El peso

La preocupación de los niños por el peso es para mí bastante preocupante.

Pero tenemos que reconocer que ellos son reflejo de lo que somos los mayores. Si nos pasamos la vida a dieta, es normal que ellos nos imiten en nuestras preocupaciones.



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Mi hijo pequeño el otro día.

Estamos comiendo y, de repente sin más, dice:

- Papá es sólo un poco normal.

-¿Normal?

- Mamá es un poquito más normal.

A esas alturas teníamos que dejar que terminara el razonamiento.

- Mi hermano es mucho más normal...

- Y el más normal de todos soy yo.

Con esta afirmación se levanta y se pasa las manos por el cuerpo indicando lo delgadito que está (ya sabéis, mi hijo casi no come)

No me lo podía creer. Mi hijo piensa que los kilos de más que tiene su padre o que tengo yo no son normales, nos hacen personas fuera de la normalidad (y no, no estamos gordos, ni obesos, simplemente un michelín en mi caso, donde se posa la comida que como y no desgasto...)

Y ese pensamiento es bastante difícil de erradicar. Porque todos lo fomentamos.



Les enseñamos a nuestros hijos lo que es la comida sana, cómo debemos alimentarnos, pero a veces no practicamos demasiado con el ejemplo.

Además, la sociedad les bombardea (nos bombardea a todos) con propuestas de comidas del todo apetecibles y nada, pero nada sanas.



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Después, ven como los mayores hacemos esfuerzos por no engordar, o por adelgazar. Así que el ejemplo no puede ser peor.

Tengo una amiga que, cuando se pone a dieta, y es bastante a menudo, se cena todos los días una manzana despacito, así, en trocitos pequeños.



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Sus hijos piensan que ser gordo es lo peor que te puede pasar en la vida.

Yo pensaba que los míos estaban alejados de esas teorías.

Parece ser que me equivocaba. Algo debo de estar haciendo mal. Muy mal.