizarnos en casa, con todas las materias, extraescolares, libros de texto, cuadernos y material escolar...

Ha sido el mes del cansancio, de volver a las rutinas, de dormir regular...

Pero hemos hecho algunas cosas.

Por ejemplo, he vuelto a las series y a las películas.

He visto The get down con mi hijo mayor.



He revisionado la primera temporada de American Horror Story también con mi chico grande.



He vuelto a ver toda la saga Crepúsculo con el pequeño, que es fan.



He visto un par de series documentales, las dos de cocina: Cooked y Chef's table.




He vuelto a ver películas:

Bridget Jones' baby.
Más allá de la vida.
El truco final.

He leído bastante poco.



La mensajera de los sueños imposibles.
La muerte del padre.

Pero, sobre todo, he trabajado un montón, y he conocido a mis nuevos alumnos, que tienen buena pinta, la verdad.

Ah, y he terminado de redecorar el salón. Así que no se me ha dado del todo mal el mes.



jueves, 29 de septiembre de 2016

Chef's Table

En estos días he visto este documental de cuatro capítulos sobre importantes chefs franceses y cómo ha sido su trayectoria personal y profesional.




La segunda temporada trata sobre chefs de distintos lugares: uno italiano que me cayó muy bien, por la pasión que le envolvía, una americano que me cayó gordo, con muy mala leche y demás, y que no me parecía un gran chef, sino un poco flipadillo, ... En fin, un poco de todo.

He estado entretenida con esto hasta que empezó de lleno en curso y ya no me ha dado tiempo a más.
Os pongo un poquito de la temporada francesa.


miércoles, 28 de septiembre de 2016

La Geografía

Estoy estudiando geografía.



Sí, como lo oís, porque yo la de España la domino, más o menos, al menos lo más elemental, y la de Europa puede que también, pero pídeme que te diga países de África y ya la fastidié. Y la geografía de Asia o de Oceanía me tiene absolutamente perdida. Así que mi hijo mayor me está enseñando geografía. Y por las tardes dedica un rato, con toda su santa paciencia, a explicarme países y accidentes geográficos y a disipar mis dudas.



Esto se debe, como habréis podido imaginar, a que tengo que impartir una parte de Geografía a mis alumnos de este curso, y quiero hacerlo bien.



Los alumnos a los que doy clase tienen en su temario en segundo una parte de Historia y en tercero una parte de Geografía. La de Historia no me preocupa, me gusta y me manejo más o menos. Es historia medieval y moderna, no me presenta problemas, así de momento, para un nivel de segundo de la ESO.



Pero la Geografía es algo que nunca me ha gustado demasiado y que además tengo bastante olvidado. Así que estos días he estado refrescando un poco mis escasos conocimientos, porque hemos empezado con paralelos y meridianos, coordenadas geográficas, el relieve... Y en breve empezaremos con los climas.



No pretendo nada más que adquieran unos conocimientos básicos, y que sepan hacer cuatro cosas prácticas, como localizar un punto en el mapa a partir de unas coordenadas o realizar un climograma y saber decir de qué tipo de clima se trata.

Más o menos lo que les pido también en lengua, que aprendan algo, pero en esta parte de la materia me resulta más difícil porque no la domino tanto.



En fin, que no sea por buena voluntad, y también por la ayuda que me están prestando mis compañeros del departamento de Geografía e historia, que es mucha, y la agradezco un montón.

martes, 27 de septiembre de 2016

La mensajera de los sueños imposibles

Hace ya unos días que terminé este libro pero no sabía cómo hablar de él.



Título: La mensajera de los sueños imposibles.
Autora: Nieves García Bautista.
Editorial: Suma de letras.

Y es que se trata de un libro que tenía todas las papeletas para gustarme, pero no me ha gustado nada. Y aún no tengo muy claro exactamente por qué ha sido. Porque la historia, a priori, es interesante. Una joven francesa vive en Madrid repartiendo cartas y mensajes pero esconde un secreto que se nos irá desvelando a lo largo de la novela.

Lo que me ha pasado con este libro me pasa en raras ocasiones, y me da mucha rabia cuando lo hace: no me lo he creído. En ningún momento me he creído a los personajes, a ninguno de ellos, por inverosímiles, ni la historia que nos cuentan, que también es extraña, y que no me ha llegado porque en ningún momento he conseguido entrar en ella.

