En enero

Este mes de enero ha sido atípico para mí. Sí que ha sido un mes de comienzos (mis inicios siempre son en septiembre y no en enero), y eso está bien, aunque sean a mitad de curso escolar. Y han pasado muchas cosas, teniendo en cuenta que suele ser un mes bastante tranquilo.

Haré un resumen, basándome en los que hace Itziar de Vidas de Mercurio y los que también hacen Dina y Marialu.

En mi mesilla, mi primer libro del año, que me encantó, un libro que me ha durado bastante y después, muy destacado, Los asquerosos.

En mi cómoda, siempre, ropa planchada y sin guardar.

En el sofá, mantita y labor para tejer.

En la nevera, mucha organización. Estoy planificando menús haciendo listas de compra inversa y comprando con mucha cabeza.

En la caja de galletas, estas rosquillas que hizo mi compañera en el instituto y que repitió porque estaban buenísimas.

En la ducha, un exfoliante de Rituals que acabo de terminar y que me ha encantado.

En los labios, cacao natural hecho en casa (no por mí), porque el frío me reseca los labios muchísimo.

En el perchero creo que un chaleco reversible, de color fucsia, que tiene mil años, pero es lo mejor que me pongo cuando quiero salir a caminar, algo que he hecho mucho este mes. No tengo foto de semejante despropósito, que estoy combinando con una bufanda de Spiderman.

En la cabeza, problemas, preocupaciones... a cientos.

En la pared, el nuevo calendario del año, y planificadores variados.

Mi calendario no es este, que yo soy muy fina, pero por ganas no será...

En la calle, sol y frío, y largos paseos con las manos heladas.

En la mochila, mis cuadernos y mi afición a decorarlos.

En todas partes, sensaciones de cambio, de que este año me va a traer, finalmente, cosas buenas.