A veces me preguntáis cómo le va a mi pequeño. Y quería desde hace tiempo hablaros de ello. Pero no sabía ni cómo ni exactamente de qué hablar.
Mi peque está ahora mismo en un periodo de transición entre ser un niño y ser un adolescente con todo lo que eso conlleva. Y es un momento raro. No sé cómo explicarme para que no parezca que me quejo de él porque no es así, pero a la vez ser consecuente con la verdad, como siempre he intentado por aquí.
Se ha asentado mucho en muchas cosas. Su carácter sigue siendo difícil pero es cada vez un niño de mejor trato y menos dramas diarios. Aún así, no tiene las cosas fáciles, y en casa tenemos que estar muy pendientes de él.
No tiene las cosas fáciles porque se han unido dos cosas: sus problemas de atención, y sus escasas ganas de estudiar o de ir a clase (ambos van juntos, claro), por un lado, que hacen que a veces no sepa qué tenía que hacer, cuándo tenía el examen o dónde vive y cómo se llama. Y por otro lado la música, que se lo está dando todo pero le quita mucho, muchísimo tiempo.
A veces, esos dos temas juntos son una bomba de relojería, ya que en los últimos tiempos, con ensayos, pianos, pianistas y demás ha pasado a tener diez horas de música a la semana, más las prácticas en casa. Eso supone que, si sumamos los traslados, tiene más o menos una media tres horas diarias ocupadas en quehaceres musicales. Y sus estudios le llevan mucho tiempo, así que estamos tooooooodo el día pendientes de deberes y estudios. Absolutamente todo el día. Y eso agota, a él y a mí.
Ya digo que no me quejo. Me encantaría, por supuesto, poder ocupar mis tardes en ocio para mí. Ir al cine el día del espectador, salir de compras, ir a algún curso o al gimnasio... pero no hay mejor ocupación que mi hijo, sobre todo porque siguen viéndose los resultados y seguimos avanzando.
En cuanto al mayor, está en un año decisivo. Segundo de bachillerato se lo está tomando aún más en serio que primero, y quiere sacar buenas notas, así que estudia mucho y se agobia mucho. Sí, en esta casa todos nos agobiamos mogollón, nos ponemos nerviosos por cualquier cosa y surgen los dramas en cualquier esquina. Pero somos así. Está llevando un primer trimestre regular, donde las cosas no le están saliendo como quiere, pero es muy difícil el nivel de autoexigencia que se ha impuesto, así que así será todo el curso. Solo estoy feliz de que termine en mayo, un mes antes que otros años, porque hay días en que, con uno estudiando día y noche y otro protestando por todo, las tardes se me hacen eternas y me parece que no es posible que solo estemos en noviembre...
Mucho ánimo, mucho mérito tienes. Gracias por compartir. Tengo la sensación de que tus peques crecen con los nuestros, solo que a mi no me da tiempo a leer tanto y ver series y pelis:-)
ResponderEliminarJajaja. A mí tampoco me da tiempo a nada. Mi secreto es que no hago otras cosas, y aprovecho a leer en cualquier sitio, incluso cuando estudio con el peque.
EliminarBEsos.
Todo pasa, mujer. Con el mayor ten en cuenta que el segundo trimestre seguro que le va mejor. O así funciona por aquí, el primer trimestre de "tortazo", y luego ya saben por donde van.
ResponderEliminarCon el peque también te entiendo. El mío, a pesar de ser mayor, va cambiando y madurando pero solo en algunos aspectos, de manera que ves un niño para algunas cosas, un ser bastante maduro para otras, y el resto del tiempo, pues hormonas.
¡Ánimo!
También espero que el segundo trimestre vaya mejor. No es que esté suspendiendo ni nada de eso, es que quiere notazas, y eso no se consigue así como así.
EliminarBesos.
¡Ay, segundo de Bachillerato!
ResponderEliminar¡Qué duro!
EliminarBEsos.
Lo agobios son muy malos, calma a todos.
ResponderEliminarEstamos agobiados todos. Necesitamos vacaciones.
EliminarBesos.
los dos están dándolo todo por lo que quieren lograr, eso es un puntazo! ^^
ResponderEliminarEl cerebro de un adolescente cambia de tal manera que es como si hablaran en otro idioma O,o
ResponderEliminar