Las cosas que más nos preocupan, las más íntimas, las que están presentes día a día en nuestos pensamientos, ésas son las más difíciles de abordar. Por eso me cuesta bastante hablar de mi hijo pequeño. La realidad es que hablo de él todo el día, y con todo el mundo. Pero no en serio. Siempre estoy contando anécdotas que lo tienen como protagonista. Aquí ya os hablé de su problemilla con la comida. Y hoy os voy a contar algo más de él.
Es un niño muy especial, diferente a todos. En ocasiones brillante y siempre bastante complicado.
Para entender la mente de la persona con la que tengo que lidiar a diario, os voy a contar una anécdota.
No es reciente. Esto sucedió el curso pasado por estas fechas, pero todo el mundo me la recuerda a menudo. Os pongo en antecedentes.
Mi niño estudia música desde que tenía tres años. Bueno, estudiar..., estudiar..., lo que se dice estudiar, desde el curso pasado, en que empezaron en serio con ritmos y partituras.
Tiene la suerte de que a su clase de música, en la Escuela de Música de mi ciudad, van cuatro compañeros de su clase de cole. Y yo tengo la suerte de que tres de esos compañeros son niñas.
No será nada nuevo para vosotros, sobre todo si tenéis hijos, si os digo que normalmente las niñas se enteran de mucho más que los niños, y cuentan muchas más cosas en casa. Así qué yo de vez en cuando pregunto como quien no quiere la cosa y me voy enterando de cosas que para mi hijo no existen, o no importan, o...
Uno de esos días, una de ellas me dice:
- Hoy nos dieron la nota del control.
Nota...control...Me pillaba totalmente por sorpresa.
Cojo al niño, y allí, en la sala de padres, donde esperamos a que los niños entren y salgan a sus clases, se acercan padres, madres y niños a ver qué pasa. La tensión se palpa en el ambiente.
- Oye, cariño, ¿tú has hecho algún control?
- ¿Yooooooooo? Nooooo.
Veo que esa palabra no le suena.Tengo que empezar por otro lado.
- ¿No te ha dado la profe una ficha para rellenarla y dársela?
- Aaaaah, sí. Un control, sí, sí...creo que sí...
Vale (vamos por buen camino). Mientras él sigue con sus inseparables piezas de Lego montando y desmontando mientras le hablo.
- Y...¿hoy no os ha dado un control?
- Mmmm, sssií, hoy.
- Y...¿los controles no tenían nota?
- Nooooo. El mío no tenía ninguna nota.
- Sí, hijo, sí tenía nota.
En este punto los niños de su clase hablan todos a la vez: ¡¡¡que sí, que sí, que tenían las notas!!!
Mi hijo les mira, confundido.
- ¡¡Que no, mamá!! Vamos a ver, ¿como iban a tener notas si no tenían pentagrama?
Sí, esos son los razonamientos de mi hijo.
Pero esto no acabó aquí. Ataco por otro lado.
- Mira, no, no son notas de música.
En ese momento ya estoy un poco desesperada y alrededor algunos se reían de la ocurrencia (otros tardaron un buen rato en entenderla, no penséis)
- Son otra clase de notas. ¿No ponía notable, o sobresaliente, o bien...o (mirada desesperada) insuficiente?
Noto que se le agota la paciencia. Falta poco para que me diga algo muy habitual en él. Déjame ya. Es que me estás molestando, no tengo ganas de hablar más, que ya he hablado bastante.
- ¿Y un número, no ponía un número?
- Aaaah, sí, me tocó un número.
Le tocó un número. Vale, vamos a ello.
- ¿Y qué número te tocó, cariño?
Me mira como sí estuviera loca.
- ¿Como voy a acordarme del número que me tocó?
- Es que el número que te tocó es tu nota, y te tienes que acordar.
Se mesa la barbilla con los dedos, pone cara de concentración absoluta, piensa durante unos segundos y...
