Hace ya un mes que empezaron las clases. Ya sabéis que me cambié de instituto este curso, y voy a hacer un pequeñísimo balance de este mes en mi nuevo centro.
Todas las comparaciones son odiosas, y ésta es imposible. Un centro educativo de una ciudad tiene unas características que lo alejan totalmente de los de los pueblos. Aun así, voy a hacer esa comparación, porque sí, porque me apetece.
El edificio.
El lugar en el que uno trabaja es importante para que uno esté a gusto o no. Yo lo estaba en mi anterior instituto, pero al marcharme me he dado cuenta de que había asumido ciertas cosas como normales que no lo son en todas partes. Al menos no lo son en mi nuevo insti.
Vi la primera vez el centro y dije: ¡¡Pero si es todo nuevo...!! No, no, me corrigieron, tiene más de treinta años.
Los ojos como platos. Seguía pensando que era imposible, que habrían pintado y hecho reformas en el verano.
Los ojos como platos. Seguía pensando que era imposible, que habrían pintado y hecho reformas en el verano.
Entré al baño, y los vi tan limpios, con su dispensador de jabón, su papel higiénico, toallas de papel para secarse. Y cuando salí y me di cuenta de que no era el baño de los profesores sino el de los alumnos, estaba alucinada. Volví a entrar. Nada roto, ni una pintada, ni una huella de zapato en la pared, ni en el techo, nada.
En mi anterior instituto los baños de los alumnos no podían tener papel, ni jabón, porque el papel lo mojaban y lo tiraban a los techos, y allí quedaba pegado. El jabón quedaba todo en el suelo en el primer cambio de clase. No había espejos para que no se pasaran allí la mañana. Las puertas de los baños estaban rotas, pintadas, raspadas, agujereadas...
De vez en cuando aparecían huellas de zapatos en los techos. Sí, no es que tuviéramos a Spiderman entre los alumnos, pero se quitaban las zapatillas unos a otros y las tiraban al techo para dejar la huella.
De vez en cuando aparecían huellas de zapatos en los techos. Sí, no es que tuviéramos a Spiderman entre los alumnos, pero se quitaban las zapatillas unos a otros y las tiraban al techo para dejar la huella.
Y las zonas comunes. Llegaron los alumnos y vi que en el instituto nadie comía o bebía, no empezaban su bocata hasta salir al patio, no había, ni hay, papeles y bolsas y envoltorios rebosando en las papeleras ni mucho menos en el suelo. No podía creérmelo.
Las aulas.
Como no podía ser menos, las aulas son luminosas, limpias, bastante grandes, aunque eso no lo noto mucho porque tengo muchos, muchíiiiiiiisimos alumnos. Cada aula tiene un ordenador sobre la mesa del profesor. No es un ordenador de última generación, es una patata vieja, pero que conecta con el cañón para poder enseñarles a los chavales lo que se quiera. Y en mis clases hay también pizarra digital. En todas. Sé que en los colegios de primaria tienen pizarras digitales en muchas de las aulas, pero en secundaria, donde yo he estado, teníamos dos (dos: una y dos) y otras dos portátiles en mi departamento porque nos las había regalado una editorial.
Pero lo que me alucina no es eso. Es que las clases están abiertas. Siempre. Con su ordenador, su teclado, su ratón, el cañón. Las pizarras digitales tienen todos sus rotuladores de colores colocaditos en su sitio, allí, a la vista de todos...
En mi anterior centro esto era impensable. Las aulas que tenían ordenador o cañón tenían que estar cerradas. Robaban los ratones, también algún teclado, incluso un par de cañones, un reproductor de DVD, y si no lo robaban lo inutilizaban...
En mi anterior centro esto era impensable. Las aulas que tenían ordenador o cañón tenían que estar cerradas. Robaban los ratones, también algún teclado, incluso un par de cañones, un reproductor de DVD, y si no lo robaban lo inutilizaban...
El primer día de clase me quedé esperando al conserje al finalizar mi clase, porque no iba a dejar aquella aula abierta, con su ordenador, su pizarra digital, sus armarios llenos de libros, ¡su diccionario encima de la mesa...! Se me llenan los ojos de lágrimas... No os podéis imaginar la cantidad de diccionarios con los que he cargado porque parecía que los chavales se los comían si los dejabas en las clases...
Un armario en un aula... con libros dentro... sin llave... y los libros allí al día siguiente... Increíble.
Así que mis alumnos me preguntan si no me voy a casa.
- No, estoy esperando para cerrar la clase.
