Cómo empieza el año

Me gusta ser optimista,  ya lo sabéis, y eso a pesar de mi tendencia a dramatizar por cualquier cosa. Me gusta pensar que todo va a ir bien, porque si no lo tendría muy difícil conmigo misma, porque soy persona de pensamientos anticipatorios todo el tiempo.

Pues bien,  el trimestre y el año no han empezado del todo bien en muchos aspectos.

Primero, nos llamaron para hacer un curso la primera semana de clase. No sé a qué mente pensante se le ocurriría que nos apetecería meternos en un aula toooooda la tarde después de pasar toda la mañana trabajando justo los primeros días después de vacaciones. Y no sé cómo a mí se me ocurrió apuntarme. ¿El nueve de enero? Muy bien. Como cuando te apuntas quedan meses, no ves la que se te viene encima.

Así que tengo dos sesiones más de curso de toda la tarde que estoy deseando realizar (nótese la ironía). Esta tarde precisamente es una de ellas.

Después, me han venido un montón de gastos, algunos previstos y otros no, que me han dejado temblando. Yo que pensaba que con la extra iba a poder hacer mil cosas, incluso ir a las rebajas de enero, y resulta que no, que este año tampoco.

Otra cosa. Mis chicos han empezado el trimestre despistados, sin ganas, guerreros... y yo con poca paciencia... Hemos tenido ya un incidente, el primero del año, es cierto, pero ha habido una de esas broncas apoteósicas que duran una hora entera y que te dejan exhausta.

Y por si fuera poco, no sé si el frío de este fin de semana o si será la gripe, el caso es que me duele la garganta y la cabeza y solo tengo ganas de quedarme en la cama.

Así que, si lo miramos por el lado positivo, creo que las cosas solo pueden mejorar, ¿no?... ¿verdad que sí?