miércoles, 16 de noviembre de 2016

Exámenes

Mis hijos y mis alumnos están inmersos ahora mismo en los exámenes de mitad de trimestre. Y se trata de algo cíclico en lo que no dejo de pensar y cada vez estoy más convencida de que por ahí no van bien las cosas.



El pequeño de mis hijos está en sexto de primaria. En su colegio tienen exámenes cada tema o cada dos temas. Estudian para soltarlo ahí y no acordarse nunca más de ello. No hacen nada práctico, nada, y todo se basa en la nota que saquen en el examen. Da igual que las profesoras insistan en que vale mucho el trabajo de clase, y la actitud. Al final, lo tengo comprobado, lo único que de verdad importa son los dos o tres exámenes que han hecho en el trimestre y en su boletín aparece la nota media de esos exámenes.

En secundaria la cosa mejora pero muy ligeramente. Si hacen trabajos, proyectos, presentaciones orales... se las califican y eso influye en la nota. Depende del profesor, a veces es un tanto por ciento muy bajo, pero otras veces es lo mismo que cualquier examen al uso.



Creo que sí hay que hacer exámenes, porque hay partes de la materia que tienen que estudiar para saberlas, que no se aprenden así, sin más, pero creo que abusamos del examen, como profesores, porque es una prueba bastante objetiva, por escrito, en la que nos sentimos seguros. Es lo que hemos hecho siempre, los alumnos ven lo que han hecho bien o mal, es medible fácilmente.

Pero hay muchas cosas, muchas habilidades y conocimientos que no necesitan de un examen para saber si los alumnos saben, han aprendido o no.



Llevo años queriendo olvidarme de los exámenes, pero el sistema, la rutina y un montón de cosas no me dejaban. Ahora, al cambiar de centro, ser la única profesora que imparte la asignatura y unas cuantas razones más, puedo por fin dejar a un lado la idea del examen como prueba única o más importante.



Con mis alumnos de segundo de la ESO de lengua hemos hecho dos controles y otras dos pruebas escritas, dos exámenes muy cortos, en los que entraban ejercicios como los que habíamos hecho en clase y nada de teoría, una prueba también por escrito pero de creación literaria y otra que estamos haciendo estos días de crear imágenes a partir de un texto. Tengo solo quince, pero tal y como van las cosas, la variedad de pruebas va a hacer que aprueben todos, o todos menos uno.

Con mis alumnos de PMAR, con los que paso la mayor parte del tiempo, estamos variando actividades y todas ellas "cuentan":  han hecho un par de pruebas escritas de la parte de lengua, otra con los apuntes de medir versos, dos trabajos que consistían en resumir sus apuntes y organizarlos en un documento word, otros dos trabajos de investigación, una exposición oral por equipos, un power point también por equipos, un mural, una prueba de creación literaria, y lo que nos queda. Sin agobios de épocas de exámenes, sin jugárselo todo a una o dos cartas, sin estudiar pero trabajando mucho.


Hace un par de días un alumno me decía:

- Tú nos has engañado. Pensábamos que como hacemos pocos exámenes y cuenta el trabajo de clase íbamos a tener que trabajar menos, y estoy trabajando más que nunca.


Y sí, no le contesté, pero de eso se trata.

9 comentarios:

  1. ¡Ayyyy, los esamenex!!! Sólo decir que me gusta muy mucho tu forma de evaluar y más este año que puedes prescindir en cierta medida de ellos.
    Besos.

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  2. ¡Qué bien!! trabajan sin darse cuenta, los tienes enm el bolsillo!!

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  3. Tu método debería ser lo que se debería hacer :)
    Si algo he aprendido después de años estudiando es que los exámenes como método para demostrar tus conocimientos y habilidades no sirven. Los exámenes son muy subjetivos. La primera vez que comprobé esto fue en 1 de la ESO. Fue un examen de historia sobre Egipto y Grecia. Yo adoraba y sigo adorando esa parte de la historia. Leía libros de Christian Jacq, veía todos los documentales sobre historia antigua. En definitiva, tenía más conocimientos que lo que dábamos en clase. Saqué un 5 en ese examen porque no puse lo que ponía exactamente en el libro de texto, porque expliqué lo que sabía con mis palabras. Al final me resigné y comprendí que solo tenía que memorizar y soltar lo aprendido si quería buenas notas.

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  4. Yo este año como solamente tengo a 15 alumnos voy a tratar de hacer algo parecido, no son muy proclives a trabajar, en ningún sentido, pero igual quitando los exámenes consigo que hagan algo, aunque sea por insistencia mía.

    Ya te contaré.

    Me gusta tu método, veo que coincidimos bastante

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  5. Eso es, a lo mejor al principio ellos no caen en la cuenta de que van a trabajar más, pero es bastante más efectivo ese sistema que el "memorizo para escupirlo".

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  6. Totalmente de acuerdo contigo.
    Veo que el cambio de centro te ha sentado muy bien.Me alegro!
    Besos!

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  7. ¡Odio los exámenes! O como queramos llamarlos.
    Pero algunos padres y algunos profes se ponen muy pesaditos...
    Claro que hay mil formas de evaluar, ya lo creo!
    ¡En fin!
    ¡Suerte!

    Besos de correctora acatarrada
    ;)

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  8. haces bien, yo también creo que las únicas asignaturas que me hicieron trabajar fueron aquellas en que los exámenes no pesaban y habían controles, trabajos, etc, no te dejan bajar el ritmo! x)

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