Un armario en un aula... con libros dentro... sin llave... y los libros allí al día siguiente... Increíble.
Así que mis alumnos me preguntan si no me voy a casa.
- No, estoy esperando para cerrar la clase.
- No, profe, aquí las clases no se cierran.
En ese momento un alumno ya me había preguntado si venía del Bronx, creo que se me notaba mucho en la cara que no me podía creer nada de esto.
En ese momento un alumno ya me había preguntado si venía del Bronx, creo que se me notaba mucho en la cara que no me podía creer nada de esto.
Otro día os hablo de mis alumnos. Pero os podréis imaginar que toda esta limpieza de edificio, baños, aulas,... todo esto se corresponde con los alumnos que tengo.
madre mia... por lo que cuentas tu instituto es como mil veces mejor y está un millón de veces mas cuidado que mi facultad... a veces me pregunto si de verdad lo uqe hay ahi son universitarios o salvajes... por cierto, tengo una duda existencial... hace poco que he descubierto tu blog y no me ha dado tiempo a leer demasiado por lo que no se si lo que estas contando es de un instituto de ciudad o de pueblo... perdona mi duda pero voy leyendote poco a poco jajaja. un abrazo!
ResponderEliminarEstaba en la ciudad y ahora estoy en un pueblo. No se puede ni comparar. Además, mi instituto de antes era de un barrio bastante castigado de nivel social bajo. Ahora estoy encantada.
EliminarBesos y gracias por leer mi blog.
Oye pues cuanto me alegro q todo te vaya tan bien en el nuevo centro, asi da gusto!!
ResponderEliminarSí, me va genial. No todo pueden ser inconvenientes...
EliminarBesos.
Cuestión de educación...!!!!
ResponderEliminarEs más facil trabajar con alumnos que tienen buenas maneras, saben estar y son educados.
Me alegro por tu cambio!!!!
Feliz Lunes
Mis alumnos no dejan de ser adolescentes... Pero la cosa funciona bastante bien.
EliminarBesos.
Así que parece que has cambiado a mejor, me alegro mucho por ti. En mi colegio tampoco se cerraban nunca las clases, de hecho alucino con los colegios de ahora...
ResponderEliminarEn el mío cuando estudiaba tampoco se cerraban las clases, pero yo ahora había asumido que es lo normal y no lo es tanto.
EliminarBesos.
Pues todo eso que pasaba en tu anterior centro ocurría ya hace unos quince años en mi insti, cuando era alumna, y aún más cundo fui de profe siete u ocho años después. También recuerdo que mis propios compañeros de clase me robaron una vez unos borradores con formas de frutas que daban con los pettit-suise, debía de tener ocho o nueve años, y las clases empezaron a cerrarse con llave durante los recreos... Pero claro, yo sí que venía del Bromx... concretamente del Brómxtoles... jajajajja...
ResponderEliminarEs muy lamentable esta actitud en los chavales, pero no es más que un reflejo de la sociedad en la que viven, donde prima el oportunismo y el beneficio personal ante la comunidad o el grupo. Eso es algo que hay que cambiar, como sea, en España, porque salimos todos perjudicados, aunque a muchos les cueste darse cuenta. ¿Cómo..? pues como siempre... educando, educando, educando...
Es una pena que nosotros, los que se supone que les estamos educando, no seamos capaces de cambiar algunas cosas tan claras como éstas.
EliminarBesos.
Oye, pues si no entendí mal te daba pena cambiar de centro y, por lo que cuentas, parece mucho mejor destino...!
ResponderEliminarMe daba, y aún me da, muchísima pena. Adoraba a mis alumnos y a mis compañeros. Pero me helado cuenta que había normalizado situaciones que no lo son en absoluto. Aquí mis compañeros...bueno...de momento no va la cosa mal pero podía ir mejor, los alumnos son mujeres, pero el funcionamiento del centro está muy bien.
EliminarBesos.
Yo me quedo alucinada también con lo que cuentas! he los dos centros en los que he estudiado y más tarde trabajado las aulas se cierran con llave en los recreos, los baños no tienen papel ni espejos y más parecen de una carcel que de un centro educativo, todo está lleno de pintadas, han forzado la puerta del aula de informática un par de veces para robar y durante el curso pasado le robaron a dos profesoras el bolso. Vamos, ahora recuerdo que cuando yo estudiaba no teníamos ni borrador para la pizarra de tiza de toda la vida y teníamos que ir a la clase de al lado a pedirlo prestado cuando ya no quedaba sitio en la pizarra.
