A pesar de lo que os acabo de decir, tengo que reconocer que no he empezado este año con buen pie. Y no por falta de ganas y de motivaciones. Pero, no sé por qué, de repente de me ha caído el mundo encima. Ese mundo que pesa tanto, tan cargado de cosas negativas.
Total, que llevo un mes, desde que empezaron las clases después de las vacaciones de Navidad, en que no parezco yo misma.
Mis compañeros de trabajo me preguntan qué me pasa, que no soy yo, que estoy de capa caída.
Mis alumnos creen que es cosa suya. Ayer mismo uno increpaba a la clase:
- Callad, hombre, no veis que Rosana se está enfadando.
Y otro le contestaba:
- Somos lo peor, hemos conseguido en unos meses que traiga mala cara a clase, y creíamos que nunca se enfadaba.
Ayer di con la clave mientras viajaba de vuelta a casa: no me apetece trabajar. Mis compañeros de viaje no se rieron, ya me conocen, soy la que intenta animarlos por las mañanas, cuando, con la legaña puesta, suben al coche camino de la montaña.
- Por primera vez en mi vida, os entiendo cuando decís que no os apetece trabajar. Y qué duro es venir cada día sin ganas. Es la primera vez en mucho tiempo que veo mi trabajo como un trabajo.
A ver si me entendéis, no soy una santa. He estado en sitios donde no me apetecía nada ir a trabajar por los alumnos, por los compañeros, por el trabajo, pero siempre lo achacaba a cuestiones externas a mí. Ahora no hay nada de eso. Estoy muy bien donde estoy. Y claro que siempre hay días en que, como a todo el mundo, no me apetece nada salir de la cama y marcharme al trabajo, pero, una vez salvado ese momento, los segundos posteriores al despertador, ya estoy dispuesta a todo.
Esta claro que mi trabajo me gusta mucho, pero últimamente no encuentro la motivación ni las ganas para ir a trabajar cada día.
Supongo que habré pasado etapas así antes, pero tengo que decir que las tengo olvidadas.
No entiendo por qué, cada día me apetece más apagar el despertador y quedarme todo el día en la cama. Estoy desanimada, sin ganas de embarcarme en cosas nuevas.
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Vale, ya me he quejado lo suficiente. Ahora, a trabajar.
Pues no se qué decirte...
ResponderEliminarQue espero que sea algo temporal.
Por lo que sé de ti eres una gran profesora y creo que eso te sacará de ahí.
Ánimo!
Y un besito
Bien,... eso nos ha pasado a todos. Son rachas... Un día próximo, algo o alguien, te hará cambiar de idea, y no querrás salir de tu lugar de trabajo (que no... que eso no pasa! je je) Animo y trata de disfrutar de tu trabajo lo máximo posible...Saludos
ResponderEliminarHola Ro, te comprendo bien. Lo que pasa es que nuestro trabajo no es nada mecánico, En esos días "malos" en que no quieres salir de la cama es muy difćil encontrar la energía para ponerse delante de una clase, de otra y de otra...
ResponderEliminarAnimo, eres una profesora como la copa deun pino..
un beso
Norma
Son rachas Rosana, es imposible estar siempre al 100% y aunque seas positiva, te encante tu trabajo y estés en un buen sitio, tienes el "derecho" a tener una racha regular, además las vueltas de las vacaciones son malas épocas, siempre!
ResponderEliminarAnimo!!!!
Un beso
Piensa que, sin estos malos momentos, no valorarías lo suficiente cuando lleguen los buenos. Rachas malas tenemos todos, y se nos notan en un ámbito, o en todos. Solo piensa que "esto también pasará".
ResponderEliminarTrabajar es una lata, aunque hoy en día (con unas tasas de paro tan elevadas) no sea muy politicamente correcto decirlo... pero es así. No creo que nadie pueda estar 365 días del año super happy y con la energía a tope, es más, diría que no debe ser ni sano. Ya verás como se trata de una etapa más, y sin darte cuenta estarás otra vez con las pilar cargadas. Pérmitete ese lujo!!!
ResponderEliminarhttp://www.humordemoda.blogspot.com
¡Ánimo profe!