La parte que más me ha gustado es la historia de la protagonista, Marie, su juventud en un pueblo de Francia. Pero tampoco he conseguido creérmela, porque pensaba todo el tiempo que ya había madurado, que había pasado algo de tiempo y tendría, no sé, unos veinticinco años, y no, resulta que tenía quince, o diecisiete, pero piensa y actúa como si tuviera más. No está muy claro el paso del tiempo y tiene, para mi gusto, algunas incongruencias que me hacen salirme de la trama una y otra vez.

La historia carece de credibilidad por todos los lados. No me ha parecido verosímil la caracterización de ninguno de los personajes, ni los principales, ni sus amigos de Madrid; ni siquiera me ha gustado la historia de amor que tiene detrás. Ni el final.

El caso es que, como veis, no la he disfrutado demasiado... ¿se nota? Pero, siendo positivos, la autora consigue que sigas leyendo, porque es una lectura sencilla, sin grandes pretensiones. No se hace pesada y se lee fácil.

Esta vez no la recomiendo, aunque he leído muy buenas críticas de esta novela, que llegó a mis manos gracias a Edición anticipada.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Sin libros de texto

Estos días estoy trabajando un montón de horas.

No me gusta quejarme, pero tengo mucho que preparar y me paso la mañana en clase y las tardes enteras, hasta bien entrada la noche, preparando las clases.

Esto es lo normal en cada septiembre, preparación de clases. Pero el trabajo que tengo este año es muchísimo mayor porque tengo una asignatura nueva para mí y porque no les he pedido a mis alumnos libro de texto, por lo que estoy preparando todas las unidades, el material fotocopiable, los proyectos..., todo.



Y me está resultando bastante duro, pero también gratificante, porque es la primera vez que tengo libertad absoluta para programar y hacer con una materia lo que yo quiero. Y sería bastante incongruente que ahora les pidiera un libro de texto (que, por cierto, de esta materia son en general un horror) y me ciñera a lo que en él pone.

¿Cómo trabajar todas tus horas sin libro de texto? Pues currándotelo bastante ahora al principio, pero, una vez preparado, puede servirme de base para los años venideros, por tanto el trabajo no será para tanto.

He cogido el currículo de la dichosa LOMCE y, simplemente tomándolo como base, estoy preparando mis temas y mis clases.



Y me he dado cuenta de algo (ya sabéis que soy muy inocente y me caigo de la higuera con bastante dificultad), me he dado cuenta de que las editoriales nos han vendido los nuevos libros sin haberse leído la ley, o pensando que los profesores queremos seguir enseñando lo mismo aunque los contenidos hayan cambiado por ley. Creo que esto último es lo más probable, que las editoriales hagan los libros que creen que los profesores queremos.

El caso es que siempre me he quejado de que en Lengua acabamos explicando lo mismo año tras años, que qué rollo y tal, y ahora que nos han cambiado los contenidos, los libros NUEVOS traen prácticamente lo mismo que traían antes. ¿En qué son nuevos? En precio y en que los padres no puedan reutilizar los de los hermanos y tengan que comprarlos.



No sé, igual que el debate de los deberes está abierto, también lo está el de los libros de texto. ¿Son útiles? Sí, por supuesto. ¿Deberíamos quitarlos todos? No lo creo. ¿Deberíamos ceñirnos a un libro de texto durante todo el curso? Tampoco lo creo.

Hay dos cosas que no me parecen bien. La primera es que se pida un libro de texto, que en secundaria cuestan entre treinta y cuarenta euros, y luego no se utilice todo lo que se pueda. Porque el gasto inicial es importante. Y la segunda es que nos hayamos acomodado a los libros de texto como si no se pudiera salir de ahí, porque es más cómodo, porque viene todo más explicado a los alumnos, porque nos facilitan la tarea.



Cuando yo hice BUP y COU, hace ya una eternidad, tuve muy pocos libros de texto, y cuando digo muy pocos me refiero a tal vez cinco o seis en los cuatro años de instituto. Nunca usé mochila y llevaba mi carpeta y uno o dos libros en la mano cada día para ir a clase. Y como yo casi todos mis compañeros. Desde entonces las cosas han cambiado mucho, y creo que con la LOGSE y la incorporación a los institutos de alumnos más pequeños, se perdió el norte con respecto a los libros de texto.

Debemos ir encontrando el camino, y no creo que los libros de texto sean de por sí malos, pero no son imprescindibles.




domingo, 25 de septiembre de 2016

Un domingo de otoño

Hoy es el primer domingo del otoño.



Un otoño que, de momento, se presenta plenamente otoñal, como a mí me gusta.



