El día se presentaba completito.
Primero, visita al Tesoro de Atreo, la tumba de Agamenón. Un lugar que nos resultó mágico, diferente a otros muchos que ya habíamos visto e íbamos a ver.
Por su antigüedad, por sus dimensiones, más como visitar una pirámide que un palacio.
Además, fuimos pertrechados con linternas y todos bajamos en fila a la cisterna, accesible por escaleras excavadas en la roca.
Primero, la maravillosa Puerta de los leones.
Esos muros de más de tres metros de espesor.
Luego, los lugares sagrados, las ruinas del palacio, las tumbas de la familia y de "los malos" de la familia. Nos encantaron las explicaciones, los líos familiares, las disputas internas que explican esto o lo otro.
Por la tarde, llegada a Olimpia, lugar donde íbamos a pasar la noche.
Esa tarde vimos el museo de la excavación, y dejamos para el día siguiente la visita al complejo olímpico.
Qué pasada. Me llegan los dientes al subsuelo! XD
ResponderEliminarEs una auténtica pasada. Y lo mejor de todo, aunque muchos no lo lleguen a valorar, nuestros chicos de 16, 17 años, han estado allí!!!!
EliminarBesos.
Olimpiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarSí, mi niña, con todas las letras. Aún no he asimilado todas las cosas que hemos visto, pero sí sé que este viaje ha dejado huella.
EliminarBesos.