ResponderEliminarMira, sin todavía ejercer de profesora, admito que no quiero trabajar ni me gusta. Y eso no quiere decir que no ames tu profesión. Yo odio el "tener que trabajar", odio el sistema que hemos creado. Te anula prácticamente como individuo libre. Nunca tendré ganas de trabajar, nunca le encontraré otra motivación más que la económica, porque necesitamos dinero para vivir aquí. Tendríamos que mandar a la mierda todos los trabajos y ser profesionales particulares, con nuestras reglas y nuestros horarios. Pero claro, a ver quién paga con gusto autónomos... Todo en sí es desmotivante y triste, opresor, parece que nos quieren tener así para ser seres deprimidos mientras se aprovechan de nuestro esfuerzo quitándonos dinero. Para colmo nos tenemos que conformar, porque el modelo de sociedad es así... ¡Venga ya!
ResponderEliminarClaro que son rachas... que tú eres de las que lleva el veneno dentro!
ResponderEliminarHay que plantarle cara a tantas cosas en la vida, es verdad!
Bueno, yo que estoy de aquella manera, intento buscarme por los adentros para despertar de esta pesadilla dentro de poco.
Besos, ánimos y, gracias por los tuyos!
;)
Te entiendo perfectamente. Al menos a ti te gusta tu trabajo.
ResponderEliminarA veces pienso que mucha culpa tiene este mundo paralelo de ciencia ficción que vive mi mente, a veces necesito un divan donde contar todo y liberar todos esos pajaros que tengo en la cabeza, pájaros de colores exóticos, que cantan preciosas canciones, que han volado por mundos maravillosos... tú sabes los pájaros que tengo yo en la cabeza??? tú sabes el ruido que hacen? es para volverse loca... maravillosamente loca. Y casi se me nota... casi.
Rosana? :) Yo pensaba que eras Ro de Rocío como mi hermana
ResponderEliminarNo veas como te entiendo, yo he empezado el año igual, sin ganas de nada. Al trabajo no me afecta porque mi trabajo si es trabajo, una obligación. Pero no tengo ilusión de nada, me falta empujones o carburante
Ahora mismo, en casa, nuestro trabajo es luchar para mantener el trabajo...y la vida donde la tenemos. Yo tenía un trabajo, que si bien no era mi ideal, no estaba mal, sobre todo por los compañeros, pero me daba sensación de aportar y de independencia. Ahora,...
ResponderEliminarEn fin, tu trabajo te encanta, será una mala racha...todo irá a mejor. No sé si esto te lo estoy escribiendo a ti, a mí, a las dos. Besos guapa.
Ese es uno de los motivos por los que me gusta mi trabajo: porque me permite hacer muchas otras cosas que no son trabajar.
ResponderEliminarY también es ése el motivo por el que existen las vacaciones: porque son necesarias.
A mí me gusta mi trabajo, pero si fuese rica seguro que me dedicaría a otra cosa que me permitiese no ir si un día no me apetece.
El trabajo es trabajo.
Bueno, deduzco de todo esto que eres una persona real. Bien. Jajaja. Lo malo es seguir adelante sin ganas, y más en un trabajo como el tuyo. Espero que pase, que vuelvas a ser la que anima a todo el mundo. Pero es que hasta las proooooofeeeeeeees -con muchas vocales- tienen derecho a estar de capa caída alguna vez.
ResponderEliminarBesos y abrazos de tres vueltas :)
Suele pasar cuando se da todo,Ro..
ResponderEliminar....que lo tuyo es vocacional...como creo que lo mío lo es..y el hecho de darlo todo cada dia crea desgaste...
...pero luego después de ese bache..resurge el ave fénix con energías renovadas ..y otra vez al ataque..
...es eso,Ro...seguro...ya verás....
Besos y ánimo!
Trabajar en algo que te guste tiene que ayudar, pero aún así, trabajar es trabajar, como dices. En general, a las 8 de la mañana, y con obligación de lunes a viernes, nada me gusta. Pierde su encanto. Yo no tengo talento para vivir de la escritura, y a veces, me alegro de ello, porque seguro que no me gustaría tanto si tuviera que ganarme el pan escribiendo.
ResponderEliminarUn beso y ánimo!
Muchas gracias a todas por los ánimos de hoy. Me hacen falta, aunque creo que tienen que salir más de dentro de mí que venir de fuera. Llevo una semana en que por mí me quedaría en la cama. A ver si es falta de descanso. Voy a intentar descansar mucho el fin de semana y ya empezar como nueva el lunes.
ResponderEliminarBesos.
Comenté sin leer y mira, ya encontraste la solución. Pues eso!
