Vértigo

No, no la peli, sino la enfermedad.

El médico me ha diagnosticado vértigos, y tengo que guardar reposo unos días.

El martes empezó a darme vueltas todo, a estar inestable, a no poder estar de pie sin un apoyo. Pasé una tarde terrible, pero el miércoles tenía que llevar el coche al trabajo, y así lo hice.

Los que no trabajáis habitualmente con niños no sabéis lo perspicaces que son. Entro por la puerta de mi primera clase y me dicen:

- ¿Qué te pasa, profe? ¿Estás mala?

Aún no había abierto ni la boca.

Se han portado de maravilla estos días, con mucho cachondeo, claro, porque me han dejado sentadita en mi silla como una abuelita y un voluntario apuntaba en la pizarra lo que yo iba explicando. En mi segunda clase, cuando me vieron agarrarme a la pizarra para escribir en ella, lo vieron claro.

- Siéntate, profe, a ver si te caes y nos das un disgusto.

Y luego me ha acompañado un alumno de clase en clase, porque por el pasillo tenía que ir pegada a la pared, y eso quien conozca un instituto sabe que es imposible...

A pesar de los cuidados, y de mis reticencias a ir al médico, el viernes fui, me miró de arriba abajo y me dijo:

- Veo que vienes preparada para irte a trabajar.

Llevaba mi maletín.

- Y has venido en coche...

Pues que sepas que no vas a trabajar y que no puedes conducir. Si te pones tonta, te doy la baja.

Así que estoy de reposo, mareada, inestable, aburrida, y con todo alrededor, no sólo dando vueltas, sino también hecho un desastre...

Signo de lo viejuna que estoy.