Desde que empezó el año, en casa hemos estado en perpetuo estado de reforma.
Lo cierto es que no hemos hecho obras, ni las reformas han sido drásticas, pero sí nos han afectado en muchas cosas.
Primero, cambiamos un mueble de nuestra habitación.
Teníamos unas estanterías, que habíamos heredado al amueblar la habitación del peque, y que estaban siempre llenas de cosas, no solamente de adornos o cosas bonitas, sino de papeles, libros, lo que no me apetece guardar ahora y lo dejo aquí para luego...
Además de quitar las estanterías, hemos pintado una de las paredes. Sí, en casa pintamos así, por trozos. Tenemos paredes grises y otras blancas. Esta vez añadimos una blanca a la colección.
El cambio ha supuesto más luz y orden en nuestro dormitorio, así que estamos encantados.
Ésta es la cómoda que hemos puesto.
Como aquí se aprovecha todo, una de las estanterías que teníamos en el dormitorio, ha ido a parar al baño, que también está más ordenado y con mayor sensación de limpieza.
Y en estos días le hemos cambiado el dormitorio al mayor.
Tenía una cama de este tipo.
Y un buen día, con su metro setenta y pico de altura, y los kilos de peso correspondientes, se le ocurrió ponerse de pie en ella, saltar, y caer sobre el larguero.
Resultado: la cama pasó a mejor vida y nos quedamos con la de abajo. Pero es pequeña, y baja, y el niño estaba incómodo, además de necesitar una cama supletoria.
Llevábamos así desde que empezó el curso, y en enero ya por fin le encargamos una cama nueva. Unas cosas llevan a otras y terminamos poniendo también la mesa y la estantería.
Aprovechamos a pintar el dormitorio y a ponerle un estor nuevo.
El que tenía era infantil de loneta, de Ágata Ruiz de la Prada, con sus corazones de colores. Muy alegre pero poco adecuado para un chico adolescente.
Mi madre le hizo, aprovechando el mecanismo del anterior, uno nuevo de lino crudo.
También el pequeño estrena cortinas.
Así que hemos estado muy muy liados en las últimas semanas.
Con eso, y las evaluaciones de los dos últimos días, ahora mismo no sé si voy o vengo, pero estoy feliz, porque se van terminando proyectos que tenía empezados.
Te entiendo.
ResponderEliminarYo también ando estos días haciendo cosas en las habitaciones de los niños.
Ánimo.
Bss
Por partes.
ResponderEliminar¿Un metro setenta y pico? ¡Eso no es un hijo, es un tallo! Vamos, que si no calculo mal la edad que tiene es muy alto, ¿no? Lo que no me explico es como al chiquillo le dió para ponerse de pie encima de la cama y saltar sin chocar contra el techo...
Las limpiezas y ordenaciones me encantan. Será que mi mente caótica lo necesita, eso dicen, pero lo de quitar cosas de en medio, ver armarios, paredes, habitaciones ordenadas, ¡éxtasis total!
Y por último, y precisamente por eso más importante, ¿tienes a tu madre libre? Que mi pobre hijo va a cumplir 11 años y lleva(ba), porque ahora mismo no hay, con el mismo estor desde que nació (de ositos, que no me ha matao por amor de hijo); y la niña, desde que en verano le pintamos la pared (si, una solo, como tú), pues también está sin nada. En fin, ¿era yo la que hablaba antes de orden?
Va a hacer trece en verano, y ahora mismo creciendo por días. Calculo que mide como yo, uno setenta y tres, más o menos ahora, y creciendo. No sé, crece a lo tonto, en un año doce centímetros y ahora aún más.
EliminarLo de las limpiezas no creas que me gusta mucho. Y si volviera a empezar no sé si pondría cosas de ositos a mis hijos, porque luego son adolescentes y tienen cuadros de osos y del patito feo en las paredes... En fin.
Besos.
Qué bien sientan esos cambios, ¿verdad? A nosotros aún nos quedan algunos retoques en la habitación del peque, pero nos lo tomamos con calma.
ResponderEliminarAbrazo!
a mí me encanta la colección hemmes de Ikea, yo quería esa cómoda pero no cabía en mi dormitorio y me compré la sencilla de tres cajones y me va de perlas!!! Es muy espaciosa y me encanta como queda. Ahora quiero cambiar los muebles del comedor y también compraré la gama hemmes! es mi favorita
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