Diario de invierno

Ya sé que estamos en primavera, aunque por aquí no hayan subido las temperaturas y esté ahora mismo en el sofá acompañada de mantita...

Os hablo de uno de los libros que he leído en vacaciones.

Paul Auster.

Sí, todo el mundo conoce a Paul Auster, pero lo que no conocéis aún es mi extraña relación con él, nuestros problemas y vicisitudes... Nuestros encuentros y desencuentros... 

Auster, además de ser un gran escritor, es también un enamorado del cine, y ha dirigido varias películas, que, por supuesto he visto todas: Smoke, Blue on the face, Lulú on the bridge y por último La vida interior de Martin Frost, en la que actúa él mismo en un papel secundario.

Os diré que todos nuestros problemas han quedado solventados con este libro. Se ha producido el esperado, al menos por mi parte, reencuentro. No puedo deciros tampoco tampoco exactamente por qué, pero lo intentaré.

Leí hace unos cuantos años varios libros de Auster: Trilogía de Nueva York, Leviatán...

Con todos me ha pasado lo mismo. Me gusta, me encanta cómo escribe, cómo te transmite cada sensación mediante palabras... pero, sí, hay un pero... Normalmente los temas de los que tratan sus novelas no me gustan demasiado. Suele ser el mismo personaje, alguien parecido a él mismo, con sus dudas y tribulaciones.

No terminan de llenarme los temas que aborda en sus libros.

Peeeero, sí, hay otro pero... resulta que leo Diario de invierno, que no es más que una reflexión sobre su vida, sobre su infancia, sobre los lugares donde ha estado y lo que esos lugares le han hecho sentir, y esta vez sí me ha llegado. 

Lo peor de todo es que creo que no es que Paul Auster haya cambiado de temática. Creo que soy yo la que me estoy haciendo mayor, y me voy interesando por cosas que antes me importaban menos. Una triste reflexión, sí, pero no por eso deja de ser cierta.