Cansada

Ha sido una semana complicada. Normalmente me encargo de los deberes, las comidas o cenas, las duchas... y mi chico de llevarles y traerles. Pero esta semana él ha estado de viaje, y justo he tenido un montón de cosas que hacer, la lavadora estropeada y varias citas médicas pendientes.

El lunes tuve que cancelar una consulta porque venía el técnico de la lavadora, y acompañé a mi hijo mayor al dermatólogo, y a hacer unos recados. Al llegar, tenía que dejar todo preparado para el día siguiente porque los martes madrugo mucho y cuando me voy de casa ellos aún están en la cama.

El martes teníamos música y dentista. Uno salía de música justo a la hora en la que el otro tenía el dentista. Así que tuve que hacer malabares para estar en dos sitios a la vez y estudiamos un examen en el coche, esperando. Al llegar a casa, con el mayor empapado hasta los huesos y el peque sin terminar los deberes, comidas del día siguiente.

El miércoles me tocaba a mí el dentista y el torturador. El peque se empeñó en venir conmigo. Justo, ya sabéis, el día que más prisa tienes, se pone a preparar su mochila y se viene conmigo a todo. Llegamos a casa a las nueve, y aún me quedaban muchas cosas por hacer.

Ayer por fin volvió el padre de las criaturas, y pude acudir a mi cita en la peluquería, que me coincidía con la música del peque y ya me veía llevándole con el tinte puesto.

Y hoy estoy tan cansada que me quedaría en la cama. No tengo nada de ganas de ir a trabajar. Y es algo que me pasa pocas veces pero cuando me pasa es que mis ganas son absolutamente nulas.

Uffffffff.