Mi semana 5/52

Hemos terminado mes, el de la cuesta de enero, el de la resaca de las Navidades. Y llegamos a febrero, un mes que a todo el mundo le cae fatal pero que a mí me gusta, por pequeñito y porque está ahí en medio de ninguna parte. Y porque tenemos ahí al lado el Carnaval, que aunque no me gusta mucho, son dos días de fiesta en febrero que siempre vienen bien.

Esta semana ha sido el día de la Paz. Los que tenéis hijos sabéis que en casi todas partes se organiza algo para que los chicos sean conscientes de este día. Nosotros hicimos una lectura de frases de premios Nobel y mis chicos adornaron las escaleras del instituto. Os lo enseño.

Además, al terminar con todo esto, hemos decidido empezar ya los preparativos para el día de la mujer. Ya, ya sé que puede parecer un día muy lejano, pero no es así. Tienen que hacer una presentación sobre una artista (en tercero y segundo) y sobre una mujer de la generación del 27 en cuarto. Van a exponerlo y además vamos a llevarlo a los pasillos del instituto (esto ha sido idea de ellos) con un cartel gigante en el que incluyamos todas estas mujeres. Así que hemos estado estos días viendo algún documental y recopilando información. Y ha sido una semana entretenida.

En casa todo lleva sus rutinas, y esta semana además hemos tenido alguna revisión médica con buenos resultados, por lo que estamos contentos. La semana que viene sospecho que será más loca.

He dejado el yoga (ya desde diciembre) y ahora el zumba. Y lo sé, quizá no debería, pero he pensado que ir siempre con la lengua fuera y pensando en lo que estoy dejando sin hacer por aquí y por allí para sacar una hora de gimnasio no me compensa. Seguro que mis lorzas no dicen lo mismo, pero estoy en un momento en que quiero tranquilidad. Y tengo por las tardes que salir a caminar con mi madre (se pasa el día en casa deseando que llegue la tarde para dar una vuelta conmigo de media hora o un poco más), estudiar con el peque, recoger cosillas en casa, hacer la compra algunos días, preparar clases, leer, descansar y tejer. Hacerle hueco a otras actividades me estaba volviendo loca. Así que lo he dejado, y parece que estoy más relajada. No llego a todo, y ya está.

Esta semana he seguido con las agujas, además de leer este libro:

De terminar de ver esa serie de la que os hablé:

De escuchar los ensayos de la próxima audición de mi chico, el cual, dicho sea de paso, está leyendo "in extremis" Mejor Manolo, de Elvira Lindo. El jueves por la noche llegó hasta mí cuando estaba leyendo en la cama y me dijo:

- Me tienes que comprar un libro.
- Vale, ¿cuál?
- Mejor Manolo
- ¿Para cuándo lo necesitas?
- Tengo el examen el lunes.

No, no lo he matado, primero tiene que leerse el libro.