De este curso puedo decir muchas cosas, pero nunca que me haya aburrido, porque han pasado tantas historias, y estoy tan metida de lleno en la vorágine de las clases y mis alumnos que no me ha dado tiempo a pensar siquiera en algo parecido al aburrimiento o la monotonía.
Os lo cuento hoy, que voy a ir al centro una hora antes, igual que el viernes pasado, igual que ayer, a apagar fuegos, que la cosa está que arde. Pero los motivos de mis madrugones de estos días ya los contaré por aquí cuando los asiente en mi cerebro. Hoy vengo a tratar otro tema.
Hace un tiempo escribí una entrada que dio para muchos comentarios. Y que me sirvió para comprender mejor un mundo que me es muy ajeno. Y aunque siempre digo que intento ponerme en la piel de mis alumnos y entenderlos, hay cosas que escapan a mi entendimiento. Y esta es una de ellas.
Pues bien, aquí tenéis el enlace a esa entrada: se llama "Autolesiones".
Y ahora os cuento que tengo no una sino dos personas en mis clases que tienen este problema y que llamar o avisar a las familias solo empeoraría las cosas.
He estado pendiente durante el curso, desde Navidad en que me enteré del tema, los fines de semana, y también durante todas las vacaciones, para que luego digan que las redes sociales son algo absolutamente negativo.
Y tengo miedo, tengo miedo de que suceda algo y miedo de no estar haciendo lo suficiente.
Desde el principio, puse en contacto, así sin querer, a estos alumnos con otros de mi antiguo centro y en los que confío bastante, y creo que les están ayudando mucho, además de haber encontrado a alguien con quien hablar de sus problemas, alguien no implicado y lejano, que a veces es algo que todos necesitamos. Y esos exalumnos me tienen informada, no de todo, sino de lo importante, de los momentos de crisis, de lo que hay o no hay.
Además, últimamente, también un par de alumnos de mi instituto actual, al darse cuenta del problema, se han puesto a ayudar, a escuchar y al menos a no empeorar las cosas y procurar que nadie lo haga. Porque, por todo lo que he leído, la mejor ayuda es escuchar, estar ahí y no poner las cosas peor.
Por otra parte he intentado la cercanía, estar ahí, contarles cosas, que vean que estoy y que puedo ayudarles. Y en un caso creo que mi trabajo, que ha sido duro y complicado, está dando frutos porque se está abriendo a mí. En el otro es más difícil.
Y estoy perdida de nuevo, porque creo que mi deber, que es informar a las familias, me lo tengo que saltar porque en este caso si las familias no ven es porque están absolutamente ciegas. Del todo. Y sé que solo puedo ponerlo peor.
Pero estoy muy preocupada, y creo que no es para menos.
¡Qué duro, Ro! Entiendo perfectamente tu situación queriendo ayudar pero sin hacerlo demasiado evidente para no empeorar las cosas.
ResponderEliminarPor otro lado, me pongo en el otro lado, como madre, y me da miedo no detectar, no saber, no poder ayudar a mis hijos.
Te lo he dicho mil veces y seguiré haciéndolo otras mil, ojalà mis hijos tengan profesores como tú, y ojalà la mayoría lo fueran....
ResponderEliminarHay alguna manera de congelar el tiempo y que mis niños no se vuelvan adolescentes?
Ánimo Ro, que tu vales mucho!!!!
Ponerles en contacto casual con otras personas me ha parecido la mejor idea. Es frustante en muchos casos no poder pedir ayuda a su entorno o a profesionales, pero desde tu postura estás haciéndolo muy bien. Y haciendo mucho más de lo que cualquier persona haría desde tu situación. Enhorabuena.
ResponderEliminarojalá hubiera más profesores que miraran más allá de las notas, ánimo!
ResponderEliminar¡Madre mía, qué difícil y qué duro! Cuando dices que mejor no meter a las familias, me lo creo; lo que no sé es cómo se te ocurre, y lo consigues, ponerles en contacto con otros chicos, ¡y encima la cosa sale bien! No te eches más cargas encima, creo que ya les estás ayudando y bastante; tú no puedes ocuparte de todo y tampoco eres la responsable de todo, así que date a tí misma una palmadita en la espalda, y si hace falta, pide ayuda.
ResponderEliminarQué cosas tan duras hay por ahí. Mucho ánimo y enhorabuena por la labor que haces; no hay muchos profes tan entregados como tú. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Ro,
ResponderEliminarSoy profe también y me encanta leerte. Hace tiempo que te sigo y he intentado escribirte muchas veces, pero por diversos motivos creo que nunca he dicho nada por aquí.
Es una situación terrible para ti, pero los superhéroes no existen y si después de tooooodoooo lo que haces, no consigues evitar algo, ni se te ocurra sentirte mal contigo misma.
Lo de ponerles en contacto con exalumnos es una idea preciosa para ambos y creo que bastante acertada. Porque tú bien sabes que a veces entre ellos se entienden mejor. A veces nos es imposible entenderles y no juzgarles, incluso cuando queremos no hacerlo.
Nada, como ya te he dicho, me encanta leerte, porque me veo reflejada en muchas ocasiones en tus historias. Y me inspiras. Un besazo y ánimo, que está historia de hoy es durísima.
Qué complicado todo, Ro... Espero que no vaya a más.
ResponderEliminarHola, Ro. Yo te comenté en una entrada hace poco sobre tu hijo, y lo vuelvo a hacer porque, bueno, yo también he conocido a una persona con el problema de la autolesión.
ResponderEliminarSin ir más lejos, es una de mis mejores amigas. Si no me falla la memoria, debe llevar 1 año y medio sin depresión y, por supuesto, sin realizar esa práctica. En el caso de mi amiga, sus padres lo sabían, sus amigos lo sabíamos, e incluso toda mi clase de Bachillerato sabía algo, al igual que nuestro tutor, que siempre estuvo muy implicado. Estoy segura de que todo ese apoyo fue primordial, pero también he de decir que de esa depresión salió ella sola. Esto te lo digo porque, como han dicho por otros comentarios, si la cosa no sale bien no te martirices. Estas personas intentan salir de esa situación, muchas veces lo hacen por nosotros, por las personas que los apoyamos, pero realmente lo importante es que descubran que tienen que hacerlo por ellos, por salvarse a ellos mismos... y eso es muy complicado.
En el caso de mi amiga, a ella le ayudaba a abstraerse escribir y su grupo de teatro, por si te ayuda.
Un beso y ánimo. Sigues siendo un verdadero ejemplo para quienes queremos dedicarnos a la enseñanza, de verdad... y desde luego, la idea de conectarlos con tus exalumnos me parece brillante.