A las diez de la noche fui s buscar a mi chico al trabajo (se le ha estropeado el coche) y me dio la noticia de que le tocaba trabajar el domingo. A las seis de la mañana.
Ya estaba viendo mi día slow poco a poco yéndose por el desagüe.
Domingo.
Me levanto a las 5,40 para llevar a mi chico a su trabajo. No me puedo quedar sin coche por el lugar donde hemos quedado a comer y porque tengo que hacer un recado por la mañana. Me pongo unas botas y un abrigo sobre el pijama y salgo pitando. Son diez minutos de ida y otros tantos de vuelta. Vuelvo despejada pero me obligo a volver a la cama.
No me duermo, y no me duermo. Al final, a las ocho y media, consigo dar una cabezada y, justo en ese instante, se me levantan de la cama los dos, como si se hubieran puesto de acuerdo. Son las nueve y cuarto.
Preparo tostadas para todos y desayunamos. Ellos tardan un suspiro, quieren aprovechar las vacaciones, la tele, los juegos...
Me lo intento tomar con calma. Pongo una lavadora, ya que ha salido el sol, y me siento al ordenador. No voy a hacer nada mas que eso, ducharme y arreglarme para salir a comer con los amigos.
Son las diez y cuarto. Me llama una amiga.
- ¿Puedes llevar también a la mía al tenis?, es que yo estoy trabajando y su padre está con la pequeña.
¡Ostras!, el tenis. Ni me acordaba. Como siempre va el padre de las criaturas... Además este domingo es el torneo de Navidad, uno a las doce y otro a la una.
Oigo risas de fondo. Sé que es mi imaginación, pero por ahí alguien se ríe de mí y de mi osadía. Un domingo slow. A quien se le ocurre...
Salgo de casa a las once y media. Aún con el pijama debajo del plumas, y con las prisas no me he puesto ni sujetador. Recojo a la niña, llevo a los dos al tenis y, como mala madre que soy, soy la única que no se queda a ver el torneo. Vuelvo a casa, tiendo la ropa, plancho, voy a llevar al mayor y a buscar al pequeño.
Cuando llego, tarde, por supuesto, (y aún en pijama) me están esperando todos con cara acusadora para la entrega de premios con la presencia de los padres. Tengo al niño llorando a moco tendido porque en el último instante, en el último punto, ha perdido la plata, y no hay consuelo para él.
Me lo llevo a casa mientras juega su hermano, me ducho, me arreglo, ducho y arreglo al niño, salgo de casa pitando, llego tarde a buscar al padre, llego tarde a recoger la medalla del mayor, que encima me mira con cara de satisfacción. Este año oro, y su hermano todavía no ha dejado de llorar.
Llegamos tarde a la comida, ni un vino nos hemos podido tomar. Y mi chico está con anginas, fiebre y una tos de muerte, así que la sobremesa se va al garete.
Pero eso sí, nos traemos a una amiga del peque para que pase la tarde en casa y duerma aquí.
Ayer eran las dos de la mañana y seguían con risitas. Hoy a las ocho y media ya estaban arriba.
Y hasta aquí mi domingo de slow life.
Y hoy, hoy tengo miles de compras que hacer, miles, así que vamos a dejar lo de la vida relajada para cuando se pueda...
Si me lo propongo de nuevo, dadme un martillazo. Será más rápido y me ahorrará mucho sufrimiento.
Cuando llego, tarde, por supuesto, (y aún en pijama) me están esperando todos con cara acusadora para la entrega de premios con la presencia de los padres. Tengo al niño llorando a moco tendido porque en el último instante, en el último punto, ha perdido la plata, y no hay consuelo para él.
Me lo llevo a casa mientras juega su hermano, me ducho, me arreglo, ducho y arreglo al niño, salgo de casa pitando, llego tarde a buscar al padre, llego tarde a recoger la medalla del mayor, que encima me mira con cara de satisfacción. Este año oro, y su hermano todavía no ha dejado de llorar.
Llegamos tarde a la comida, ni un vino nos hemos podido tomar. Y mi chico está con anginas, fiebre y una tos de muerte, así que la sobremesa se va al garete.
Pero eso sí, nos traemos a una amiga del peque para que pase la tarde en casa y duerma aquí.
Ayer eran las dos de la mañana y seguían con risitas. Hoy a las ocho y media ya estaban arriba.
Y hasta aquí mi domingo de slow life.
Y hoy, hoy tengo miles de compras que hacer, miles, así que vamos a dejar lo de la vida relajada para cuando se pueda...
