miércoles, 21 de noviembre de 2018

Si no quieres caldo...

...toma tres tazas.

Eso es algo que siempre decía mi abuela, que dice mi madre y que me descubro diciendo yo también de vez en cuando.

Resulta que os hablé hace días de uno de mis alumnos y de su problemática. Y no, no ha mejorado, para nada. Esto se va a ir complicando a medida que avance el curso. Eso o una expulsión detrás de otras. Pero son alumnos menores de dieciséis, y tienen derecho a la educación, y obligación de asistir a clase. Así que es un problema de difícil solución.

Hoy os cuento, muy brevemente, que en la misma clase tengo un caso peor. Un alumno con la inteligencia, al menos por lo que parece, normal, y que es un mal bicho.



Pocas veces, muy pocas, he pensado que un alumno fuera malo, que fuera mala persona. Creo que todos somos fruto de nuestras circunstancias y que a veces actuamos movidos por determinados factores que los demás puede que no entiendan pero maldad, maldad así sin más, me resulta difícil verla en chicos tan jóvenes.

Pues tengo que decir que este chico, por lo que le conozco hasta ahora, y ya va siendo demasiado, es malo, actúa con maldad y con la intención de reírse de los demás, de quedar por encima de ellos. Y si el otro es un profesor, tanto mejor.

Sus calificativos hacia sus compañeros siempre son despectivos, o directamente insultos. Y su expresión en clase es de perdonarte la vida. Desde el primer día ha estado tirando de la cuerda conmigo, y con todos. No saca nada de la mochila. Yo soy muy suave normalmente, y eso le fastidica porque le saca de su terreno:

- Por favor, puedes sacar los apuntes y el cuaderno...

- Ah, sí, coño, joder, mecaguentaputa.

Siempre así, pero mirándote como provocando. Así que sigo mi táctica de siempre. No le dejo decir tacos en clase, como a nadie, y si los dice le llamo la atención, también muy bajito y suave, nunca me pongo a su nivel.



El otro día su tutor se cogió un par de días libres porque operaban a su mujer de un cáncer de pecho. El hombre se lo dijo con toda la inocencia del mundo a su clase. Y este empezó a soltar barbaridades por esa boquita que no voy a reproducir. Pero empezó por: qué quieres, un pin, una chapa...  por mí ojalá que no vuelvas, viejo. O sea que ella tiene un cáncer de esos y el que estás calvo eres tú. Y la cosa fue subiendo de tono que no os lo podéis imaginar.

El hombre se marchó sin tomar ninguna medida contra él (bastante tenía con sus cosas) pero los chicos me lo contaron la hora siguiente. Y le dije que era un sinvergüenza y una mala persona. Obré mal, lo sé. No podemos pedir a los chicos que no insulten y hacerlo nosotros como profesores, pero en ese momento solo me faltó llorar, porque mi compañero llevaba diez días llorando por las esquinas, literalmente, y no se merecía lo que este chico le dijo. Nadie se merece nada parecido.

El caso es que se ha quejado de mí. La jefe de estudios le ha dicho que su actitud, lo que llevamos viendo de él desde que le conocemos, nos hace pensar a todos que sí es un sinvergüenza, algo que ¡ojo!, él acepta sin despeinarse. Pero que le haya llamado mala persona le parece fatal porque no le conozco.



Total que las cosas se han puesto mucho peor de lo que estaban, y la cuerda sigue tensándose.

(sé que me lo vais a preguntar: qué medidas se han tomado con este acto? Está en proceso. Yo propuse que, al ser ya su tercera falta grave, optásemos por un expediente disciplinario y una expulsión. Pero de momento no ha pasado nada, y alargar los procesos es algo que se nos da tan bien que cuando llegan las medidas uno no sabe ya ni por qué se tomaron)

Ahora ha decidido no hacer nada de nada. Ni siquiera disimular. Así que les digo que tienen examen. Les doy las preguntas. Las hacemos en clase, repasamos, les dejo tiempo para estudiar y luego al día siguiente deja el examen en blanco.



Por tanto, y hasta nuevo aviso, les repito el examen, el mismo examen, todos los días a la hora del recreo hasta que tengan a bien estudiarlo y escribirlo en la hoja de examen. Entonces podrán salir. El susodicho dice que me quedaré sin recreo hasta junio. Le contesté que no había problema, que era él el que se iba a quedar sin recreo hasta junio.

Ha vuelto a quejarse de mí. Dice que tengo derecho a suspenderle si no hace nada pero no a dejarle sin recreo, que eso no lo puedo hacer.

