Cansancio

Empiezo a notar en mis carnes la intensa actividad desplegada durante los dos meses de septiembre y octubre.

Durante estos dos meses he preparado las clases, hice programaciones, empezamos el ritmo habitual, conocí a mis alumnos y a algunos de sus padres (pocos, eso sí), he tenido al menos una reunión por semana, he estudiado e intentado organizar los estudios del pequeño, he ayudado con sus dudas lingüísticas al mayor, he ido cuatro días a la semana al gimnasio (siempre que mis reuniones me lo han permitido) y estoy organizando un viaje que haremos el año que viene.

He llevado un ritmo muy fuerte en muchas facetas de la vida, así que ahora llevo unos días que es como si me hubiera entrado una gripe y necesitara descansar, dormir, no hacer nada...

Hoy tengo plan relajado con mis niños, y creo que es lo mejor, porque si me quedo en casa los dos días del fin de semana termino poniéndome a trabajar más de lo que me apetece realmente, aunque también descanso más que si salgo...

El caso es que nos vamos a una feria agroalimentaria que se celebra en el pueblo donde trabajo y luego a comer con mi padre, con la promesa hecha a los niños de volver pronto para que puedan estudiar y hacer deberes. Y, aunque en este momento me da una pereza bastante importante, creo que va a ser un plan estupendo para hoy.