Sucedió en marzo

Marzo comenzó en lunes, y parecía que tenía buena pinta. Me gustan los meses tan ordenados que el día uno es lunes y así siempre sabes en qué días estás. Otra de las cosas buenas que ha tenido este mes es que, excepto unos pocos días, ha hecho bastante bueno, y los días ya son más largos, con lo que los paseos con mi chica pequeña cada día los disfrutamos más.

Marzo ha sido el mes en el que estuvimos pendientes de la vacuna, que se anuló el día que nos la íbamos a poner todo el personal de mi instituto. Eso sí, nos avisaron para ponerla el día anterior, a la una del mediodía, y todo era para ya mismo, y luego no. Hubo que organizar y desorganizar en un día miles de cosas. Finalmente nos la pusieron una semana después, y menos mal que fue el día que empezábamos las vacaciones, porque nos pusimos la mayoría malos. Fiebre, dolores musculares y de cabeza, mucho malestar... unas horas, es verdad, pero lo pasamos regular, y en mi caso fue una noche terrible. Lo mejor de todo es que para el verano, si todo va como está previsto, estaré inmunizada.

Marzo fue también mes de exámenes para los alumnos, y para mi hijo, y de mucho trabajo de todo tipo en el centro, pero sobre todo de papeles, cientos de papeles, miles de papeles que firmar y preparar...

Marzo también es el mes del cambio de hora, que siempre me deja para el arrastre. Y así estoy. Ayer pasé la tarde con dolor de cabeza continuo y sin ganas de nada. Sueño a deshoras, desgana... 

Marzo terminó en vacaciones, y eso es un plus, aunque estaba deseando que acabara, la verdad, porque no ha sido el mejor mes y, después de un febrero breve y tranquilo, se me ha hecho largo. Veremos qué nos depara abril.