lunes, 25 de mayo de 2020

Una vida más sana

Desde el verano pasado, estoy llevando una vida más sana en todos los sentidos. Eso se ha traducido en algunos kilos menos (no los que quisiera pero es que había cogido muchos muchos kilos) y en que me muevo mejor y duermo mejor y estoy mejor también psicológicamente.




Estoy comiendo en los últimos tiempos más sano que nunca. No es que no me permita un capricho. Lo hago de vez en cuando, sobre todo si me merece la pena, pero mis comidas son sanas, como menos tonterías, y como mejor. Eso creo que ha sido el principal cambio que estoy manteniendo en el tiempo.

Otro de los cambios importantes desde el verano pasado ha sido ir andando a casi todas partes. Siempre que puedo, elijo caminar. Es decir, en mi vida diaria no es que mi movimiento sea mucho, pero es más del que era hace un año. Porque creo que cuanto más pequeña es una población, más tendencia tenemos a coger el coche para todo. Y esa tendencia la he roto, espero que definitivamente.

Durante el verano y otoño pasados estuve caminando a diario, a veces bastantes kilómetros. Le cogí el gusto a eso de salir yo sola con mis pensamientos y caminar y caminar. Pero llegó el frío y el trabajo y en octubre me estanqué, no hacía nada, salía pocas veces a andar y notaba que me faltaba algo.



En enero mi chico me regaló un bono para el gimnasio. Sabía que necesitaba ese empujón para volver a hacer algo, para moverme un poco y estar más mejor. Y empecé a ir unos tres o cuatro días por semana.

Me costó hacerme con una rutina, me costó que no me diera vergüenza ir allí y utilizar las máquinas o las pesas, y alguna tarde me costaba levantarme del sofá para ir, pero creo que ha sido la mejor decisión en este año, hasta que llego el dichoso virus y me quedé sin gimnasio.

Entonces hubo que adaptarse, y empecé a hacer algo de ejercicio en casa. Con pocas ganas, tengo que reconocerlo, y también con escaso o nulo material. El caso es que he cogido el hábito en los últimos tiempos. Durante la época dura del confinamiento, cuando no salía para nada, hacía una rutina de ejercicios y una de baile o zumba. Después, al empezar a salir a caminar, solo hago la de ejercicios, por la mañana, a media mañana, y después ya me ducho y me pongo en marcha para el resto del día.





Como os decía,  llevo una vida algo más activa y mi cuerpo lo nota, pero mi mente también. Todo lo que me muevo y que antes no hacía repercute en calidad de sueño, en horas de descanso bien invertidas. Hacía muchos años que no dormía tan bien. Incluso en los últimos meses, con las preocupaciones y los nervios de una pandemia mundial, he dormido mejor que en los últimos cinco o quizá diez años.



En resumen, que me quedan muchas cosas por cambiar y mejorar pero que, en general, mi vida es más sana y más feliz desde hace más o menos un año. Y lo noto en todo.

4 comentarios:

  1. Me alegro de que te sientas mejor. Yo también salgo a andar sola, y la verdad es que lo prefiero. Me gusta ir a mi ritmo, trotar si quiero, parar de hacerlo, andar más o menos deprisa según las fuerzas con las que me vea... Y me despejo mucho.

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  2. Es que estar activa lo cambia todo, yo, por fin, me he animado a hacer deporte. Solo ha hecho falta una pandemia mundial. Siempre he salido a caminar, pero cuando llegó mi primer bebé dejé de hace deporte y claro tener otro más no ayudó a la causa jajajaja. Ahora que el pequeño ya es "mayor" (3 años) todo es más fácil.

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  3. Fenomenal. Me alegro mucho por ti
    Un abrazo

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  4. Qué maravilla leer esto :) Yo echo de menos caminar, pero hija, con el calor (ayer 35 grados a las 8 de la tarde) y lo de las mascarillas (porque en la ciudad es muy difícil mantener la distancia) lo veo poco factible. Así que hago ejercicio en casa pero vamos... Yo sí que iba andando a todas partes, iba y volvía andando del trabajo y tal... Y mi cuerpo ha notado el parón. En fin, es comprensible y normal, también.

    ¡Un beso y a seguir así de bien!

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