viernes, 31 de diciembre de 2021

Cosas bonitas del 2021

Este año no ha sido bueno para la mayoría de la gente. Demasiada incertidumbre, intentando aprender a vivir de otra manera, con tantas pérdidas humanas, con nuevas costumbres, nuevas formas de vivir...

Aun así, creo que siempre se puede sacar algo bueno de todo, por lo que me gustaría recordar cosas que sí fueron buenas de este año que termina hoy.

En primer lugar, mi familia, todos están y todos siguen. Mi madre pasó el Covid,  pero afortunadamente con una vacuna ya puesta, y con síntomas pero leves. 

Mis hijos, que son mi todo. El mayor ha tenido años mejores, pero seguimos adelante, y el pequeño por fin está encontrando su manera de encajar en el mundo. Muy agradecida de los dos hijos que tengo. 

Mis amigas, tanto las del trabajo, en el que me rodeo de gente genial, que está ahí cada minuto, y con la que se puede contar siempre, como mis amigas, con las que a veces tardo en quedar o en vernos, a pesar de ser casi vecinas. Pero nuestros vermús y nuestras cañas arreglando el mundo son lo mejor. También mis kiwis, que siempre siempre están ahí, y en este año pudimos vernos al menos un par de veces. 

Mi pareja, esa persona que, contra todo pronóstico, sigue ahí dos años y medio después, al que conocí en el peor momento de mi vida y de la suya y que ambos hemos salido a flote juntos, luchando mil batallas. Y seguiremos. 

Mi Jenny, que llegó a finales del año pasado a nuestras vidas y ha supuesto una revolución. Nuestra casa ya no es la misma (a peor, claro) y nuestras vidas han cambiado radicalmente. Ahora tenemos un miembro más en la familia, alguien que depende de nosotros, pero que te da cariño a raudales cada minuto del tiempo que pasas a su lado. Me encanta tenerla. 

También ha habido más cosas buenas, o bonitas. En mi trabajo, cada día es una montaña rusa, en la que tienes a veces que trabajar duro y contrarreloj para entregar papeles y proyectos a tiempo y otras que secar lágrimas, animar, enfadarte, echar broncas, hablar con padres, hablar con abuelos... Creo que en los últimos meses me paso el día al teléfono con madres. Lo mejor, cuando te agradecen el esfuerzo. Y son muchas ocasiones. 

En el deporte y dieta, las cosas para mí también han ido bien. El año pasado empecé con un entrenador, ya llevó más de un año, año en que me ha cambiado el cuerpo, he aprendido mucho sobre cuidar mi cuerpo y también con un nutricionista. De forma que termino el año mejor que nunca, más delgada, más ágil, más vital. Y lo mejor: incorporar todo lo que estoy aprendiendo a mi estilo de vida, y no dejarlo ahí. 

Más cosas: la lana. Mi afición a tejer ha ido en aumento, y ya he regalado algunas cosas sencillas hechas por mí. Me apetece mucho continuar. Tanto que en estos días de vacaciones tengo cuatro labores empezadas, y quiero seguir mejorando, haciendo cosas que me gusten y regalando cosas hechas a mano. Tejer me relaja, y a veces noto que lo necesito. Me encantaría dedicar tiempo a alguna otra afición, pero de momento creo que tejer es algo que me llena y me va muy bien para la mente.

Seguro que hay cientos de cosas más que podrían contar como cosas bonitas del 2021. Pero esta muestra es suficiente.


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