lunes, 14 de enero de 2019

El tiempo y la prisa

El otro día leía a Bettie en este post quejándose del poco tiempo que tiene para hacer cosas, o de las cosas que quiere hacer y no encuentra el momento. Y es algo muy común en redes sociales, y en la vida 1.0, quejarse de la falta de tiempo.



La falta de tiempo es real, quiero decir, que a todos nos gustaría que los días duraran más, y sobre todo, que nuestros buenos momentos se expandieran en el tiempo y los malos apenas duraran un instante. Creo que eso no lo podemos cambiar, pero sí podemos cambiar nuestra forma de afrontar el paso del tiempo.



En relación a esto, me gusta fijarme en cómo hablan las personas, porque lo que decimos y cómo lo decimos dice mucho de cómo somos, de cómo construimos nuestro pensamiento. Todos alguna vez, o muchas, hemos dicho aquello de que no me da la vida, o de que no tengo tiempo de esto, o no tengo tiempo de lo otro... o más aún: no pierdas el tiempo. Me encanta esta expresión. Quienes la usan mucho están siempre con prisa y piensan que el tiempo es algo que hay que aprovechar, no se sabe cómo, todos los minutos y segundos de cada día. Para algunas personas hasta dormir es perder el tiempo y si, el sábado por la mañana se levantan tarde, dicen que han perdido toda la mañana. No se dan cuenta de que todo cuenta: el descanso, su cuerpo que les pedía dormir, su mente más despejada... ¿Cómo puede ser que dormir tres horas más de lo habitual, o las que sea, se considere perder el tiempo?



Los profes usamos mucho esa expresión: aprovechad el tiempo. Nuestras clases están limitadas por los minutos que duran y queremos aprovecharlas. Y los alumnos siempre intentan que "perdamos el tiempo" entreteniéndonos.

El tiempo y la prisa marcan nuestras vidas más de lo que nos gustaría. Yo era así, y a veces también lo soy, me estreso, me entra la prisa, pienso que no me da la vida ni el tiempo para nada. Pero un día decidí que así no podía seguir.



Por un lado, esa obsesión por los fines de semana: ay, otra vez lunes; venga, ya es miércoles; por fin es viernes; qué rollo, domingo por la tarde... Dejé atrás eso, con un esfuerzo consciente por disfrutar del lunes por ser lunes, por las cosas buenas que tiene, por ser un inicio, una página en blanco...

Tiempo después me obsesionaba por aprovechar el tiempo. Entonces tenía un niño muy pequeño, viajaba todos los días una hora y cuarto de ida y lo mismo de vuelta a trabajar, llegaba cansadísima a casa, iba a yoga y me parecía que no me daba tiempo a hacer todo lo que quería.



Tuve que hacer un esfuerzo importante para dejar atrás ese pensamiento. Estar en casa o bajar al parque con mi hijo ya era disfrutar, ya era suficiente, y si mi jornada laboral era más larga de lo habitual por diversas circunstancias, tampoco podía quejarme, ni pretender que las tardes me dieran de sí más de lo que daban, teniendo en cuenta que mi hijo tampoco dormía bien y me despertaba varias veces todas las noches.

Empecé a dejar atrás la prisa, a pensar, en un ejercicio que me duró mucho tiempo, cada vez que quería hacer algo y no encontraba el momento, que no se puede llegar a todo, y que no pasa nada. A no sentir envidia cuando ves que otras personas "aprovechan el tiempo" haciendo muchas cosas. Seguramente yo también las hacía, pero no las valoraba.



Ahora no vivo en un mundo de fantasía, luz y color. A veces me agobio, a veces tengo prisa y voy acelerada, pero siempre intento pensar en el ahora, disfrutar este momento en el que, por ejemplo, escribo mientras desayuno, porque me levanto pronto para hacerlo con calma, para empezar la mañana con cero agobios y con la tranquilidad que luego me llevo, o intento llevarme al trabajo y continuar con ella durante el resto del día.  En breve se levantarán mis hijos, y me encanta tener ese momento de despertarles, de verles mientras regresan del mundo de los sueños al de la realidad, cada mañana. Y empezarán con sus duchas y con sus desayunos. Y yo me despediré de ellos, con alguna recomendación de última hora y viajaré a mi trabajo, poco más de media hora, eligiendo la música o el silencio que quiero que me acompañe, pensando en lo que va a ser mi día, tranquila, con tiempo, sin prisa.


