Hoy uno de mis alumnos ha estrenado gafas. Para él ha sido todo un acontecimiento, claro, y, además, como es un chaval guapete, con mucho éxito entre las chicas, su elección de gafas ha ido en consonancia con los tiempos que corren. Es decir, gafapasta tamaño XXL, más o menos así:
Sí, el parecido de este chico con mi alumno es asombroso, lo digo en serio, parecen clones. |
Cuando he entrado en clase, estaba sentado en su sitio (primera cosa extraña), con el cuaderno y el libro encima de la mesa (lo nunca visto), como esperando ansioso a que empezara la clase (¿eeeeeeeeh?).
Así que, como ya soy un poco viejuna, y mala, y en clase tengo más reflejos que Fernando Alonso al volante, fui directa a mi sitio y ni siquiera posé la mirada sobre él.
- Cuadernos encima de la mesa. Vamos a ver los deberes.
(alumno que se incomoda en su asiento, pensando "esta no me ha visto aún")
Paso por las mesas, comprobando que todos algunos tengan los deberes hechos, y cuando paso a su lado vuelve la cara y me mira fijamente. Yo, ni caso.
Vuelvo a mi mesa y digo:
- Venga, vamos a corregir.
(alumno que no se lo puede creer, cómo puede ser que la profe no se haya fijado en él y le haya hecho un comentario sobre sus gafas, se quita las gafas y las mira fijamente como para comprobar que de verdad están ahí, y que todo el mundo puede verlas)
Nos ponemos a corregir los ejercicios, mientras él vuelve a ponerse las gafas y vuelve a mirarme fijamente, sin pestañear, para ver si yo le miro o le hago un gesto. Permanezco impasible. Soy una torturadora. Jajajajajaja (risa malvada).
Entonces levanta la mano.
- ¡Prooofeee!
- ¿Qué?
- ¿Puedo cambiarme de sitio?
Es una pregunta con trampa, vosotros no lo veis aún porque no estáis entrenados y no entendéis como yo las retorcidas mentes de los niños de trece años, pero es una pregunta con trampa. Y es que en las últimas semanas el alumno me ha pedido cambiarse de sitio para ver mejor la pizarra, y, como no tenía gafas, pero las necesitaba, lo he dejado. Espera que le diga algo así como "¿Para qué necesitas cambiarte de sitio si ya llevas gafas?". Así que hago lo contrario de lo que espera.
- Sí, claro. - le digo fingiendo estar a otra cosa.
- Pero prooofeee, si Carlos ya se ha puesto gafas, no necesita cambiarse de sitio...
Claro, los demás me llaman la atención sobre lo que parece evidente.
Y entonces, yo, miro a Carlos y le digo:
- Ah, ¿pero te has puesto gafas? No me había fijado...
Gatito a la última moda. |
Si es que toooodo vuelve... |
Tengo una alumna que las lleva como el de la derecha, y está bastante guapa... |
Jajaja, me paaaaarto, te he visto comentando por mis blogs asiduos y he entrado a conocerte, le he dado un buen repaso a tus últimas entradas y me encanta tu blog. A mi me pasa lo contrario q a tu alumno, uso gafaspastas varias, las necesito y me gustan, pero me da cosilla q la gente me mire. Me quedo x aqui. Salu2
ResponderEliminarYo también uso gafas de pasta, de colores, de toda la vida. Las tengo rosas, naranjas, marrones, negras, azules, verdes...Pero es que mi alumno-clon de Justin Bieber es la leche. Se merece que hable de él algún otro día. Seguro.
ResponderEliminarGracias por estar ahí. Eres mi primera seguidora. Bienvenida.
cómo te entiendo, me he reído con este post! y.... no te creas que cuando llegan a la universiad lo de profeee en primero todavía se les escapa!
ResponderEliminarNo conocía tu blog. ¡Cómo me gusta! Voy a darme otra vuelta por él...
EliminarHola, yo tb soy profe en un instituto, cuando te leo no sé si me hace gracia o es para ponerse a llorar, en fin!!!
ResponderEliminarCon la situación que estamos viviendo en la educación, y lo que se nos viene encima, hay que intentar reírse un poco, aunque sea de uno mismo.
EliminarGracias por pasarte y comentar. Ya me contarás cómo están las cosas por tu instituto.