De alumnos

Ya hemos arrancado el curso. Llevamos casi dos semanas y ya puedo decir que mi alumnado es mejor que el del curso pasado.

En tercero, mi tutoría, tengo nueve alumnos. Y esos nueve alumnos sí que parecen un grupo de PMAR. Lo digo porque un grupo de este tipo tiene unas características determinadas: son muy diferentes pero todos tienen algún tipo de problema que les dificulta el terreno académico. En este caso es así. Tengo un par de alumnos con una inteligencia muy por encima de la media, pero que quizá precisamente por eso, se aburren en clase, dan la lata, se lo cuestionan todo... y así les ha ido hasta ahora. Tengo un alumno con algún tipo de trastorno cercano al autismo (aún no estoy segura de por dónde van las cosas). Otros dos de ellos son de esos que trabajan mucho pero que también les cuesta mucho y a veces se desesperan porque estudian y no aprueban... Tengo también dos alumnos que llegaron el curso pasado a nuestro país en marzo o abril y no pudieron ponerse al día para aprobar el curso pasado, y consideramos que estaban mejor este curso en el grupo pequeño...

Os hablaré detenidamente de algún caso, pero ahora mismo os cuento que mis clases han mejorado muchísimo con respecto al curso pasado. Primero porque no son cinco, de los cuales siempre faltaba uno o dos. Y eso era un rollo. No se podía programar mucho con un grupo tan pequeño, y además pasé gran parte del curso con dos o tres en clase. Aburrido para ellos y aburrido para mí. Tener nueve alumnos me da mucho más margen a comentarios, a aportaciones de los alumnos, a que las clases sean mucho más entretenidas... y eso me gusta.

También me parece, desde el primer día, que tienen buena disposición, al menos en clase. Sé lo que hay y sé que no puedo pedir grandes cosas. Además, las diferencias entre unos y otros son muy grandes: algunos no saben lo que es un verbo y otros simplemente quieren hacer lo menos posible. Pero no empezamos todos los días con un "no me apetece hacer nada" o un "qué pereza" como el curso pasado.

En segundo la clase parece un poco como el día de la marmota. Pero con alguna mejora. El año pasado tenía cinco y este año también. Además tengo a dos de los cinco alumnos del curso anterior, que repiten. Pero los otros tres han aportado cosas buenas a la clase. Y no tengo al peor que tenía, al más problemático, al que era el centro de casi todos los problemas. Sí que sigo teniendo al otro que era el centro del resto de los problemas, pero esperemos neutralizarlo con el resto de compañeros y con no aguantarle ni una.

Luego sigo teniendo un apoyo de lengua a mis alumnos del curso pasado. Aún no he tenido clase con ellos, por diversas circunstancias, pero solo van a ser tres y vamos a intentar que se pongan al nivel de sus compañeros en lengua para que puedan sacarlo sin problemas. O al menos eso espero.

He empezado con ganas, motivada, con fuerza. Veremos en un par de meses cómo va la cosa. Ya os lo contaré.


Por cierto. Me estoy resistiendo a guardar las cosas de verano y a dejar la estación atrás, pero el otoño también apetece, ¿no?