Si me lo propongo de nuevo, dadme un martillazo. Será más rápido y me ahorrará mucho sufrimiento.
Odio la frase de...."Te lo dije".....
ResponderEliminarVi ayer tu comentario y supe que tenías razón. Ni de coña lo vuelvo a intentar....bueno, seguro que sí, porque esto se me olvida enseguida...
EliminarBesos.
No te lo propongas... deja que surja... ;)
ResponderEliminarBesos y ánimo
Si dejo que surja va a ser para nunca...
EliminarBesos.
Jajajajaja, vaya tela. Me parto con lo de ir en pijama pa arriba y pa abajo!
ResponderEliminarEs un pijama muy discreto, no creas... Jajaja.
EliminarBesos.
De verdad que lamento muchísimo tu tragedia, pero sinceramente me estoy partiendo de la risa.
ResponderEliminarBueno, ya sabes, tragedia, tragedia, pues no.
EliminarBesos.
¡¡¡¿Con el pijama?!!! A mí me da un yuyu. Vamos, que como lo de la ropa interior limpia, por si te pasa algo... léase tener que estar presente en la entrega de trofeos de un torneo de tenis. ¡Muero de la vergüenza!
ResponderEliminarLo siento muchísimo yo también, pero la última imagen, ¡es genial! jajajajajaja
Era un pijama muy chance alero y tengo un anorak que lo tapa casi todo. Pero lo peor era que no me había puesto suje, en plan comando!!
EliminarBesos.
Tranqui...suele pasar...
ResponderEliminarYo también salgo en pijama,qué remedio!
Otro día será Ro.
Besos
Vaya, una que me comprende...
EliminarBesos.
AY MADRE MÍA. El pecado fue decirlo. XDDD El universo conspira contra ti, Ro! :O
ResponderEliminar¡Abrazote!
Eso, no debería haber dicho nada. Ufff.
EliminarBesos.
jaaajajajajajaja te imaginaba con el pijama pa'rriba y pa'bajo y me meaba de la risa!! ay pobre!! nada, tú síguelo intentándolo que el que la sigue la consigue ;))
ResponderEliminarJajaja. Pues sí, estas navidades no se me va a lograr, pero cualquier día os doy la sorpresa, super zen y todo.
EliminarBesos.
Hola: muy bueno y hasta real como la vida misma. Seguimos en contacto
ResponderEliminarEso, como la vida misma.
EliminarBesos.
NO SÉ QUE DECIRTE...
ResponderEliminarBUENO,SÍ...YA ESTÁN AQUÍ LAS VACACIONES!
BESOS!
Sí, ya están aquí...
EliminarBesos.
¡¡Me parece muy fuerte lo de ir por ahí en pijama!! ¿Y si te pasa cualquier cosa? ¿Un accidente de tráfico, o yo que se cualquier cosa? ¿Luego te metes otra vez en la cama con el mismo pijama sudado y paseado por Castilla? Vamos es que yo el pijama es una cosa que me pongo para dormir y fin XD
ResponderEliminarXD
EliminarYo lo que hago muchísimas veces en invierno es ir a la compra con la parte de arriba del pijama, que total con el abrigo no se ve y el súper está al lado, son sólo 5 minutitos de nada... ;P
ResponderEliminarEn fin, siento mucho que no pudieses llevar a cabo tus planes, pero no desistas, que tal vez en estas vacaciones sacas al menos una tarde slow.
Besos
Yo también, sobre todo si pienso que no voy a ir a ninguna parte después. Lo mí hasta el super es un minuto y medio, ida y vuelta.
EliminarBesos.
Glups!! En estos casos es mejor no haces planes... Seguro que, sin prepararlo, llega ese día "slow".
ResponderEliminarAbrazo!
Voy a ver si surge.
Eliminarbesos.
Sé que no era lo que buscabas pero chica con el final de las risitas de tu hijo a mí también le has arrancado la carcajada. Ya habrá otro día slow, Felices Fiestas!!!
ResponderEliminarEso espero, un día slow que voy necesitando...
EliminarBesos.
Lo siento guapa, pero es así, cuánto más te lo propones, peor. Espero que, al menos un día de los que tienes por delante de vacaciones, puedas disfrutar de un poco de descanso.
ResponderEliminarBesazos.
Lo que te dice un anónimo de arriba no es locura, a mi mamá le pasó llevándonos un día con prisas, la chocaron y ella tuvo que salir del carro en camisón xD
ResponderEliminarYa pasó... ya pasó
ResponderEliminarAy pobre!! La próxima vez, piensa en un domingo aterrador!! Igual así...
ResponderEliminarBesos!