Escenas de hospital

Ya os comenté que nuestras vacaciones se interrumpieron se cancelaron cuando mi chico dio un traspiés y se cayó rompiéndose un hueso y desencajándose el hombro.

Tenía que pasar por quirófano cuanto antes y lo hizo el miércoles.

Dicen siempre que, así en general, los hombres son muy malos enfermos. No sé cómo serán los demás, pero este ha sido espantoso.

Me fui con lo puesto porque lo ingresaron por la mañana, lo operaban por la tarde y me dije que en un momento ya pasaría por casa. Dejé, ilusa de mí, a los niños en casa, porque iba a ser una noche y ellos no tienen problema en quedarse solos, pero si sé que iba a resultar tan largo y no me iba a poder mover de allí hasta el viernes los llevo con algún abuelo.

La operación fue bien, pero no el postoperatorio. Se puso nervioso, se movió demasiado y al final tuvieron que llevarle de nuevo al quirófano la mañana siguiente.

Ha sido una experiencia terrible, pero no por los profesionales que le han atendido, ni por la gravedad del tema, sino porque mi chico ha dado una guerra infinita. No, hasta el infinito y más allá.

En fin, que toca descansar, y recuperarse.