jueves, 24 de mayo de 2018

Conflictos y fin de curso

A estas alturas, con menos de un mes para el final del curso, todos estamos cansados, con pocas ganas de trabajar, y la paciencia está ya en el límite de la reserva.



El curso pasado terminé muy mal estos últimos días. Teníamos un problema con una alumna, un problema que se fue enquistando y que no supe resolver. Y eso, además de las características muy especiales de mis alumnos, hicieron que el curso me resultara más largo que nunca, más pesado e insoportable, y que pensara constantemente en los días que me quedaban para terminar.

Este año no es lo mismo, ni mucho menos. Aunque los grupos de alumnos que tengo hacen que esté cansada, muy cansada, y también tenga ganas de terminar. No es que me estén dando problemas, salvo una alumna que los dio en el viaje y cuyas secuelas aún se dejan ver en clase, ya que tengo a la agresora y agredida, una sentada delante de la otra, en una clase de reducidas dimensiones.



Estoy cansada, y no físicamente, porque me encuentro bastante bien, sino mentalmente. Estoy programando las últimas semanas, y no quiero empezar ya a contar los días, porque luego se me hace mucho más largo, pero no será por ganas.

Las clases esta semana han estado bien, los chicos han vuelto a la dinámica del aula sin problemas, no tengo queja, están trabajando, pero soy yo la que ya no tengo ganas, y además, los chavales saben quién aprueba y quién suspende, quién repetirá y quién pasará de curso; lo tenemos todos claro y este mes va a ser eterno.



Por otra parte, a estas alturas de curso siempre me planteo qué he hecho mal, qué tenía que haber trabajado más. Son esos momentos de "el curso que viene lo hago de otra manera". Porque siempre piensas que no has hecho lo suficiente, que tendrías que haber dedicado más tiempo a una cosa y menos a otra, y, sobre todo, en los ratos "perdidos", esos momentos en que nos hemos relajado, hemos aprovechado poco el tiempo y los recursos... En estos momentos considero siempre que he trabajado poquísimo y que mis alumnos estarían mucho mejor con otro profesor.



No pasa nada, no es pesimismo ni pensamientos reales; es simplemente final de curso, y siempre es así para mí. Reflexiones de lo que no ha funcionado y lo que sí, para mejorar, para cambiar. Pero a finales de mayo y principios de junio siempre me siento pequeñita, abrumada por la responsabilidad que tengo con mis alumnos y por el peso del curso, que ya termina y no se puede cambiar lo que se ha hecho y, sobre todo, lo que no se ha hecho.

4 comentarios:

  1. Estoy jubilada desde hace dos años y hasta el último año en que trabajé, todos los finales de curso me sentía preparada para volver a empezar ese mismo curso otra vez. Me pasaba lo mismo todos los años.
    Nuestra profesión es agotadora física y mentalmente. Acumulamos mucho durante el curso. Y el hecho de que te plantees eso, habla muy bien de ti. Soy capaz de verlo ahora.
    Por ti y por tus alumnos, no dejes de hacerlo nunca.
    Bicos

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    1. Muchas gracias por tus palabras. Es cierto que todos los años a estas alturas uno piensa en volver a empezar y en cómo lo haría de nuevo.

      BEsos.

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  2. estas autoevaluaciones nos muestran las equivocaciones, pero sirven para no volverlas a cometer... solo se equivoca para siempre el que nunca se evalúa

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  3. Mi final de curso también fue agotador. Exámenes, mucho que estudiar y el pensamiento de "No puedo más, que esto se acabe ya".Por fortuna, todo ha ido de maravilla.
    Un beso, guapa :)

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