Sigue nadando...

A veces da la impresión, a los profesores y también a alumnos y padres, que cuando un curso se acaba, todo lo que se ha hecho en él ya es cosa del pasado, y que el curso siguiente se empieza de cero otra vez. Por eso creo que a veces es tan descorazonador este trabajo.

Pero otras veces parece y los hechos te van diciendo que tu trabajo mereció la pena, que hay cosas que quedan, que permanecen y que el cambio de curso, e incluso el cambio de instituto en mi caso, no ha terminado con ellas.

Hay dos hechos que en estos días me han animado muchísimo a continuar en la línea de lo que estoy haciendo en los últimos años.

La primera de ellas, os la conté hace mucho, pero ahora han llegado los resultados.

Presenté un proyecto a la convocatoria de Rutas científicas, artísticas y literarias del Ministerio de Educación y nos las concedieron. Eso ya os lo conté. El viaje era a finales de septiembre, y mis alumnos ya han ido y han regresado.

Ha sido un viaje inolvidable para todos ellos, que he podido seguir paso a paso gracias a las redes sociales y a mis maravillosos alumnos que me mandaron fotos casi minuto a minuto, y al diario de cada día que, por la noche, me hacían las profesoras que los acompañaron. He llorado todos y cada uno de los días, pensando en lo que me gustaría estar allí, por una parte, pero mucho más por la emoción que me transmitían mis chicos día a día con ese viaje que para todos ha sido maravilloso.

Os dejo aquí un enlace al vídeo que han hecho recordando el viaje. No me gusta mucho porque no han metido fotos de los lugares que visitaron, pero en él se acuerdan de mí y me dan las gracias, y eso también me ha hecho llorar, pero no con lagrimitas de las que se te escapan, sino con llantos desconsolados.

Por si esto fuera poco, el viernes por la tarde mi ex-directora me envió un montón de mensajes al móvil y al correo electrónico.

Allá a finales de junio, principios de julio, cuando se suponía que estaba de vacaciones, todavía estaba inmersa en un proyecto que presenté a un premio.

Se trataba de los premios que convoca la Junta de Castilla y León para los mejores planes de fomento de la lectura que se han llevado a cabo en centros educativos durante el curso anterior.

Me presenté ilusionada, es más, estaba convencida de que nos lo iban a dar, pero luego me había olvidado de él.

Y mi directora ni siquiera se acordaba de haberse presentado cuando recibió el correo diciendo que nos lo concedían.

Mañana salimos en Boletín oficial y nos han concedido 1000 euros para fomentar la lectura.

¿Qué haría yo con ese dinero? Supongo que muchas cosas, pero como me cambié de centro, no voy a verlo. Pero estoy segura de que le darán un buen uso.

Y os cuento todo esto para compartirlo con vosotros pero también para que veáis, y para convencerme también yo de que el trabajo que se hace durante el curso no se acaba con él, que tal vez en ocasiones lo veamos, como me ha pasado estos días, y otras veces no nos demos cuenta, pero todo lo hecho ha dejado una huella en algún sitio.