- Pues...no sé... Creo... Creo que me tocó... Un once.
Mira mejor despistado q resabido,ole por él!!
ResponderEliminarDespistado por todas partes...
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jajajajaja me ha hecho muchisima gracia... que ricura... aunque entiendo tu desesperacion XD
ResponderEliminarAlgunas veces es para reír y otras para llorar.
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¡¡¡Creo que tienes un pequeño genio musical entre manos!!! Piensa en términos de música, ¡¡¡ya verás, cuando estrene la primera ópera!!! ;).
ResponderEliminarEs un pequeño genio, raro, extravagante, distinto, despistado...
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Pues.... te vas a reír pero... esta manera de razonar y de estar en el mismo mundo que todos, pero en uno muy distinto... ¡¡me recuerda mucho a mi marido!! Yo no veo nada de malo en todo esto, de hecho me parece estupendo que haya niños y después adultos, que vean el mundo desde otra cara del prisma, aunque entiendo que a veces eso agobia mucho a los de alrededor, porque teniendo lo mismo delante, ves cosas muy distintas... Mientras no haya problemas de conducta y adaptación, yo le compraría muchos legos, procuraría empaparme de lo que pasa en su entorno sin forzarle a que él lo cuente, y no me preocuparía en exceso...
ResponderEliminarMi marido siempre cuenta que, cuando de pequeño le llevaron a un logopeda, no entendía nada de lo que le decía "esa señora", pero tenía muchas ganas de ir porque había un montón de juguetes, y cuando su madre decidió sacarle porque no progresaba nada, la logopeda le dijo que, por lo menos, había arreglado todos los juguetes rotos del centro en esos meses... Hoy es doctor en ingeniería industrial, aunque las monjas de su colegio le dijeron a su madre que tendría muchos problemas para sacar BUP, que mejor le llevase a FP...
Yo conozco a algunos como tu marido, de los que sus profes les daban por imposibles... Lo que pasa esque este sí tiene problemas de conducta y socialización...
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Bueno tía otro con el once, mi hija el año pasado también me dijo lo del once, dice mamá creo que he sacado un once¡ (... te entiendo, te quedas con ganas de te metería once galletas, pero como ha sido tan grande lo que has dicho pues... contaré once, respiraré once veces... y... que más da... ven anda que te abrazo y ya tu me abrazas y...) y también el año pasado me dice mi hija, tengo un 18 mamá¡¡¡ y yo un 18???? (y estaba pensando como decirla que se dejara de tonterias cuando me dice) tengo en el primer examen un 10 y en el segundo un 8, asique tengo ya un 18. Y allí me quedé yo con los ojos entrecerrados y el bigote torcido...
ResponderEliminarBueno admitelo... tu lechuga es muy grande, riegala para que siga creciendo.
Mi le higa crece ha ja donde le da la gana!!!eso sí, yo sigo regando y regando, ya sabes.
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Mi lechuga, mi lechuga, que el chisme escribe lo que le da la gana...
EliminarMi hijo nunca me ha explicado cosas de la escuela, siempre he tenido que ir interrogando con paciencia . A pesar de ello, desde bien pequeño se escaqueaba de lo que no le apetecía hablar.
ResponderEliminar¿Cuántos años tiene?
Mi hijo mayor no contaba, ni cuenta, nada del colé, pero éste además olvida lo que quiere y no presta importancia a las cosas que para los demás sí la tienen.
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Ahhh, me olvidaba, tiene seis, casi siete.
EliminarSimplemente las normas convencionales no van con él, por lo que se ve. Eso no es malo, simplemente tendrá que encontrar su camino, porque está un poco más escondido que el de otras personas (por así decirlo). Él enriquece tu vida ¿eh?.
ResponderEliminarBsitoss
Las normas no van con él. Eso me preocupa porque vivimos en sociedad y hay ciertas cosas que es imposible no acatar. Por lo demás, es muy cierto que él ha llenado mi vida. A veces está llena a punto de desbordarse...
