Hemos estado unos días en la playa.
Yaaaa, ya sé lo que os dije sobre la playa y sobre la arena. Y lo mantengo. Pero tengo tres chicos en casa enamorados del mar y la playa, a los que no les importa rebozarse en la arena y meterse en el agua una y otra vez.
Mientras media España se asfixiaba de calor, nosotros hemos estado a unos 20 o 22 graditos. Temperatura ideal. Finalmente hemos podido ir a la playa solo un par de días ( ¡¡¡Bieeeeeeen!!!) porque ha estado nublado. Hemos aprovechado para ver sitios. Y es que nunca me canso de ver lugares por el norte.
Castro Urdiales. Ya habíamos visitado este pueblo marinero en numerosas ocasiones, pero me resulta tan bonito... que siempre termino volviendo.
En Castro pasamos una mañana, paseando por las calles, entrando en las tiendas (tengo predilección por las fruterías, las tiendas de alimentación de cualquier parte, y siempre me llevo queso, una verdura que no suelo ver en mi ciudad, o, en este caso, sobaos y quesada, para la dieta)
Otra tarde que tampoco estaba la cosa como para ir a la playa, nos fuimos a Santander.
Santander es una ciudad preciosa. No me canso de recorrerla.
Esta vez nos dedicamos principalmente a la Magdalena.
Fue un rato estupendo recorriendo la península, bajo los árboles, viendo el palacio, y visitando también su minizoo de animales marinos.
Aunque la mayor parte del tiempo la pasamos en el pueblito donde vamos, verano tras verano, desde hace ya ¡¡17 años!! Una de nuestras primeras escapadas de novios fue aquí, y luego hemos venido solos, con un niño y con los dos, siempre al mismo hotel.
Se trata de un sitio no especialmente bonito, si lo comparamos con cualquier pueblo de Cantabria: San Vicente, Comillas, Suances, Castro, Santoña...pero no tiene una afluencia de gente excesiva, la mayoría son surfistas y hippies con autocaravanas y furgonetas. Y también familias con niños. La playa es bastante grande, y se puede pasear sin aglomeraciones. El sitio me lo guardo para que no vayáis todos en masa y se acabe el chollo.
- Mamaaaaaá, mamaaaaaá.
- Qué, hijo, qué.
- ¡Esto es todo de color verde!
Y luego decimos que no presta atención...
Yo tampoco me canso de recorrerlo, es todo precioso, toda la cornisa cantábrica. Visitar pueblecitos de la costa es una maravilla, sobre todo fuera de la temporada alta. Y seguir hacia Francia también es una preciosidad... A veces no valoramos debidamente lo que tenemos, y nos vamos a miles de kilómetros sin conocer lo de casa... pero bueno, hay tiempo para todo.
ResponderEliminarPues sí, Merlucy. Tengo la suerte de estar muy cerca de Galicia, Cantabria y Pais Vasco, y a tiro de piedra de Asturias. Y es una verdadera suerte.
ResponderEliminarBesos.
jeje, y yo quejándome de que pa que quiero tanto verde, que quiero sol, que me da igual el verde!!!porque todo el mundo te contesta lo mismo: si no lloviera no estaría el Norte tan guapo, y yo otra vez lo mismo: "que me da igual el paisaje, yo quiero sol"...me he tirado todo el verano así...jeje. Pero sí que reconozco que es bonito de ver!!!
ResponderEliminarsaludinos!!
por cierto, tengo muchas ganas de leer el libro del "abuelo que saltó por la ventana". ¿Qué tal está hasta ahora?
Lo empecé anoche, Marlén. Tiene buena pinta. Ya te diré.
ResponderEliminarBesos.
En el norte se está mas fresquito, pero ofrece un montón de posibilidades. Y las playas aunque no inviten mucho al baño, desde luego es un espectáculo ver el Cantábrico. Saludos.
ResponderEliminarSi es que... como el norte nada :P esto es otro mundo :)
ResponderEliminarYa te digo, Vanessa, a mí no hay que convencerme...
ResponderEliminarBesos.
Yo si alguna vez me toca la loteria me compro un casoncio en Comillas.
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