Eliminar¡Pues ya somos dos!, es como un estado "griposo" pero de trabajo.
ResponderEliminarTodos los días voy a trabajar y según estoy llegando al trabajo, mis ganas de trabajar salen corriendo………..Y así empiezo el día, va pasando la mañana y me esmero en buscar alicientes en el trabajo para que la jornada no se me haga eterna.
Sé que este estado como la gripe se pasa, hay que ponerle un poco de alegría.
Un saludo
Elena
amaba mi trabajo, pero también me sentí así por factores que no tenían que ver con lo que hacía, me pesaba levantarme, me pesaba estar allí, me pesaba lidiar con todo
ResponderEliminarahora ya no lo tengo, cosas de la crisis, no he encontrado un reemplazo, pero he reemplazado la mala cara por una más sonriente, y, no te pienses, mantenerla así también es un trabajo!
ánimos!!!
No pasa nada Ro, son rachas. Y como ya te has dado cuenta, toca el teatro. Sí, empezar a sonreír aunque no tengas ganas, buscar ganas para hacer, inventar. Durante quince días, no te apetecerá nada el actuar, pero luego, milagrosamente, esa actitud se queda otra vez y se acabó la desgana. Otro consejo. Intenta dormir un poco más, aunque sea en fin de semana, al final suele ser sólo cansancio acumulado. Besitos mil.
ResponderEliminarSi te sirve de consuelo sigo tu blog desde hace tiempo. Me encantan las recomendaciones de libros que haces y gracias a tí descubrí a Daniel Glattauer. Hace unas semanas leí un post tuyo en el que hablabas de tu día a día y lo primero que pensé fue ¡¡qué envidia!!, me parece que ser profesor es una de las mejores profesiones que existen. El vínculo que se crea con los alumnos es muy especial y además es un trabajo muy creativo. Yo estudié algo que no está relacionado con la educación y ahora trabajo de profesora de español en el extranjero, pero realmente aunque me encanta no puedo vivir de ello y muchas veces pienso ¡¡qué envidia me dan los auténticos profesores!!. Eres muy afortunada piensa en todas las personas sin trabajo en España, con un trabajo que odian o los que nos hemos tenido que ir fuera de nuestro país...A veces hay que poner un poco de perspectiva
ResponderEliminarHola Ro!!
ResponderEliminarYo voy un poco tarde, pero cuando leí este post en el móvil no me apetecía escribir con la odiosa (para mí) pantalla táctil y la verdad es que me apetecía mucho comentarte.
No lo dicen en vano que el mundo de la educación quema, que la carga emocional que implica a veces pasa factura, el volcarse en exceso, etc. Es verdad que se pasa por fases, la teoría lo dice y debe ser verdad porqué yo ya lo estoy notando y llevo bastante poco. La adrenalina del principio, los cambios de escuela, de barrio, de compañeras, para mí eran muy estimulantes; ahora llevo tres años en el mismo centro (que es poquísimo) y echo de menos los cambios, aún así sigo siendo una emocionada de la vida y de mi trabajo, pero cada vez mi faceta profesional comparte hueco con otras aficiones que al principio quedaron casi anuladas por la educación. Creo que es sano.
A veces he pensado en qué haría si un día dejase de gustarme lo que hago, porqué mi desmotivación afectaría a personitas que no tienen ninguna culpa, por otro lado todos tenemos derecho a atravesar rachas.
Hay gente que necesita poner distancia con el aula y dedicarse a otras cosas relacionadas con el ámbito o no, no pasa nada, las personas cambiamos, cambian nuestros intereses, nuestras prioridades... Cada curso es muy distinto, eso es algo que me encanta, porqué si uno no te acaba de ir genial, piensa que el siguiente será mejor!
Yo no soy quién para dar consejos, sólo te diría que te des la oportunidad de ver qué es lo que te pasa, tienes derecho a estar de bajón.
¡¡¡Muchos ánimos!!!
Gracias, Sara. Sí, es verdad que estoy un poco de bajón. Y también me siento identificada con lo que dices. Recuerdo que mis primeros años en esto vivía todas las horas pensando en las clases y los alumnos. Con el tiempo, voy dando paso a otras cosas, a nuevas aficiones, intereses, lo cual es bueno, porque en temporadas como ésta me vuelco en otras cosas, y en los de casa, que también me necesitan.
EliminarBesos.