lunes, 19 de noviembre de 2018

La alfombra

Yo tenía una alfombra negra... (leer con el tono de en Memorias de África, cuando dice: Yo tenía una granja en África, a los pies de las colinas...)



La alfombra era de Ikea, nada del otro mundo, ni muy cara ni especialmente buena, pero la dichosa alfombra ha sobrevivido durante todos los años que tiene mi casa, que son los años que tiene mi hijo mayor, diecisiete ya, y estaba en buen estado.

Hasta que hace un año la chica que limpia en casa empezó a decir que no había forma de limpiar la puñetera alfombra, negra, con los pelos de los gatos, blancos. Y que si era posible que la cambiáramos.



Dos veces hemos intentado buscar una alfombra que nos gustara tanto como la que teníamos, y no había forma. Una de esas veces hemos ido a Ikea específicamente a buscar la alfombra (y no hay ninguno en mi ciudad). Pero es cierto que los pelos de los gatos (que tienen la manía de pasarse las tardes tumbados en la alfombra, dejando en ella todos los pelos que pueden, como si quisieran que nos deshiciéramos de una vez de ella) cada vez eran más difíciles de arrancar de la alfombra. Así que el otro día me decidí a quitarla.

La enrollé y la saqué a la terraza. Y luego empezaron las quejas de todos. Que dónde está la alfombra, que si con lo bonita que es, que si yo sin alfombra no lo veo, que mejor que la deje donde estaba... me han dado mucha guerra todos, con una pena terrible porque me deshiciera de la dichosa alfombra. Incluso los gatos han estado maullando alrededor de donde estaba la alfombra a ratos los primeros días. Pero me he mantenido impasible a sus quejas.



De momento no tenemos alfombra, aunque más pronto que tarde la reemplazaremos por otra. Y a mí también me da pena. Eso que no soy muy fan del apego a las cosas. Pero es que desde entonces, hace ya dos o tres semanas, entro en el salón y parece que me falta algo. Me siento a ver una película y no estoy tan cómoda como siempre, miro alrededor y sigo sintiendo como que no estoy cómoda. Y ayer cuando llegué a casa me encontré a mi hijo mayor tumbado en el sofá viendo la tele y lo primero que me dijo fue:

- Mamá, ¿no está raro el salón sin la alfombra?

Y me pregunto por qué a veces tenemos algo que no es que sea lo mejor del mundo, ni que pensemos que nos encanta, nos es muy útil o no podemos vivir sin ello, pero si lo sacamos de nuestra vida, parece que nos falta algo.


12 comentarios:

  1. Yo hasta que no encuentro sustituto no hago los cambios. Yo pondría de nuevo la alfombra y cambiaría de aspirador. Y eso que no soporto los pelos de animales....

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  2. La parte positiva ahora mismo es que la vida es más facil sin alfombra, pero al ser una "costumbre" tenerla, se hace muy raro lo contrario...se verá un poco vacío tu salón pero justo cuando te estes acostumbrando a verlo desnudo encontrarás otra que te gustará infinitamente más y que llenará tu casa de alegria.
    Hay miles de alfombras, y cada una tiene su momento y lugar....con gatos mejor una clara y llena de luz. Te quiero.

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  3. No hay nada como quitar un elemento de un sitio familiar para sentir que falta algo...

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  4. Pues mira, yo te doy un consejo: aprovecha y te compras una roomba china (xiaomi). Tiene la ventaja de que es mucho más barata, se suben a las alfombras (mira la altura, pero lo hacen con casi todas), y "mapean" la casa. A mis manos llegó una roomba "oficial" pero muy básica que no mapea, y no sabes cómo lo echo de menos. Pero la de pelos que recoge, eso no lo sabe nadie. Mira en algún sitio a ver si la puedes probar, y si no te convence devolverla. Que yo sepa, en GearBest, es donde mejor las tienen (por internet), y seguro que con el dichoso Black Friday están rebajadas.

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    1. Jajaja. Si no tuviera quien me limpiase, lo haría. Hace tiempo que tendría ya un aparato de esos. Pero no entra en mis gastos ahora mismo. Porque tengo un aspirador bueno, muy bueno, que vale tanto como un aparato de esos, y me va bien, salvo cosas como esa alfombra y dos gatos.

      Besos.

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  5. Quizás el motivo para quitarla tiene menos peso que el motivo para dejarla y por eso os está costando acostumbraros. Si no os hace sentir mejor estar sin alfombra, ¿por qué sacarla de casa? Eso sí, si el prescindir de ella os facilita la vida y se hace por un beneficio mayor, ya os acostumbraréis tras pasar el "duelo" necesario.

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    1. No lo sé, la verdad, pero pienso que solo es una alfombra, y al fin y al cabo hemos ganado en limpieza y la pobre chica no tiene que pasarse media hora al día con el aspirador intentando volverla a su ser.

      BEsos.

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  6. Esto como todos los cambios, cuestan, sea una alfombra, un corte de pelo o una mudanza, pero creo que has hecho bien, que encuentras otra que te gusta? perfecto, que no? pues sin alfombra! Al estilo sevillano.
    Sara te recomienda el robot que os dije este finde, es genial

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    1. Ayer llegué a casa y me habían quitado la otra alfombra. Un no parar.

      Besos.

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  7. Un salón sin alfombra es como un jardín sin flores...otra cosa es que no encuentres ninguna que os guste.

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  8. hay alfombras que se meten a la lavadora, las has visto? igual te van mejor!

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