Creo que ayer fue mi día de suerte.
Y lo fue, aunque mi cansancio de hoy y mis pocas ganas de ir a trabajar me digan lo contrario.
Os cuento.
Ayer me tocaba llevar el coche al trabajo (nos turnamos entre los compañeros, que son 100 km), y llevaba a un par de pasajeros que no eran los habituales.
Llegando al destino, se me pinchó una rueda. Algo que no me había pasado nunca.
Primer golpe de suerte: pinchamos justo a la salida de la autopista, con lo que pude parar tranquilamente unos metros más adelante.
Segundo golpe de suerte: uno de mis pasajeros no habituales es mecánico de automóviles.
Solo diré que no me bajé del coche. Se pusieron los chalecos, pusieron los triángulos, y me inflaron la rueda para llegar hasta el instituto, que quedaba a un par de kilómetros, o menos.
Tercer golpe de suerte: creo que no os lo he contado nunca, pero mi centro tiene ciclos de formación profesional relacionados con el automóvil, es decir, tiene varios talleres mecánicos. Y cuando les dejas a los alumnos tocarte el coche, ellos están encantados. Así que verme llegar con la rueda pinchada fue una fiesta.
Allí les dejé el coche para que me cambiaran la rueda por la de repuesto y poder volver a casa a mediodía.
Así lo hicieron (o eso creía yo) y hasta ahí todo bien.
Pero... el inconveniente de la jornada es que alguno de ellos, o tal vez sus profesores, se pusieron creativos. No, que la rueda de repuesto es de esas pequeñas y el viaje es largo... mejor le ponemos una de las que hay por aquí, que sea más o menos de su medida...
Y cuando fui a coger el coche a la salida, tenía una rueda pinchada. Eso sí, no la mía, sino otra.
En fin, que dejé el coche allí y me vine a casa con compañeros.
Pero llega uno a casa, cuenta lo que ha pasado, y mi chico se pone pesado, y se empeña en que vayamos por la tarde a por el coche. Sumamos los doscientos kilómetros de la mañana a los doscientos de la tarde, un rato bajo la lluvia cambiando la rueda, el viaje de vuelta despacio por el tema de la rueda de repuesto, con los dos coches, uno detrás de otro... En fin. Cuando puse el pie en casa eran las nueve. Y me fui directa a la cama.
Finalmente tengo el coche en casa, hoy me cambiarán la rueda, y puedo ir a trabajar tranquila. Así que las cosas no salieron del todo mal ¿verdad?
Un día sobre ruedas...
ResponderEliminarBueno,ya pasó.
Besos.
Sí, y ya pasó.
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Pero... Y el seguro? Suelen cubrir esto. Te habrían llevado a ti a casa, y al coche también. O ellos te hubiesen cambiado la rueda. Y listo. Yo me he cansado solo de leerlo...
ResponderEliminarSí, mi seguro lo cubre, pero estábamos llegando a clase, a tiempo, y eso habría supuesto media hora, o más, de retraso. Así que fuimos hasta el insti...
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Pero... Y el seguro? Suelen cubrir esto. Te habrían llevado a ti a casa, y al coche también. O ellos te hubiesen cambiado la rueda. Y listo. Yo me he cansado solo de leerlo...
ResponderEliminarEstoy con Perri...a mi me la cambian los del seguro pero si en tu caso no es así, desde luego tuviste mucha suerte...a eso llamo yo " ver el vaso medio lleno".
ResponderEliminarSí, me lo cubre el seguro, pero estábamos tan cerca... es verdad que al llegar tenía que haber llamado al seguro, pero los tíos se ponen en plan: cómo no voy a poder arreglar esto yo... y la fastidiamos.
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Positividad ante todo!
ResponderEliminarEs lo que toca. Si no me animo yo...
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Y yo que pensaba que ayer fue mi día de suerte porque al ir a comprar el pan me encontré veinte céntimos tirados en la acera...XD
ResponderEliminarTu día fue completito, con una de cal y una de arena. Pero, seguro que, como eres positiva, estás pensando que mañana ya es viernes y por fin podrás descansar algo...
Besos
Sí, mañana ya es viernes. Y tenemos teatro con alumnos.
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Uff..pues noo...no fue mal..
ResponderEliminaraunque podría haber ido mejor...;)
Besos!
Bueno, creo que no me puedo quejar. Otros días voy sola...
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¡Pobre! A mí me ha pasado dos veces. La primera, tuve el valor de llegar hasta una gasolinera, y prácticamente le solté el coche al chico; cuál no sería mi cara de ¿¿¿¿¿¿¿qué hago???????? que bajo una lluvia horrible me la cambió él, sin tener por qué hacerlo.
ResponderEliminarLo de ponerte la otra rueda (pinchada), que sea más parecida, que esa es la de repuesto... en fin, ¡cosas de hombres! jajajaja
A mí no me había pasado nunca.
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Madre miaaa! Vaya dia! Ánimo? Muak
ResponderEliminarEstoy animada, pero con unas ojeras considerables.
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Hola: coincido contigo en que tuviste mucha suerte porque llevar a un mecánico en el coche tampoco es lo habitual. Me imagino tu cansancio de la jornada por tener que ir otra vez a por el coche pero todo terminó bien. Seguimos en contacto
ResponderEliminarNo, además no lo llevo siempre, solo lo llevaba ayer de casualidad.
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Jajajaj, eso se llama ver el vaso medio lleno. A ver si hoy te la cambian ya de modo definitivo.
ResponderEliminarBesos.
Hay que mirar el vaso medio lleno siempre que se pueda.
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Hombre... podría haber sido peor, ¿no? jjajajaja
ResponderEliminar¡Besotes!
Pues sí. Mucho peor.
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