Ayer os hablaba de dos de mis alumnos. Hoy quería seguir con el tema, y así cerrar el trimestre. Así que me vais a perdonar, pero continúo con lo mismo.
En mi tutoría tengo un alumno tuvo un accidente hace un par de años. Le atropelló un coche y se salvó de milagro. Pero está sufriendo desde entonces secuelas. Lleva varias operaciones en las piernas y no ha podido volver a jugar al fútbol o a correr, algo que puede parecer poco importante después de estar al borde de la muerte pero que para él sí lo es. Ahora ha empezado con mareos y no viene a clase porque se siente inestable. Cree todo el tiempo que se va a desmayar. Estamos muy preocupados porque no ven nada físico evidente y creemos que está somatizando sus problemas. No sé, no sé nada de estas cosas, pero la última vez que le vimos fue a principios de febrero, llevaba en la primera evaluación todo aprobado y ahora todo suspenso. Lo académico va en segundo plano, por supuesto, pero me da muchísima pena que pierda el curso, además de todo lo que ya tiene.
Os hablaré también de mi alumno enchufado de este año y del pasado, un chico muy inquieto y despierto pero que en su casa han dado de lado desde hace muchos años. Su madre no quiso venir al centro el curso pasado ni este, ni siquiera cuando hice una reunión para llevarlos de excursión. Dice, al menos eso cuenta su hijo, que está harta de oír cosas malas del niño. No asiste a ninguna reunión ni coge el teléfono. El curso pasado el chaval se puso malo y día y tuvimos que llamar al padre al trabajo porque su madre no contesta si es el número del instituto. Sí, tal cual. El caso es que mi alumno tiene algunas dificultades, pero las principales son que nunca en su casa le han atendido. Es un claro caso de hiperactividad pero, por supuesto, no está diagnosticado. Tiene una imaginación desbordante y es plenamente creativo. Pero nada de esto se ha desarrollado ni en casa ni en la escuela, porque siempre ha sido el impulsivo, el que no se calla, el que habla a gritos, el chaval que se pasa las clases en el pasillo.
A veces te crispa los nervios. Y comprendo que su madre esté sobrepasada. Bueno, no lo comprendo. Porque lo que hace es mandarle a la calle nada más comer y que no vuelva hasta la hora de cenar y dormir, que en casa revuelve mucho y da guerra. Y el chico tiene carencias académicas graves. Por ejemplo, a principios del curso pasado todavía silabeaba al leer, y leía con dificultad y sin comprender nada. Eso ha mejorado a base de paciencia, suya y mía, porque el año pasado leyó todos y cada uno de los días en voz alta en clase y después me contaba lo que había leído. También escribe bastante mal y su ortografía es espantosa. Pero va mejorando y eso es gracias al cariño y los ánimos que le doy. El curso pasado la primera vez que le dije algo bueno se quedó impactado. Me dijo que nunca un profesor había dicho nada bueno de él. Y eso creo que nos lo teníamos que mirar. Todos.
Por supuesto que este chico, quizá el más gracioso y simpático que tengo, va en tándem con otro, también muy simpático, buen chico y que en su casa han dado también por perdido. En este caso creo que es menos grave que el de su amigo, pero quizá por un lado lo es más, porque este chico tiene unas capacidades bastante altas, y habría sido brillante si no estuviera tan abandonado.
Bueno, lo dejo. Ya sabéis el panorama con el que trabajo, porque todos mis alumnos tienen dificultades. Si no, no estarían en mis manos. Ahora bien, intento sacar de ellos todo lo que puedo, y por eso a veces estoy tan frustrada y por eso estoy siempre cansada; porque salgo de clase como si me hubiera estado peleando con ellos durante horas.
Qué mérito tienes; normal que salgas agotada. Ojalá hubiera más profes tan entregados como tú.
ResponderEliminar¡¡Mucho ánimo!! piensa que lo que tú estás sembrando en esos chicos seguro que no lo olvidan.
ResponderEliminarCuando te leo sobre estos temas tengo una mezcla de sentimientos que van entre la pena y el cabreo, así que entiendo tu frustración. Lo que no entiendo es a esas familas.
ResponderEliminarA mi lo que no deja de conmoverme el interés que muestras hacia tus alumnos. Haces un trabajo maravilloso, ojala todos tus colegas fueran como tu.
ResponderEliminarMadre mía Ro, vaya panorama. No me extraña que te agobies; y aun así sacas fuerzas no sé de dónde para intentar ayudarles como sea.
ResponderEliminarMenudo mérito tiene tener que trabajar con alumnos en estas circunstancias. Yo lamento que nadie se diera cuenta de que tenía problemas en casa cuando estaba en el colegio, pero es algo que ya pasó y que tendré que superar con ayuda de profesionales.
ResponderEliminarUn beso, guapa :)
Lo tuyo tiene mucho mérito y me consta que poco agradecido.Es muy fácil decirte desde aquí que no dacaiga ese ánimo pero de verdad que el mundo es una pizquita mejor por el granito que tú aportas.
ResponderEliminarEntiendo que un hijo pueda sobrepasarte puntualmente, pero este abandono familiar no solo tiene consecuencias académicas, debe dejarte un huequito en el alma uu
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