ResponderEliminarMe alegro mucho de que tu nuevo centro sea así de civilizado y que puedas dar clase a gusto con alumnos respetuosos y moviliario de hace 30 años que parece nuevo
Mis instituto era como lo cuentas. Si querías ir al baño, tenías que llevarte el bolso. No podías dejarlo en clase. A alguno de mis compañeros le robaron el libro de las notas de los alumnos, donde apuntas todo. Algún bolso de profesora también desapareció. En este centro e primer día que voy al recreo y veo en la cafetería una mesa con bolsos de profesoras y tres móviles encima de la mesa, allí, sin vigilancia, casi me da un pasmo.
Eliminar¡Hola!
ResponderEliminarTe leo siempre aunque nunca te he comentado, y hoy me he quedado alucinada. Tengo 25 años, así que no hace mucho que acabé el instituto y me he quedado alucinada. Yo iba a un colegio concertado, donde se supone que nos tenían más controladitos y aunque no llegaba la cosa al límite de tu anterior colegio, se alejaba bastante de lo del nuevo.
Si ser profesora de secundaria fuera siempre con estas facilidades, ¡hay mucha gente que no se lo pensaría!
Disfruta de tu nuevo destino que te lo mereces, y ¡un abrazo!
Muchas gracias. Seguro que tendré días en los que renegaré de mis alumnos y de mi instituto, pero tengo que reconocer que estoy contenta, y que todo funciona muy bien.
EliminarBesos.
Suertuda.
ResponderEliminarDisfruta.
Sí, lo soy. Hasta ahora no he tenido que crujir a nadie. Jejeje.
EliminarBesos.
hola, ro, disfruta de tu nuevo insti, aunque sea por comparación con el anterior, pero aunque importe como tratan el instituto los alumnos (y algunos profesores, ehhh) creo que me gusta más cuando el ambiente por los pasillo es como de estar en casa, tranquilos, relajados, hablando y riéndose, saludándose, no sé si me explico bien, es una sensación como de estar a gusto y para mi no tiene nada que ver con que sea nuevo o viejo, limpio o sucio, (vamos no demasiado sucio que de todo hay)en fin, en mi nuevo destino me está costando sentirme asi, más por lo profesores que por los alumnos, en fin!!
ResponderEliminarMira, hay sitios donde los profes tienen miedo de pasar por los pasillos por las carreras, los gritos, las peleas de los chavales... Yo eso lo he vivido. Aquí hay un poquito de movimiento en el cambio de clase, un poco, pero no un griterío constante y un jaleo infernal. Me quedo con este ambiente, al menos de momento estoy a gusto.
EliminarBesos.
Dónde está ese instituto, en el cielo???
ResponderEliminarLo de los baños me suena taaaanto, jamás vi papel en un baño de alumnos, y lo de las huellas en el techo es tan común... que ya parece hasta normal.
Aún estoy con la boca cerrada de leer tu entrada, ordenador, pizarra digital, diccionarios, libros, sin llave???? Diooooos!!
En la mayoría de centros que he estado se cierra cada clase porque se roban cosas entre ellos.
Enhorabuena por el cambio y disfruta que seguro que el alumnado está a la altura.
Un saludo, te sigo
En mi anterior instituto se robaban y se rompían las cosas entre ellos.
EliminarEstoy muy alucinada con el cambio. Además, se supone que estoy en una zona de gran conflictividad social, minería...y sólo noto mucha tranquilidad.
Besos.
Ay Ro me parto, que graciosa a lo Paco Martinez Soria por el nuevo instituto... tus alumnos pensarían que tendrías gallinas en casa y todo.
ResponderEliminarBueno mujer, en mi post de la universidad también la gente lo flipaba pq no había pintadas y ni cosas rotas y todo era normal... y estudié en la Alcalá de Henares nada privado ni cosas de Oxford ni eso... si que es cierto que un día fui a la Complutense con unos amigos y pensé que mi iban a robar y que mi madre no podría dormir si me veía estudiando allí jajaj.
Jeje. Lo cierto es que los primeros días sí se han reído un montón de mi y de mi obsesión conque o dejaran por ahí sus cosas sin vigilancia. Pero a todo se acostumbra uno, y a lo bueno antes que nada.
EliminarBesos.
¡Jajajaja! Es verdad, parece perfectamente que vienes del Bronx... Eso sí, que roben diccionarios es bueno, ¿no? A no ser que los usen para hacer hogueras...
ResponderEliminar¡Besitos!
milowcost●
Las hojas de los diccionarios les sirven para hacer proyectiles de sus cerbatanas, hacer aviones de papel, buscar palabrotas y luego hacer con ellas hermosos collages...