Sus otros dos compañeros de castigo de recreo han aprobado ya. Bueno, en realidad uno ayer aprobó y otro creo que lo hará hoy porque ayer se pasó el recreo estudiando. Y me quedará solo él, si no recula.

Por tanto, como podéis imaginar, este trimestre está siendo de lo más entretenido y me espera un curso muy difícil. Pero para eso estoy. ¿Quién dijo que iba a ser fácil?

14 comentarios:

  1. Pues que mal rollo... no sé mucho de psicología, pero visto lo visto..pon a la clase en su contra, ya sabes, castigo general cada vez que alguien haga algo mal...otra cosa q se me ocurre es que como le ha molestado lo de que le digas que es mala persona es un trabajo...que cada uno escriba que es ser mala persona...él no va a escribir nada, claro...

    Vaya curso te espera...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si es que el resto de la clase son cuatro, de los cuales uno es otro especimen, otro pasa de todo y me quedan dos, que son muy buenos niños pero no dan para mucho. En realidad la dinámica de la clase es tan complicada que parece que doy clases particulares de uno en uno. Aún así, ayer quise ver un pequeño cambio. A ver si me van funcionando las cosas.

      Besos.

      Eliminar
  2. Madre mía, ¡¡menudo bicho!! Tienes más paciencia que un santo.
    Lo que más me llama la atención es que, por lo que cuentas, parece que todo le importa un pimiento y no hace nada en clase, pero cuando se trata de poner quejas sobre los profesores tiene más que recursos.
    Un abrazo y mucho ánimo para lidiar con este ser.
    Marialu

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No le importa nada, y es muy difícil hacer algo cuando no te interesa. Sí, tiene recursos de sobra. Normalmente para molestar más que para otra cosa.

      Besos.

      Eliminar
  3. no, no, no, a ese pobre chico le espera una vida muy desagradable.
    Ánimo!
    Fer

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A ese chico, te digo la verdad, no le espera una vida desagradable. La tiene solucionada en casa, aunque no sea de la mejor manera posible. Y se comporta siempre como si fuera superior a los demás. Yo creo que eso último es lo que le puede dar problemas, pero por lo demás no creas que le van mal las cosas.

      Besos.

      Eliminar
  4. Madre del amor hermoso, bicho se queda corto. Qué paciencia tienes. Ánimo, mucho ánimo, porque te va a hacer falta.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tengo la paciencia en la reserva, de verdad, creo que con la edad tengo cada vez menos o son este tipo de situaciones las que me la agotan.

      Besos.

      Eliminar
  5. Medidas disciplinarias ya, Rosana. Porque él, como menor tiene derecho a la educación, pero tu compañero y tú, como trabajadores, tenéis derecho a desarrollar el trabajo con el que os ganáis la vida honradamente, sin que nadie os insulte ni os denigre. Y, en mi opinión, lo que tuvo que escuchar ese pobre hombre es, puro y simple maltrato verbal.
    Un abrazo.
    Daria.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ayer se tomó la decisión: se va unos días a su casa. Pero eso era lo que él quería, así que no estamos haciendo nada bueno por él. Ahora pierde clase, no podrá engancharse a lo poco que hacía cuando vuelva y tendré que volver a empezar en muchos terrenos. Hay que hacer algo pero para mí el castigo sería si pudiéramos meterle durante una semana en una clase de bachillerato, allí, haciendo el ridículo hora tras hora y sin que nadie le hiciera caso.

      BEsos.

      Eliminar
  6. Joder Ro, qué optimismo y paciencia tienes.
    Yo he conocido la maldad disfrazada, el caso que te digo es un claro ápata, y no sé si llega a sociópata, pero muy inteligente y dejando que caigan (o haciendo que, mejor dicho) los de su alrededor.
    A lo mejor la clave está no solo en haber dicho que es mala persona, sino en alabar a sus compañeros. Quizá eso le duela, y le haga saltar de alguna manera para bien.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Este año no soy nada optimista, pero tengo que mirar por ellos, aunque ellos mismos no confíen en sus posibilidades.

      Besos.

      Eliminar
  7. lo que ha dicho ha sido horrible, sabe que hace daño, pero no ha vivido un dolor así como para sentir empatía

    y los padres qué dicen? a pesar de todo creo que hiciste bien en llamarle la atención... supongo que disfruta que todos se den por vencidos y algo le habrá removido.

    mucho ánimo para ti y para el tutor y su esposa <3

    ResponderEliminar
  8. Muchos ánimos! Ya me habría gustado a mí tener una profe así en mis tiempos U,u

    ResponderEliminar

Cuéntame...