EliminarBesos.
Tienes un sabio despistado...
ResponderEliminar...ya lo ha dicho él..es de 11...
él enfoca su vida en lo que realmente le interesa...con el tiempo aprenderá a ver las otras cosas que ahora no le parecen importantes...ya lo verás,Ro...
Besos!!!
Si lo sé, y me río mucho con él, pero luego me saca de mis casillas. Él tiene sus propias teorías sobre la vida, sobbre lo que interesa y lo que no. Y las defiende caiga quien caiga. Y con esta edad no se puede ser tan inflexible, tan maniático. Me tiene un poquito desquiciada. En fin... Gracias, como siempre.
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me ha hecho mucha gracias, que majo un 11.
ResponderEliminarTe dire que yo nunca he estudiado en mi vida, solo leia, si no lo entendia, lo leia dos veces, o tres hasta que lo entendiene, soy toda logica, si lo entiendo se me queda para siempre,
Leia hasta que consideraba que con lo que habia aprendido seguro que sacaba un cinco. Y asi era, no me molestaba mas, al final la nota veia que daba igual.
El resultado es que las monjas les dijeron a mis aitas que era una vaga, que n ome molestaba y entonces me ponian 4,95, lo odiaba.
Mi hermana sacaba 9 y 10, ella si que estudiaba. y con 12 años, en una reunion con las monjas, me dijeron, mira tu hermana que inteligente es.
yo toda seria les dije, "no, mi hermana es constante, inteligente soy yo, que apruebo y juego, ella solo estudia"
jeje
mi aita blanco jijijiji
y por cierto, tengo estudios superiores y postgrado jeje
EliminarMira, yo era la trabajadora en casa y mis hermanos no tocaban los libros y aprobaban. Yo fui más constante. Pero no me preocupan sus estudios ahora mismo (bueno, sí, pero está en segundo de primaria). Me preocupa que no es capaz de adaptarse al sistema, a los demás, a las normas, que desafía toda autoridad. No sé si eso tendrá mucho arreglo.
EliminarBesos. Ah, y quiero que me toque a mí, ¿eh?
jeje es que te ha tocado jajajajajaja
Eliminar(yo tambien desafiaba toda autoridad, sobre todo cuando era impuesta y no razonada, pero es que de niños no entiendo .. lo siento)
Ains!!!jajaja, que bueno, madre mía,un once, va por libre!!y es muy paisano, no??muy de no me agobies e ir a su aire, supongo que irá encauzando no??bueeno, los sabios y artistas es lo que tienen...están un poco empanaos...te lo digo porque yo soy exactamente igual!!
ResponderEliminarbesines
Efectivamente, es muy paisano. Yo no lo habría dicho mejor, pero sólo un asturiano o un leonés entiende bien lo que es ser un paisanín.
EliminarMi niño tiene una empanada mental del tamaño de Australia, por lo menos. NO sé, quizá algún día saque provecho de ella, pero de momento no le está yendo demasiado bien. Choca con el sistema de una manera brutal.
Besos.
Tienes una manera excelente de contar las cosas. Queda claro que te preocupa mucho tu hijo, pero al mismo tiempo se ve que tienes mucha perspectiva de las cosas, paciencia y sabiduría. Enhorabuena. No es fácil.
ResponderEliminarImagino que lo has llevado a que lo vea un psicólogo infantil o pediatra, no? Me gustaría conocer tu opinión sobre estos profesionales, tengo algún caso cercano del que, como a ti, también me cuesta hablar. Un abrazo.
Hola.
EliminarSí, tendré que contar un día mis experiencias con psicólogos infantiles, porque es así, en plural. Ya llevamos dos. Me cuesta hablar de los problemas de mi peque pero eso no los hace desaparecer...
Besos. Gracias por leer y comentar.
Qué lindo tu niño!
ResponderEliminarGracias, Nati.
ResponderEliminarBesos.