EliminarVamos, lo normal.
Besos.
¡Qué suerte! ¿no?, a mí me parece que estás hablando del instituto del s.XXI
ResponderEliminarPues de momento las cosas van muy bien.
EliminarBesos.
Tengo una amiga (profe de instituto) que moriría de envidia si leyera esto... pobrecilla. Ella también va a un pueblo, pero el instituto no podía ser peor. Lo mismo no es cuestión de pueblo o ciudad, sino de entorno. No sé.
ResponderEliminarEn todo caso, me alegro de que el cambio haya sido a mejor en este aspecto! (y lo digo por lo que contaste de las personas que trabajan contigo, creo que en los "malos colegios" hay más compañerismo... pero porque es fundamental para sobrevivir!)
Bsitoss
He tenido u problema con una persona que trabaja y viaja conmigo. Pero creo que el problema es de ella, porque todos los demás compañeros están empezando también a tener los istmos problemas. Eso, por supuesto, no me va a estropear el humor ni el curso. Las circunstancias de trabajo son buenas, dentro de lo que caba y de los recortes. Así que no me puedo quejar.
EliminarBesos.
VAMOS...QUE TIENES QUE ESTAR ENCANTADA DE LA VIDA...Y LOS ALUMNOS CONTIGO,TAMBIÉN!!!BESOS!!!
ResponderEliminarSí lo estoy. Ellos. Aún no me conocen. Todavía les tengo engañados y piensan que soy un ogro. Pero no durará mucho...
EliminarPufff como te entiendo! tú de profe y yo de alumna! en el centro donde estudié diseño gráfico estabamos como en la carcel. Preferíamos mearnos encima antes que ir al baño, sin tapas en los inodoros, sin pomos en las puertas, sin pestillo, chicles, etc. Y los medios una mierda. paredes viejas, desconchadas, infraestructura del año de Matusalén, etc.
ResponderEliminarAl cambiar a donde estoy haciendo ahora Desarrollo Web ha sido como ver el valhalla. Con decirte que en los baños de mujeres se puede comer en el suelo... y las clases, pasillos, todo!! nuevo!! Y nuevo tampoco, porque tiene ya años, pero lo tienen tan sumamente cuidado que parece de paquete.
Además pasa una cosa, que cuño todo está muy cuidado y limpio, todos tendemos a cuidar lo y a mantenerlo así. Y es una gozada.
EliminarBesos.
Dios!!!he estado pensando el tiempo lo del Bronx, por diooos!!!jajaja,tu no tenías niños, tenías pequeños delincuentillos... pero oye que bien el cambio!!!me alegro un montón que por lo menos estés contenta con el centro, y por lo que me huelo debes de estar también encantada con los niños...
ResponderEliminarbesines
De momento estoy contenta. Ya veremos...
EliminarBesos.
Ro, me parece que has sido Michelle Pfeiffer en tu anterior trabajo jeje, echarás de menos cosas, pero de pasar de 'mentes peligrosas' a un paraíso de armonía...ains que emoción leerte, parecía que estaba allí :)
ResponderEliminarBesos
Ya me gustaría parecerme un poquito. Jejeje. En fin. Me gusta el cambio. Me he dado cuenta del estado de tensión en el que estaba ahora que me he marchado.
EliminarBesos.
Qué alegría leerte! Dime dónde está ese intituto que lo pido yaaaa! Yo soy profe desde hace 20 años, estoy en un instituto bastante bueno pero se adapta más a lo que describes de tu anterior centro. Disfruta este año! Un enorme abrazo. Inma
ResponderEliminarHola, acabo de descubrir tu blog y esta entrada me ha dejado alucinada! Yo también soy profe y jamás me he encontrado un instituto como el que tienes la suerte de disfrutar. Para mí el cerrar las clases ya es algo automático, ni me había parado a considerar que hay sitios en los que no, como bien dicen en otros comentarios a parte de que se llevan material o lo destrozan entre ellos también se quitan cosas o las destrozan.
ResponderEliminarRecuerdo en el centro de hace dos años como unos de los grupos que tenía se quejaban que más de una vez les habían desaparecido cosas cuando iban al aula de música y yo les decía que siempre debería haber algún encargado de asegurarse de que cuando no estaban algún profe cerrara el aula, que fueran a buscar a uno de guardia, que siempre tiene que haber alguien (aunque a veces no le encuentren, aunque ese ya es otro tema...)
Un abrazo, y encantada de leerte!!
Susana