Hace sol y una temperatura estupenda, pero por las tardes hace falta una cazadora y se te quedan los pies fríos.



La luz es esa maravillosa luz de septiembre, tan especial...

Y... ¿qué voy a hacer en este domingo?

Pues quedarme en casa trabajando.

Tengo muchas cosas pendientes, me he levantado un poco pronto y ya llevo un rato en el ordenador, poniendo claras las ideas y terminando al menos lo de las próximas dos semanas, para ir un poquito más desahogada de aquí en adelante.



Y esta tarde viene mi cuñada a tomar un café, porque cambiamos y renovamos el salón y quiere verlo. Así que en breve meteré un bizcocho en el horno, algo que también me encanta del otoño: hornear, lo que sea y como sea.


Se me ocurren cientos de planes mejores, pero hoy no voy a moverme mucho de estas cuatro paredes. Y no me quejo, porque quedarme en casa suele ser un plan de domingo muy apetecible.

sábado, 24 de septiembre de 2016

Un nuevo curso

Esta ha sido mi primera semana completa con alumnos y quería decir por aquí cómo me siento.

dibujo original de Sarah See Andersen


Me siento desfallecida.

Estoy muy muy cansada, porque me he pasado los últimos cinco días trabajando toda la mañana en clase y preparando clases toda la tarde y a veces hasta bien entrada la noche.

Agustina Guerrero


Este curso sé que va a ser así, que tengo una materia diferente y me tengo que preparar las clases, pero de entrada está siendo duro.

En cuanto a mis alumnos, de momento están a la expectativa. Ellos tranquilos y yo también.  Mis dos clases más pequeñas, con las que paso más horas, ya se están soltando más. Tienen el nivel de lectoescritura muy bajo pero era lo que esperaba, así que de momento nada fuera de lo normal.

El grupo de segundo de la ESO tiene tres o cuatro elementos subversivos pero que aún no se han pronunciado. Solo se les ve venir, poco a poco, en la cara que ponen y en la actitud postural. Ya os contaré.

La Ché.


Y ahora voy a seguir preparando clases. Y en un rato me voy a la plaza a por fruta y verdura.

viernes, 23 de septiembre de 2016

El desapego

Siepre he sido de esas personas que lo guarda todo, no tira nada, y tiene cosas, ropa, y de todo, de hace mil años.

Mis amigos se ríen porque todos los años me pongo un bikini que me compró mi entonces novio cuando tenía 18 años. Sigue estando bien, la goma un poquito desgastada, pero me encanta y todos los años, aunque sea una o dos veces, me lo pongo.



Peeeeero, en los últimos tiempos estoy cultivando, y cada vez más, el desapego. No sé si es la fiebre Marie Kondo que se ha apoderado de mí o qué es, pero cada vez guardo menos, y retiro más: ropa, libros, cosas en general.

Creo que estoy en una etapa que, porque tengo una familia y ellos tienen también cientos de cosas que yo no puedo tirar, si no, acabaría con un colchón en el suelo y un par de cosas para mí imprescindibles. Bueno, un par de ellas no, pero sí muchísimas menos de las que tengo.



Cuando he limpiado y reformado el salón, he sacado bolsas y bolsas de cosas que en su momento me parecieron buena idea pero que no quiero en mi casa, porque no me sirven para nada y tampoco me aportan nada. Entre ellas, y sé lo que vais a pensar, he retirado más de cincuenta libros, que metí en cajas y llevé al instituto para la biblioteca.

La mayoría de la gente no se deshace de sus libros, y los guarda como tesoros, pero yo he quitado del medio libros que no me gustaron, que no pienso volver a leer y que no me interesa tener en casa, además de los repetidos, sí, los repetidos, que eran un montón considerable.



Total que mis estanterías siguen estando llenas, porque mi chico no me dejó retirar las enciclopedias, que ocupan un montón y que pensé también en donar a la biblioteca. Pero si nadie las consulta ya...

En fin, que me siento mejor con menos cosas, y que no he corrido a comprar otras para remplazar las que tenía, ni los adornos, ni nada...



Lo mismo me pasó este invierno cuando reestructuré mi armario y retiré un montón de ropa que no me ponía. No he echado de menos absolutamente nada, y mi armario no diré que sigue igual de ordenado, porque yo soy muy desordenada, pero está bastante decente, y en él ha entrado ropa nueva, pero no tanta como para llenarlo.


jueves, 22 de septiembre de 2016

La mujer de la libreta roja

Muchas veces no recuerdo quién me recomendó determinada obra o dónde la vi. Pero esta vez sí, porque hace muy poco que vi esta entrada de Lo en las nubes en la que hablaba de libros recomendados por los libreros. Los apunté todos y uno de los que más me llamó la atención fue este, que leí en una tarde en casa de mi madre a finales de agosto.



