Árboles de Navidad

Siempre me ha gustado el árbol más que el Belén, quizá porque en mi casa nunca se ha puesto un Belén de esos con todos los complementos, y me daba un poco de miedo cuando iba a las casas de mis amigas ver esos belenes llenos de gente y animales ¿Qué haría toda esa gente por las noches, cuando la casa duerme?

Acabo de recordar que hace unos años escribí un cuento precisamente sobre eso. Ni siquiera sé si lo he conservado.

Al grano. Decía que me gusta el árbol en cualquiera muchas de sus versiones.

Las brilli-brilli.

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Las originales.

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Las más modernas y minimalistas.

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Pero sobre todo en su versión más clásica.

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No, no exactamente así, pero esta foto me recuerda a mi padre subido en una escalera poniendo las luces al árbol del jardín de la entrada de casa, mientras empieza a nevar. Yo lo miro por la ventana porque mi madre no nos deja salir, hace mucho frío y estamos malitos.

Buscando fotos de árboles de Navidad bonitos y reales, me he dado cuenta de lo terriblemente horteras que son muchos de los que se ven por ahí.

Algunos ejemplos:

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Arrrgggghhhh.

En serio, no quiero cegaros con cosas semejantes a ésta, pero me ha costado trabajo encontrar fotos que no me dieran ganas de esconderme en un lugar muy oscuro hasta que pasen las fiestas.

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Lo normal, lo normal de verdad es que a tu árbol le falten bolas por un lado y le sobren por otro. El mío todos los años se cae alguna vez, con todas sus luces y adornos, y luego, claro, no vuelve a ser el mismo.

Además, si tienes niños en casa, tienen una tendencia natural a la simetría que hace que quieran todas las bolas rojas juntas, aquí, en este rincón, las blancas allá, todas en la misma rama, y no hay manera de hacerles cambiar de opinión.

Volvamos a lo sencillo.

De verdad, que yo hoy venía a hablar de árboles de Navidad, y de lo mucho que me gustaban, pero estoy traumatizada. Si no me creéis, pinchad aquí.