Gente tóxica

Ya os expliqué una vez la teoría: existen compañeros de trabajo, compañeros que además llegan a ser amigos, y existen unos entes llamados coincidentes laborales, que ni son compañeros ni, por supuesto, amigos.

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Os voy a hablar hoy de uno de esos coincidentes laborales, que lleva haciéndonos a todos la vida más interesante desde el inicio de curso.

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Primero tuve un encontronazo con ella (porque es una coincidente laboral), la segunda semana de curso. Y os puedo decir que es muy muy difícil discutir conmigo, que prefiero perder de mis derechos con tal de no llevarme un sofocón. Entramos en una especie de discusión al teléfono en el que yo le decía: no, mujer, no me estás entendiendo, es que si no llevas tú a esta compañera, yo tendría que madrugar una hora más para llevarla, y total, a ti te cabe en el coche, porque solo vais dos. Su respuesta era invariablemente: NO. Pero, mujer, es que creo que no lo entiendes, si vive en el mismo barrio que tú, si no te cuesta nada. NO. Pero... NO.

Me pasé dos días disgustada, y se acercó a mí en el pasillo del instituto a explicarme su posición.

- Mira, en mi vida he discutido con nadie y no voy a hacerlo ahora contigo, porque veo que no nos vamos a entender.

Allí la dejé, con ganas de bronca.

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Y por entonces, como nadie me conocía aún en el centro, creo que su versión de los hechos tuvo más credibilidad que la mía, como si me estuviera escaqueando de algo que fuera mi deber, o algo así...

Pero como el tiempo pone a todos en su lugar, pasada ya la mitad del curso, todo el mundo ha discutido ya con esta mujer (menos yo) y todo el mundo huye de ella como de la peste, de manera que nadie quiere llevarla ni traerla, ni viajar en su coche.

Así que los coches, los viajes, se han ido reajustando para no coincidir con ella, y las personas más buenas, las que más aguante tienen, las mejores personas de todos los compañeros que viajamos juntos, tienen cada día que aguantar sus comentarios sangrantes y muchas más cosas, cada vez más viajes, cada vez más tiempo.

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La semana pasada, como las cosas nunca vienen solas, el conflicto estalló por todos los flancos (ya digo que menos el mío, que desde el principio me negué a discutir con ella y llevamos una hermosa relación de "buenos días" y "hasta luego")

Me pregunto cómo puede ser que una sola persona, en un grupo de muchas, tenga el poder de cambiar el ambiente, de hacerlo a veces irrespirable, de generar tensiones una detrás de otra.

Y en que, aunque a veces queramos negarlo, hay gente tóxica  y no se hable más.

Y para que veáis que soy paciente, tranquila y practico el yoga y la relajación, os traigo unas imágenes muy zen, para desintoxicar.