Título: La mujer de la libreta roja.
Autor: Antoine Laurain.
Editorial: Salamandra.

Me ha encantado la historia, delicada, tierna, muy cortita. El protagonista, Laurent, es un librero de cuarenta y pico años que un día se encuentra un bolso de mujer encima de un cubo de basura y decide buscar a su dueña. A partir de ahí, tenemos una historia con muchas referencias literarias, amable y divertida que se lee en un suspiro y deja ganas de más.

Tengo apuntado a su autor, al que no conocía de nada, para repetir con él en algún momento.


miércoles, 21 de septiembre de 2016

Algunos cambios importantes

En las últimas semanas han cambiado muchas cosas en mi vida. No han sido cambios drásticos, pero han sido cambios que tengo muy en cuenta.

1. Mi salón y entrada de casa. Pinté, cambié el color (de amarillo clarito a violeta bastante subido de tono), limpié, cambié algunos cuadros... compramos televisor nuevo y por último hace unos días nos llegaron los sofás, así que parece un salón completamente nuevo.



2. Nuevo instituto, nueva carretera (bastante más corta que la anterior, claro) y nuevos compañeros. Cambiar el lugar de trabajo supone un cambio importante. Lo iré notando con el tiempo. Lo que ahora más noto, es la carretera. Hoy cuando llegaba a casa, me di cuenta de que había hecho 120 kilómetros, entre ir y volver. Para algunos serán muchos, pero es que hasta ahora hacía 100 solo de ida (en realidad eran 96 pero redondeemos) y la carretera me parece estos días insignificante.



3. Nueva materia. Mi materia a partir de ahora se llama ámbito sociolingüístico, y se imparte en un programa llamado Programa para la mejora del aprendizaje y el rendimiento. Está destinado a alumnos con dificultades para obtener el título de secundaria y que pueden hacerlo con un poco de ayuda, teniendo menos materias, o las mismas pero agrupadas en ámbitos. Un profesor está con ellos más horas de las habituales, con lo que se trabaja más y eso suele conducir a una mejora del rendimiento. Así que esto se traduce en que tengo menos alumnos y pasaré más horas con ellos, aparte de que tengo que impartir Geografía e Historia, algo que me tengo que ir preparando porque no lo domino como la parte de Lengua.



4. Un nuevo curso de mis hijos, un curso en el que ambos terminan una etapa. Para el pequeño será el final de la primaria, algo que estamos deseando, creo que yo más que él. Y el mayor terminará la ESO, si todo va bien. Espero que también este año consiga centrarse, porque el curso pasado fue bastante duro.



5. El cambio de la escuela de música por el conservatorio, y el horario. No sé cómo nos vamos a apañar, porque mi niño es muy lento con los deberes y tiene muchísimos, así que, a la espera de que salgan los horarios, estamos haciendo cábalas sobre cómo encajaremos las siete horas de música que va a tener, entre unas cosas y otras, a la semana.


¿Qué tal está siendo vuestro septiembre? ¿Muchos cambios?

martes, 20 de septiembre de 2016

He visto 6

Una de películas que he visto en los últimos tiempos.

Lo cierto es que estoy dedicando más tiempo a las series y a los documentales últimamente, y no veo tantas películas como quisiera, pero estas son las que he visto hace poco.




Título: Al encuentro de Mr. Banks.
Director: John Lee Hancock.

La vimos un día que la pusieron en la televisión. Estábamos de visita en casa de mi madre y, como no tiene wifi, todos nos entretuvimos en esto. Tenía las expectativas muy bajas cuando empezó y luego cada vez me fue gustando más.




Título: Bridget Jones 3.
Directora:  Sharon Maguire.


Fui con un par de amigas el día que la estrenaron. Leí hace mil años los dos libros y vi las películas, pero ahora no me llamaba mucho la atención retomar la historia y al personaje. Sin embargo, lo pasé muy bien porque nos reímos mucho. Supongo que si hubiera ido sola sería mucho más crítica con la película.




Título: Begin Again.
Director: John Carney.