16 comentarios:

  1. Me ha encantado tu reflexión, yo estoy en las mismas, dándole vueltas a mi percepción del tiempo y a mi ansiedad que quizás sea mi problema para gestionarlo.
    Un beso.

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    1. La ansiedad viene con una, pero es cierto que se aprende a llevar las cosas mejor con el tiempo...

      Besos.

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    1. Jaja. Pues sí, es verdad que el tiempo se nos va, y que tenemos que hacer algo para saber gestionarlo lo mejor que podamos.

      BEsos.

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  3. Adoro este tipo de reflexiones. Yo las hago los jueves por la mañana, con un café o una infusión y me encanta empezar así el día.
    Y hace tiempo hice un post de esto, de perder el tiempo porque parece que criminalizamos a quienes lo hacen y en realidad, ¿qué es perder el tiempo?
    Yo creo que hay que vivir cada momento, no hacer de nuestros días un tiempo de espera pensando en el finde, las vacaciones o lo que sea.
    Muy feliz lunes.

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    1. Lo sé. Te leo siempre aunque no te comente todo lo que me gustaría.

      BEsos.

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  4. Me gusta tu reflexión y la conclusión a la que llegas.

    A mí me parece que, en realidad, no es falta de tiempo sino cuestión de prioridades. Una vez que las tienes claras, te amoldas con facilidad, piedes ese agobio y dejas de decir el manido "yo no tengo tiempo para eso" como excusa.

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    1. Sí, siempre es cuestión de prioridades, pero si nos lo planteamos, nunca nos da tiempo a todo lo que nos gustaría. Lo bueno es llegar a saber bien cuáles son tus prioridades.

      Besos.

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  5. Justo esta mañana leí el post de Bettie y le decía que yo ahora disfruto más del "dolce far niente", que ya no me entran los agobios de antes. Si un domingo me apetece pasármelo tirada en el sofá sin hacer nada "productivo" lo hago y la plancha puede esperar... (por poner un ejemplo).
    Siento lo que tú dices, pero estoy convencida de que eso es por la edad (tú y yo tenemos casi la misma), que a medida que cumplimos años vemos cosas que antes no veíamos y el orden de prioridades varía.
    Mi mejor momento del día es la mañana, sin duda. Me levanto con tiempo suficiente para desayunar con calma, leer el correo, echar un vistazo a blogs, actualizar el mío. Sin ruido, en calma. Eso no se compra con nada. Luego ya habrá tiempo a empezar a correr y estresarse, pero ese momento de paz es inigualable.
    Buena semana, Ro.

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    1. Te he leído en los comentarios de Bettie. Sí, supongo que tiene mucho que ver con la edad, y con haberlo meditado mucho.

      Besos.

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  6. Yo ya sé que soy la rara en estos casos, pero a mí siempre me da tiempo....
    Creo q ya he descubierto la forma de poder volver a comentar ^_^

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    1. Menos mal. Qué pena y qué rabia que no pudieras hacerlo...

      Besos.

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  7. Me has dado toda la envidia (sana) del mundo. Yo estoy haciendo ahora ese camino. Desde que empecé a trabajar a jornada completa he tenido de todo, pero en los últimos meses el acelero era constante, y la sensación de no tener tiempo para mí, y de que se me estaba perdiendo la vida. Suena exagerado, pero así es. Y acabé por perdir ayuda al médico, y oye, lo que me recomendó fue vivir el presente (en mucho más rato, ojo xD) y cuidarme. Y mucho de lo que me recomendó lo has dicho tú en este post. Así que nada, en ello estamos. Buscando el tiempo, que no se lo lleven los hombres grises.

    ¡Besos!

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  8. yo soy de las que si tiene mucho que hacer lo hace todo... pero si tengo solo cuatro cosas me disperso, no hago nada y acabo triplemente cansada!

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  9. Yo no puedo evitar agobiarme aún por no sentirme productivo. Sé que no debo, que debería relajarme más en cuanto a llenar mi agenda y ponerme obligaciones. Pero aún no lo logro.
    ¡Un abrazo!

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  10. Guau, tarea titánica esa... Creo que debería empezar a trabajar en ello D:

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