Hace un tiempo os hablé un poco de mi opinión sobre el
tuenti, red social más utilizada por mis alumnos. Hoy voy a contaros cómo llegué a tener una cuenta en el tuenti y para qué la utilizo.
Hace ya unos cuantos años, por el mes de mayo, fui de excursión con mis alumnos. Ellos, ingenuos, poco conocedores de mis escasas dotes para la fotografía, me confiaron sus fotos, sus móviles, sus cámaras. Me pasé el día haciendo fotos a diestro y siniestro.
Pocos días después era mi cumple, y mis alumnos me hicieron una fiesta sorpresa de cumpleaños en clase. Decoraron la clase con globos, compraron refrescos y patatas fritas, vasos y platos de papel y llevaron música. No me pillaron desprevenida, ya que llevaba ya años en esto y es algo que no me ha fallado ningún curso, lo de la fiesta sorpresa. Y es que hablo por los codos, y siempre hay alguno que me pilla con la guardia bajada y me viene con eso de cuándo es tu cumpleaños, y los tíos van y lo apuntan, donde sea, en su memoria, no sé, y...
Bueno, pues como digo no me pillaron desprevenida y llevé la cámara de fotos para el evento. Hice también cientos de fotos.
- ¿Cómo nos las pasas, profe?
- Te traemos un pincho...
-¿Tienes tuenti?
Aquí el angelito que preguntó lo del tuenti, no sé si en su absoluta inocencia de mi edad, no muy cercana ya de los tuenti, me dio una idea.
- Sí, las subo al tuenti.
Así que esa tarde me hice una cuenta de tuenti, y esa misma noche tenía 65 amigos-alumnnos agregados.
Desde entonces, nunca he ofrecido mi amistad a nadie en el tuenti. No creo que eso estuviera bien, porque entramos dentro de unos límites difusos. Son mis alumnos, son menores... Ellos son los que, cuando encuentran por ahí a su profe de lengua, me piden amistad, y yo accedo siempre y cuando sean mis alumnos, aquellos a los que doy clase.
Mi cuenta de tuenti podría decir que es de uso profesional, la comparto con alumnos y compañeros profesores, y me ha servido de mucho. Más de lo que podáis pensar. Entro en ella cada noche, unos minutos, miro qué se cuece por ahí, mis mensajes, ... y poco más.
Y ahora os preguntaréis para qué me ha servido, aparte de cotillear, cosa que no me interesa demasiado de mis alumnos.
Ha habido casos de alumnos con los que se metían sus compañeros que no se atrevían a acercarse a sus profesores y han visto una puerta abierta escribiéndome un mensaje al tuenti contándome la situación.
Otros me han escrito denunciando situaciones que viven algunos de sus compañeros.
Otros me cuentan algunos de sus problemas familiares.
He parado peleas antes de que sucedieran, y evitado enfrentamientos hablando con alumnos a los que notaba calentitos en sus mensajes de tuenti.
Sé que no soy psicólogo, pero los que ya me conocéis un poco sabéis que no puedo dejar de implicarme. Y me gusta que un alumno me diga: mira profe, no os enteráis de nada, pero en clase le están haciendo la vida imposible a Fulanito. Luego, disimuladamente, investigas, te fijas, y puedes actuar.
Cuando los padres de mis alumnos vienen a las reuniones, les digo: tengo vigilado el tuenti de tu hijo, si veo algún problema con él, alguna imagen que no me gusta, te lo digo. Y así lo he hecho más de una vez. Nunca he tenido problemas ni con padres ni con alumnos. Espero no tenerlos en el futuro.
Porque tengo claro que mis alumnos no son mis amiguitos, son mis alumnos, yo soy la profesora, la adulta. En ocasiones han subido fotos de profesores, hechas en clase. Les he dicho: borra eso antes de que alguien se entere y tengas problemas, y ellos lo han entendido. Otras veces, muchas, han sido sus propias fotos, poco apropiadas. También fotos de compañeros, subidas para reírse de ellos. Siempre que les he llamado la atención han respondido bien, lo han entendido y no me han borrado de su tuenti por eso.
Creo que es mejor compartir y entender que prohibir sin más. Toda herramienta puede ser buena, dependiendo del uso que le demos. Y es cierto que el tuenti está creando muchos problemas y malentendidos entre los adolescentes: que tú me dijiste, que yo creía, que tú le dijiste a mi novio y cosas por el estilo... Pero tenemos que convivir con ello, enseñarles a los chavales a usarlo, y normalizarlo.
Eso sí, también creo que a veces estamos llegando a extremos increíbles con el tema de los móviles y su uso indiscriminado.
Para otro día, os cuento alguna anécdota del tuenti...