El inicio.
Más tarde.
Después.
Y el último capítulo (de momento, espero), hace unos días.
Viernes 22 de junio. Último día de clase antes de las vacaciones de verano.
Profe de lengua sentada en el departamento firmando papeles y revisando boletines.
Llaman a la puerta.
Salgo a abrir.
¿Adivináis quién es?
Pues claro, Roberto. Viene con dos compañeros.
- ¿Qué te duele? (sí, soy un poco borde, lo sé)
- Hola profe.
Le miro de nuevo y le contesto.
- Hola.
- Venía a despedirme de ti.
Seguro que le miro muy raro porque los otros se ríen y él me dice que no le mire así.
Me acerco a él, le agarro del cuello con una mano y me lo acerco. Le planto dos besos de los de verdad (no me gusta dar besos en el aire, cuando doy un beso lo doy de verdad (sin babas, ¿eh?) en las mejillas. Me abraza y le correspondo.
- Anda, Roberto...
Y entonces me aprieta fuerte, y no me suelta. A mí se me llenan los ojos de lágrimas al instante. Los otros dos apartan la vista incómodos.
- Vamos, profe, no llores que si lloras tú me vas a hacer llorar a mí.
- Anda, con lo duro que tú eres...
- Sí, claro...
No se quiere ir. Lo entiendo. Me conoce al menos dos años antes que a cualquiera del centro donde vive ahora. Y en verano no va a ir de vacaciones con su familia. Le mandan a un campamento con muchos otros como él. Quiero llevármelo a casa estas vacaciones. No lo digo, claro.
Toca el timbre. Todo el alumnado del instituto pasa ante mí en pocos segundos. Todos me ven llorando, claro. Pocos se sorprenden, claro.
Roberto me aprieta el brazo y se acerca.
- Nos vemos en septiembre, susurra.
- Tienes que pensar lo que haces el curso que viene.
- Ya lo sé.
- Nadie va a ayudarte si no te ayudas tú solo.
- Ya lo sé.
- Yaaaaaaaaaaa, que soy muy pesada.
- Sí.
Sonríe. Se da la vuelta para marcharse. Los otros se están impacientando.
- Te voy a echar de menos, profe.
Hago como que no le oigo y me doy la vuelta. Ya no puedo hablar.
(Creo que en breve no voy a encontrar más fotos de gente llorando... Soy la señorita dramones)
Ay... casi lloro yo también (y no soy de lágrima fácil), creo que a tus lectoras habituales ya nos tiene enganchadas la historia de Roberto. Si es que este chico bueno, sólo necesita que alguien se lo diga.
ResponderEliminarEl cariño, el amor es la herramienta pedagógica más potente. Y me alegro que aún puedas llegar hasta el "alma" (corazón+razón) de Roberto. Enhorabuena y sigue en la línea. Ayudarás a Roberto y a otros "Robertos", sin duda.
ResponderEliminarainsss, casi lloro yo también. Ojalá vuelva en septiembre, y ojalá aprenda algo este verano. Salu2!!!
ResponderEliminarMe dan ganas de traérmelo a casa a mí también. Espero de verdad que tenga suerte, creo que le va a hacer falta.
ResponderEliminarUn beso
Meu pobre....hay q hacer un comando blogger o algo asi, para ayudar a este chico, si esq a veces, no hay dereecho!
ResponderEliminarQué bonito! Ese chico tiene que salir para adelante, sí o sí!!!
ResponderEliminarRo: tienes un premio en mi blog. Un beso.
Yo no es que sea muy mayor (tengo 35 años) pero creo que a los adolescentes actuales les falta motivación, están como perdido, quizá por la falta de expectativas de futuro por la crisis o que sé yo. El tema es que en mi cole no tuve compañeñores así... quizá pq nuestros padres nunca dudaron en tirarnos la zapatilla des del otro lado del comedor cuando lo consideraban necesario jeje Y digo yo ¿un tortazo a tiempo en época de educación y crecimiento de un hijo es maltrato o "necesidades impresiosas" para controlar a un adolescente rebelde?
ResponderEliminarSupongo que contestar esta pregunta es como el "to be or not to be" de Shakespeare, pero ahí lo dejo...
http://www.humordemoda.blogspot.com
Creo que los niños y los adolescentes son lo que nosotros hemos hecho de ellos. Se ha perdido parte del respeto a los padres y profesores porque se lo hemos permitido. Y es verdad que algunos están muy perdidos, pero cualquiera lo estaría en su situación. El número de familias que llaman desectructuradas crece día a día. Las circunstancias en que se crían estos niños son difíciles. Maltratos, de los de verdad, no como la zapatilla que a mí también me tiraba mi madre. No debería decirlo pero la madre de este chico lo educaba con una fusta.
ResponderEliminarTranquilos, tiene corazón y le escucha. Nos podemos ir de vacaciones tranquilos. Aunque a lo mejor la liará este verano... pero tranquilos escucha a su conciencia... habla con ella... a vosotros no os lo va a contar... pero habla con ella. Dile que te escriba y.. .que te cuente.. tiene un buen fondo.
ResponderEliminarHola ro.. He llorado con esta entrada porque soy muy sentida y bueno, parece ser que tenemos cosas en común. Yo también soy profe (filóloga inglesa), además me apiado de los estudiantes con problemas. La madre de Roberto es una caradura, su hijo es su responsabilidad.
ResponderEliminarSaludos. Nos leemos.
Sybil Vane
Espero que el final de esta historia se aproxime bastante a un final feliz. Tiene buen fondo el chico, ojalá encuentre quien pueda ayudarle.
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