Hoy he tenido un día horrible en el trabajo. El mes de mayo en la enseñanza suele ser muy cuesta arriba, en cuanto empieza el calor, las hormonas se alteran, todo, absolutamente todo, se revoluciona, los chavales se portan mal, se acusa el cansancio por el largo curso, los profesores tenemos menos paciencia...
Pero, a pesar del día horrible, ha habido un rato, sólo un ratito, en que nos hemos reído mucho.
Como hacía bastante calor, las ventanas de la clase estaban abiertas, y se formó algo de corriente, así que cerré la puerta (he cogido la costumbre, salvo que haya jaleo por el pasillo, de dar la clase con la puerta abierta, será una manía, pero creo que se está mejor).
Como hacía bastante calor, las ventanas de la clase estaban abiertas, y se formó algo de corriente, así que cerré la puerta (he cogido la costumbre, salvo que haya jaleo por el pasillo, de dar la clase con la puerta abierta, será una manía, pero creo que se está mejor).
Al poco rato, llaman. Salgo a abrir y no hay nadie.
- Bueno, les digo, habré oído mal.
- A mí también me pareció que llamaban.
- Y a mí.
Al poco rato, llaman de nuevo. Salgo y no hay nadie.
- Ya está bien -les digo.
Alguna vez han hecho la broma de llamar con los nudillos por debajo de la mesa y parece que llaman a la puerta.
- No somos nosotros, profe.
Y les creí.
Llaman de nuevo. Enn ese momento me dí cuenta de que la corriente de aire golpeaba de vez en cuando la puerta cerrada lo suficientemente fuerte como para que pareciera que llamaban.
Salgo a abrir, me asomo, y me doy la vuelta con cara de susto.
Cierro y no digo nada.
- ¿quién era, profe?
- ¿quién era?
- ¿quién era?
Pongo voz de peli de terror y les suelto:
- Era el fantasma del niño aquél que murió en este instituto.
Caras de incredulidad, pero también de susto.
-Bueno...-les digo, sin cambiar el tono- en realidad, ...el niño no murió, sino que...LO MATÉ YO porque no dejaba de incordiarme, como vosotros.
Carcajada nerviosa de los chavales, que, aún ahora a final de curso, muchas veces no me ven venir.
- ¿A que no sabéis dónde se sentaba?
Uno vio por donde iba.
- En el sitio de Andrés, en el sitio de Andrés.
Todos miraron al suelo. Y Andrés se levanta como si le hubieran puesto un cohete en el culo.
Y es que debajo del sitio de Andrés, hay desde siempre, o al menos desde que yo llegué al instituto, una enorme mancha de pintura roja.
Lovecraft. |
Eres una artista!!!! ja,ja.
ResponderEliminarGracias, Belén, a veces me paso un poco de frenada...
ResponderEliminarBesos.
¡Jajajajaja! Buenísimo...
ResponderEliminarTe lo has debido de pasar pipa haciendo sufrir al pobre Andrés.
¡Besitos!
milowcost●
Jajaja debes de ser tremenda dando clase!!! ;P
ResponderEliminarCarmen, Anita, es cierto que a veces lo pasamos bien, o se intenta, pero la mayor parte del tiempo es muuuuuy aburrido, como todos los trabajos ¿no?
ResponderEliminarBesos.
Ja,ja,ja,ja...es que haces bien hay que ponerle al mal tiempo buena cara...o lo que es lo mismo..echarle humor al asunto...
ResponderEliminarHay que llevar las cosas lo mejor que se pueda, Blogosferia, si un día nos faltan las ganas de hacer cosas, entonces...mal vamos.
ResponderEliminarjajajaja que bueno!! buen humor es lo que hace falta!!
ResponderEliminarRo!!tienes un premio en mi blog. Pásate por él para recogerlo!!enhorabuena!!
ResponderEliminarAy, Marlén!!!! No sabes la ilusión que me hace. Que llevo muy poquito en esto del mundo bloguil y ya me han nominado en una cadena de frases y me han dado un premio.
ResponderEliminarLo he visto en tu blog antes que tu comentario, y es que estoy siempre deseando que actualices, porque me encanta todo lo que cuentas.
Gracias.