Hoy pensaba hablar sobre cosas banales, sobre fotos curiosas, o algo así, aprovechando que media España está de puente y la otra media de víspera de fiesta. Pero esta mañana ha sido una mañana de locos en el trabajo, y voy a contaros más o menos cómo ha ido.
A las 8,15 he llegado al insti, que estaba helado y desapacible, porque estamos intentando ahorrar en calefacción, y también porque se supone que no tenía que hacer tanto frío en vísperas de empezar el mes de mayo. Tres graditos marcaba el termómetro de mi coche a esas horas.
A las 8,15 he llegado al insti, que estaba helado y desapacible, porque estamos intentando ahorrar en calefacción, y también porque se supone que no tenía que hacer tanto frío en vísperas de empezar el mes de mayo. Tres graditos marcaba el termómetro de mi coche a esas horas.
Nuestro hábitat desde que llegó la crisis. |
Empiezo la jornada echando broncas a un grupo de chicos que se había atrincherado en las escaleras y no dejaban pasar a sus compañeros. Eso, además, les hacía una gracia tremenda. Y yo a esas horas no estoy para bromas.
- Todos para abajo hasta que suene el timbre.
- Ya empezamos desde por la mañana...- protestan.
- Sí, ya empezamos desde bien temprano por la mañana dando guerra.
Se me pone ya la cara de profesora cabreada, cara que no se me ha quitado todavía, creo...
Mi primera clase y faltaban seis alumnos.
-¿Dónde están los que faltan?
- David está malo.-se apresuran en contestar.
Me da más mala espina...
Termino la primera clase y aparecen en el patio del insti dos furgonetas de la policía nacional cargadas de chavales, siete en concreto. Uno de ellos, el tal David que estaba malo.
Por diversas circunstancias que no vienen al caso, tengo que atender yo a los policías, que están entre enfadados y divertidos. Los alumnos, que son todos menores, habían quedado, con chicos de otros institutos también, en no ir a clase hoy, pensando que con lo del puente no se notaría mucho. Como hacía mucho frío por la calle, decidieron calentarse con una garrafa de cinco litros de calimocho y, como llovía, intentaron meterse en una casa medio en ruinas. Un vecino que los vio llamó a la policía. Hicieron falta cuatro furgones para recoger a los chicos y repartirlos por los institutos.
Sé que la trastada no es nada del otro mundo, que es algo que todos hemos hecho, saltarnos alguna clase, o hacer botellón, o estar donde no debemos, pero el papel que me tocó esta mañana no es el de tía enrollada y comprensiva.
Empiezo la jornada echando broncas a un grupo de chicos que se había atrincherado en las escaleras y no dejaban pasar a sus compañeros. Eso, además, les hacía una gracia tremenda. Y yo a esas horas no estoy para bromas.
- Todos para abajo hasta que suene el timbre.
- Ya empezamos desde por la mañana...- protestan.
- Sí, ya empezamos desde bien temprano por la mañana dando guerra.
Se me pone ya la cara de profesora cabreada, cara que no se me ha quitado todavía, creo...
Mi primera clase y faltaban seis alumnos.
-¿Dónde están los que faltan?
- David está malo.-se apresuran en contestar.
Me da más mala espina...
Termino la primera clase y aparecen en el patio del insti dos furgonetas de la policía nacional cargadas de chavales, siete en concreto. Uno de ellos, el tal David que estaba malo.
Por diversas circunstancias que no vienen al caso, tengo que atender yo a los policías, que están entre enfadados y divertidos. Los alumnos, que son todos menores, habían quedado, con chicos de otros institutos también, en no ir a clase hoy, pensando que con lo del puente no se notaría mucho. Como hacía mucho frío por la calle, decidieron calentarse con una garrafa de cinco litros de calimocho y, como llovía, intentaron meterse en una casa medio en ruinas. Un vecino que los vio llamó a la policía. Hicieron falta cuatro furgones para recoger a los chicos y repartirlos por los institutos.
Sé que la trastada no es nada del otro mundo, que es algo que todos hemos hecho, saltarnos alguna clase, o hacer botellón, o estar donde no debemos, pero el papel que me tocó esta mañana no es el de tía enrollada y comprensiva.
Los adolescentes no son taaaaan malos. |
Les tuve que meter en un despacho, echarles la madre de todas las broncas y llamar una a una a sus casas. Un método cruel y despiadado que he aprendido con los años es dejar que sean ellos los que le cuenten a sus padres lo que han hecho.
- Buenos días, ¿es la madre/el padre de...? Le llamo del instituto. Voy a pasarle con su hijo/a.
Ha habido llantos, peticiones de perdón, castigos por doquier, arrepentimientos varios,...
Así que os cuento que hoy me he tenido que meter en el papel de mala malísima, ponerles las cosas muy negras, hablar con padres y madres, escuchar sus problemas, su indignación,...uff, cuando en realidad no me parecía un hecho tan grave, y ellos ya traían el susto en el cuerpo de ver aparecer a la policía, de tener que identificarse, montar en un furgón policial...
Y no me siento nada contenta con haber tenido que ser la mala de la película, ¿no es ése nuestro papel como profesores?
El caso es que la mala leche aún no se me ha quitado.
Ro: muchas gracias por pasarte por mi blog y seguirme! Me encanta el tuyo, es divertido, fresco y diferente. Te sigo.Un beso
ResponderEliminarMuchas gracias a ti por tus palabras y por seguirme. Estoy empezando, y da gusto que alguien te comente y te anime. Y más alguien con un blog como el tuyo, que me gusta mucho.
EliminarJaja¡Una profe buena!
ResponderEliminarMe gusta tu blog
A mí sí que me gusta tu blog. Te sigo hace tiempo y todas tus entradas son muy originales.
EliminarY los profes, como norma general, somos buenos,jajajaja. A ver, si no, cómo íbamos a aguantar a tanto elemento que hay por ahí. ¿no será por lo que nos pagan? qué te voy a decir a ti de la palabra recortes. Sanidad y educación, dos cosas completamente prescindibles, según parece.
Y eso de disfrutar hechando broncas es solo en el cole ...
ResponderEliminaro también será aquí
Saludos
Buenooooo, un poco sí se disfruta...
ResponderEliminarBufffffffff, vaya tela!!! Dios mio que dentro de nada tengo a mi peque en el furgón!!!!
ResponderEliminarB*
No creo. Pero es algo habitual en los institutos que la policía te traiga chicos que ve por ahí en horario escolar.
EliminarPor cierto, vivimos en la misma ciudad...