Tengo, por deformación viajera, cierta aversión a la nieve. Oigo la palabra nieve y mis nervios se tensan, por los ratos (más bien malos) pasados conduciendo o viajando sobre y alrededor de ella. Pero la nieve también me recuerda a mi infancia, a los muñecos de nieve que hacía con mis hermanos en el patio de casa.
La nieve no mola mucho.
Pero los muñecos de nieve molan.
En todas sus versiones.
Incluso estos me gustan.
Bueno... salvo que te pongas tú a hacerlos, no haya suficiente nieve, tengas que recorrerte no sé, todo el parque y los alrededores para conseguir tres bolas de lo más chungas y subas a casa con las manos y los pies congelados.
Jjajjajajajajaj me ha gustado el último!
ResponderEliminarA ver si la próxima vez q nieve lo hago con los niños.
Un beso!
Sep. Los muñecos de nieve molan. E intentar hacerlos te da una valiosa lección: la mayor parte de las veces las cosas no son tan fáciles como parecen... XDDD
ResponderEliminarMuá.
Nunca he intentado hacer uno... y la verdad no tengo ganas, que para que haya nieve hay que estar por debajo de cero grados, quita, quita :S Yo me quedaba con el frigorífico-muñeco, jaja, qué gracioso.
ResponderEliminarBsitoss
SON TAAAAAAAAAAAAAAAAAAN BONITOS
ResponderEliminarBesitos
me pasa lo mismo con la nieve, es un amor-odio que nieve y no tener el día libre...
ResponderEliminarLos muñecos son geniales, más muñecos de nieve y menos Papa Noel para decorar ;)
madre mía, a mi la nieve me cansa mucho, una vez hice un mini-muñeco y tuve agujetas una semana...lo que más me gusta es ver nevar mientras estás en casa tomando algo caliente. ^^
ResponderEliminarHola!! ...
ResponderEliminarAcabo de descubrir tu Blog y me quedo por aquí, te sigo ya mismo en GFC
Me encantaría que te pasases a conocer el mío ;)
Besos,
SHOPPING STYLE