La había visto recomendada varias veces, por la película y por la banda sonora, y además es del mismo director que Once, que vi no hace tanto, pero no encontraba momento de sentarme a verla. Y al final llegó, y me gustó mucho.




Título: Origen.
Director: Christopher Nolan.

Esta la vi el sábado pasado por la tarde. Y me pareció una excelente película, pero un pelín complicada, tanto que me perdí varias veces, pero a lo mejor es que no estaba muy concentrada.

Y eso es todo de momento. ¿Alguna recomendación?

lunes, 19 de septiembre de 2016

Cooked

En un par de días me he visto esta serie documental sobre cocina. Ya sabéis que la cocina es una de mis grandes aficiones, y que me gusta todo lo relacionado con ella, así que esta serie me ha encantado.



Es una serie de cuatro capítulos dirigida por Michael Pollan, el autor de un bestseller que yo no conocía, con el mismo título que la serie.

Los capítulos se corresponden con los cuatro elementos.

Fuego: se empieza por ahí porque, como dice Pollan, cuando el hombre aprendió a cocinar, eso lo separó del resto de los animales. Las transformaciones que el fuego hace a la comida, los tipos de cocina con fuego, las tradiciones de pueblos ancestrales alrededor del fuego y la comida y, como es americano, las barbacoas, que no podían faltar.

Agua: los guisos, la comida a fuego lento, las mezclas de sabores, otra vez las tradiciones, y reflexiones sobre cómo se comía hace unos años y cómo se come ahora, por qué se cocina cada vez menos a la vez que tienen enorme éxito los programas de cocina.

Aire: el pan, los alimentos que se transforman tomando aire, y otra vez muchas reflexiones. Una de las que más me ha gustado era un estudioso que decía: come lo que quieras y en la cantidad que quieras. Come tarta de manzana para cenar, puedes comértela entera, y acompáñala de helado y galletas. Pero, eso sí, todo lo que comas tienes que haberlo hecho tú. La tarta de manzana, al completo, el helado y las galletas. Decía que cocinar requiere tiempo y esfuerzo, y que si lo hiciéramos, nuestros hábitos alimentarios serían diferentes.

Tierra: los fermentados de todo tipo. Aquí he aprendido algo que desconocía y que me ha alucinado. El cacao es un fermentado. Habla del chucrut y el kimchi y sus distintas variedades, de los quesos y distintos fermentados de todo tipo asociados a distintas sociedades y tradiciones.


domingo, 18 de septiembre de 2016

Domingos de verano 11

Se suponía que el domingo pasado me despedía del verano y sus domingos, pero no ha sido así.

Resulta que como despedida y colofón de todo un verano de excesos, hemos decidido hacer la última barbacoa de la temporada hoy, así que ahora mismo estoy pendiente de mis pinchitos de pollo (es mi especialidad en las barbacoas), y de mi tarta, que esta vez ha sido una tarta de queso japonesa, sí la archiconocida que yo nunca había hecho ni probado y que metí en el horno esta mañana muy pronto para que se enfríe hasta la hora de la comida.



Dentro de un rato volveremos a estar todos juntos, después de una semana de no vernos. Y es que la rutina tiene sus cosas buenas, pero durante el curso apenas veo a las personas con las que paso el verano, toalla con toalla, día tras día. Y eso que vivimos en la misma ciudad, y algunos en el mismo barrio.



A partir del lunes empieza el curso de verdad. Mañana ya veré las caras a los que van a ser mis alumnos y mi hijo mayor también empezará su curso. Todo esto, aderezado con alguna sorpresa de última hora que ya os contaré, porque llevamos un año...



En fin, que dentro de un ratito, nos vamos con nuestros pimientos fritos, la tarta y los pinchos de pollo a hacer compañía a las costillas, chorizos, panceta y demás cositas light. Para despedirnos.

sábado, 17 de septiembre de 2016

De novelas gráficas y similares

Hace años leí mi primera novela gráfica, Blankets, de Craig Thompson. Me encantó y me dije que era un género en el que tenía que profundizar. Pero no lo hice.




Ahora, mucho tiempo después, me ha ido apeteciendo cada vez más leer novelas de este tipo. Y últimamente he ido leyendo y comprando cada vez más de este tipo de literatura, para mí bastante desconocida.

En los últimos meses he leído:

Black paradox.



El jardín de las palabras.



En la vida real.



Ghost world.



Tante Wussi.



Marilyn tenía once dedos en los pies.



Y tengo un par de obras más en mis pendientes.

¿Qué os parece? ¿Habéis leído alguna?