Ironía

Creo que la ironía es mi superpoder.

Me sirve para afrontar la vida, para tratar con mis alumnos. Soy irónica, a veces sarcástica, pero intento no rozar el cinismo.

Estos días he estado explicando figuras retóricas a mis alumnos: metáforas, anáforas, paralelismos, personificaciones... y también la ironía.

Algunos de mis chicos no sabían lo que era, aunque no tengo ninguna duda de que llevan toda su vida escuchando ironías y también diciéndolas, supongo.

Así que tuve que ponerles un montón de ejemplos de la vida diaria que ellos entendieran.

Como éstos:

Llega la profe y os dice: Chavales, sois lo mejor, la mejor clase que he tenido nunca (todo esto con la profesora haciendo mucho el tonto y con un tono muy muy irónico).

A un niño que no hace nunca los ejercicios, le digo que me encanta su trabajo en casa.

Y así sucesivamente, hasta que parece que todos se han enterado de lo que es una ironía.

Así que hoy, llego a clase acompañada de mi jefe de estudios. Los chavales nos ven y se meten todos en clase, se sientan cada uno en su sitio. Un jefe de estudios impone un montón...

Entra el jefe y echa un par de broncas. Ya sabéis, en su papel: tú siéntate bien,... tú, ¿qué hacías levantado? y todo eso.

Y le digo:

- ¿Sabes que estoy muy contenta con esta clase? (tened en cuenta que era la peor del instituto el curso pasado)

Él me mira sorprendido.

- De verdad, estoy muy contenta. Se portan bien y participan mucho en clase (no puedo decir que trabajan porque no saben lo que es eso, pero me lo callo, porque todo esto lo digo para animarles)

- Ah, pues me alegro, porque el año pasado daban mucha guerra.

- Pues que sepas que yo estoy feliz de que me hayan tocado estos alumnos.

Se marcha, voy a empezar mi clase y me miran.

- ¿Qué os pasa?

- Lo de que estás contenta...

- ¿Qué?

- Eso lo has dicho con ironía ¿no?