Hoy una breve entrada para meterme, cariñosamente, claro, con los profesor de matemáticas. Es que no hay manera con ellos. Lo de los números es su vida, y si un alumno tiene un cuatro, pues tiene un cuatro, y da igual lo que digas o hagas.
No son todos así, pero lo son normalmente, en casi todas partes. No hay posibilidad de cambio.
En estos dos días me he reído mucho. Muchísimo. Las evaluaciones han sido distendidas, han durado menos de lo que se esperaba y las hemos llevado lo mejor que hemos podido, teniendo en cuenta que trabajamos por la mañana y luego a las cuatro de la tarde ya estamos sentados alumno por alumno repasando su trayectoria durante el curso.
En mi instituto actual, afortunadamente, no se suele dar pie a cotilleos (éste es el que sale con la hermana de..., o yo tuve a su hermano hace años y era buenísimo...) ni a anécdotas (un día, este chaval hizo en mi clase esto o lo otro).
Lo que sí tenemos es un pique (muy sano) entre los de matemáticas y física y química y los de lengua en cuestión de notas y tantos por ciento. Especialmente porque soy de ésas que persigue a los profes por los pasillos para que aprueben a Fulanito y a Menganito y me pongo muy pesada, en plan porfiporfiporfiporfi y les traigo pastas o bizcocho o galletas para sobornarlos pero aún así no hay manera.
Nos sentamos enfrente, como en un duelo, mates contra lengua. Bajamos la mirada al papel, miramos las estadísticas del grupo, levantamos la mirada y ya está el cachondeo.
Por ejemplo, mi tutoría, sin ir más lejos:
Lengua: 72 % de aprobados.
Matemáticas: 17 %
Física y química: 23%
Sí, vale, sé que soy excesivamente buena con mis alumnos, y con estas joyas de este año probablemente no tendrían que haber aprobado más de la mitad.¿ Pero cuatro? ¿cuatro en mates entre dos profesores?
Y empieza una guerra lingüística.
Tutora: Fulanito aprueba todas, menos las Matemáticas. Vaya, qué raro...
Profe de Mates: Pues creo que un tres es la nota más alta que va a sacar este chaval en matemáticas en toda su vida.
Tutora: Bueno, hombre... tiene un problemilla en mates, pero el año que viene, si no las tiene pendientes, ya te desentiendes de él y ganamos todos. Además, ha trabajado un montón, y merece un descanso este verano...
Profe de M: (con cara de angustia y de nomepuedocreerloquemeestáspidiendo) ¿problemilla? ¿problemilla?
Tutora: Bueno, un problemilla tremendo ¿no?
Profe de M: Cómo se nota que eres de lengua. Un problemilla tremendo. Muy bien definido.
Nos reímos muchísimo con los problemillas tremendos de los alumnos, pero no conseguí que se apiadaran de uno solo.
Resultado. La mayoría de mis alumnos van a septiembre con las mates y la física y química. Algunos, además con un carro lleno de otras muchas. En fin...
Ayyyyy! las matemáticas, nunca me han gustado...de pequeña eran mi cruz, las he entendido mejor de mayor...y es que (siento si lee el comentario alguno profe de mates)encontrar alguien que trasmita su pasión por los números, la contagie y haga la asignatura digerible es difícil, aquí me pongo de parte de los alumnos...yo como dice una muy buena amiga mía, las matemáticas cuando las novelen :)
ResponderEliminarUn beso
Ja,ja, a mí tampoco me gustan las mates. No es que se me dieran mal, aprobaba y hasta con notas buenas, pero me aburrían soberamente. A mí con las 4 reglas y los tantos por ciento (qué bruta) me daba por contenta. Por eso cogí letras puras, imagínate, griego!!! ja,ja
ResponderEliminarCreo que como profesores cualificados todos tienen un criterio bastante bueno para calificar a los alumnos. Siempre han existido y existirán los profesores injustos, pero, en general, todos saben lo que hacen. El problema (nunca mejor dicho) son las matemáticas en sí y la manera de enseñarlas (problemón, problemón). Porque podrían ser desde fáciles hasta divertidas si uno se lo propone. Pero ya desde la primaria la enseñanza es pésima... cero contextualización, números sin sentido, explicaciones pésimas y prácticas (no lógicas)... los alumnos se encuentran con un montón de números y operaciones que no les dicen nada, ni se imaginan qué pueden ser. Salen dos números en un problema y dicen... bueno, qué hago? Los voy a restar. Dónde queda la comprensión, la abstracción...? Fatal. Y menos mal que hasta hace poco eran profesores especializados, porque a partir de el Plan Bolonia todos podemos dar matemáticas aún siendo unos cazurros en ellas. Tengo compañeros (de 3º y 4º de carrera) que no saben hacer una regla de tres ni tienen pajolera idea de fracciones. Estamos apañaos.
ResponderEliminarComo los defiendes a capa y espada...
ResponderEliminarBesos,Ro!
No sabes cómo te entiendo Ro, pero lo siento , estoy en el bando de la Física-Química, yo siempre miro los resultados de Mates y los comparo con los míos, normalmente van a la par, lo que no puedo entender, a veces eh! no digo que todos los profes de lengua lo hagan, es cómo aprueban lengua y después en un examen de Física y Química tienen tantas faltas de ortografía que suspenden?? Si casi todos son números, así que fíjate, ¿cuántas tendrán en los exámenes de Lengua? En fin de todo hay por todos lados, lo que me llama la atención es que da igual dónde trabajes, los problemas son comunes, :(
ResponderEliminarRo, soy profe de mate (no puedo evitarlo, demasiado tarde...) y lo que cuentas lo vivo en propia carne. En casi todas las evaluaciones parece que me transformo en algo así como la Bruja del Norte a ojos de algunos compañeros. Nada más lejos de mi intención, que siempre es ser justa y ecuánime. Mi materia tiene muy mala prensa, entre padres, alumnos e incluso profes que "comprenden" un suspenso en matemáticas porque "claro, no a todo el mundo se le dan bien los números". Mentira podrida. Las distintas capacidades que cada individuo posee no las discuto, pero para los niveles que impartimos, un poquito de trabajo y dedicación son más que suficientes para alcanzar los objetivos mínimos requeridos para el "aprobado". Luego está el hecho indiscutible de que para nosotros un 4 es un 4, punto pelota. Los profes de ámbitos lingüísticos parecen poseer la prodigiosa capacidad de convertir un 3 en un 5 o un 4 en un 6, en una suerte de milagro instantáneo tipo Nesquik.
ResponderEliminarTe recomendaría un libro muy revelador: "La constante macabra" De André Antibi, en realidad se lo recomendaría a tus compis profes de mate, quizá leyéndolo nos entiendas mejor... y ellos, si están en el caso, comprendan que non puede seguir ejerciendo su papel de Brujos del Norte.
Un abrazo