sábado, 25 de agosto de 2018

Dos campamentos

No os he hablado aún de las experiencias de mis hijos por esos campamentos del mundo. Y creo que es buen momento para hacerlo.

El peque fue al mismo campamento del año pasado. No sé si se puede llamar campamento, porque no es en el campo ni es nada de lo que imaginamos al pensar en esa palabra. Fueron ocho días en un colegio, conviviendo con personas de muy diversas edades, desde niños muy pequeños, de seis años, hasta adultos, todos ellos con algo en común: la música.



Por eso las actividades del campamento no eran la escalada o el tiro con arco, sino la edición de partituras, la higiene postural del músico, el yoga, el canto, la música de cámara, la orquesta... con sus ratos más lúdicos dedicados a la piscina y al cine, por ejemplo.



Os pongo el vídeo que hicieron el curso pasado, donde sale por ahí mi peque en varias ocasiones, para que veáis más o menos en qué consiste.

Este año lo ha disfrutado tanto como el pasado, pero con la ventaja de que algunos de sus compañeros repetían, como él,  y se han reencontrado.

Conversación a su vuelta.

- ¿Qué has aprendido en el campamento?

- Una cosa importante: que las marcas blancas a veces son igual de buenas que las otras pero mucho más baratas, salvo la Coca-cola, que de marca blanca no hay quien la beba.

Mi peque y su mundo.

El mayor, por otro lado, ha estado en un campamento de verdad, con todo lo que eso conlleva, en EE.UU., en Nueva York. Si pensáis en cualquier película norteamericana que esté ambientada en un campamento, podéis imaginar perfectamente dónde ha estado. La realidad a veces es igual o incluso supera a la ficción. Un lago, cabañas de madera, una enorme cabaña como comedor, juegos en grupo de todo tipo, canoas y kayacs,...



Para él ha sido toda una experiencia. Iban juntos cuatro chicos españoles, y son los únicos de nuestra nacionalidad que han visto en un mes. Había, como ellos, un par de neozelandeses, y se acabó. Todos los demás eran estadounidenses.



Su mes allí ha estado dividido en dos etapas de dos semanas cada una, es decir, dos campamentos distintos con distintos niños. Y su papel ha sido el de CIT ("counselor in training", monitor en prácticas). Lo cierto es que ha sido algo que creo que recordará siempre, por esa forma que tienen de trabajar que en nada se parece a nuestras costumbres. Los monitores tenían media hora de descanso al día, y una tarde a la semana en la que tampoco podían ir muy lejos porque estaban en una parque natural. El wifi que había era casi inexistente y no se podían comunicar con familia ni amigos, entre otras cosas porque el móvil estaba prohibido en todo el campamento. A él eso le ha importado poco, pero a nosotros desde aquí sí nos ha supuesto preocupaciones no saber cómo estaba, si le estaba yendo bien o mal.

La primera semana, según cuenta, fue más complicada la adaptación, sobre todo porque tenían que ir acompañados a todas partes. Según las normas del campamento, y suponemos que para prevenir abusos y denuncias, los niños y también los mayores solo podían moverse en grupo o acompañados de no uno sino dos monitores. Así que ese niño que se despertaba en plena noche para ir al baño, cabaña situada a más de trescientos metros cuesta arriba, suponía que dos monitores de los cuatro de la cabaña también tenían que levantarse, calzarse y recorrer el camino con él.



Han hecho todo lo que se supone que se hace en un campamento: largas marchas, dormir al raso acribillados por los mosquitos, juegos, disfraces, fuego de campamento (con marshmallows y s'mores, como en las películas)... y han comido como si no hubiera un mañana: las mejores hamburguesas que mi hijo ha probado, lo mismo con las salchichas, tortitas a diario, tarta a diario, nada de fruta (alguna manzana) y nada de verdura (de vez en cuando un platito con brócoli testimonial al centro de las mesas que nadie tocaba).



Antes de regresar, el director del campamento reunió a dos de los españoles (los dos de León) y les ofreció ir el año que viene como monitores ya cobrando en vez de pagando. Les insistió mucho en que hicieran la solicitud, que quería contar con ellos, que había estado muy contento con ellos. Pero los dos lo rechazaron, y dicen que no van ni locos a pasar ocho semanas metidos allí sin salir más que un fin de semana cada dos, sin descansar, trabajando mucho y por un sueldo miserable. Pero está muy bien que te quieran en los sitios don de has estado.

8 comentarios:

  1. Justo ayer tuve la conversación de las marcas blancas con mi hija de doce, me dijo que de Coca-cola no hay marca blanca sino imitaciones malas, que es muy distinto.Casualidad.
    ¡Que experiencias ambos campamentos.

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    1. Dos experiencias muy diferentes, pero que creo que les han servido de mucho.

      BEsos.

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  2. ¡Vaya dos "campamentos"! Tu peque me encanta, y sus aprendizajes también, jajaja.
    Del mayor, menudo orgullo que quieran contar con él; aunque entiendo que no quiera, que además será su último verano antes de la universidad, y por aquí mi hija se está tomando eso muyyyyy en serio (ayyyyy).

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    1. El próximo verano quiere cambiar destino e idioma, pero sí piensa irse, también.

      BEsos.

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  3. Me ha encantado que los móviles estuvieran prohibidos, en el fondo, si pasa algo, ya te enterarás de una forma u otra. El lugar me ha parecido espectacular, aunque igual con amigos, y no a cargo de todos esos chicos, he, he.
    En cuanto al pequeño, qué pasada de estadas, me apuntaría ahora mismo si no fuera ya tan entrada en años.

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    1. A mí me dan envidia los dos. En cuanto al móvil, a él no le ha importado, pero yo sí lo he pasado mal por no saber de él tanto tiempo, sobre todo al principio, que no llamó ni para decir que había llegado...

      BEsos.

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  4. Creo que los dos han sido unos campamentos geniales.
    Me encanta lo de tu hijo pequeño y las marcas blancas, jajaja.
    Lo de tu hijo mayor, sin poder comunicarse tanto tiempo, yo creo que lo llevaría fatal.
    Por cierto, me dijiste que te avisase cuando abriese mi blog y ya está hecho: www.lallavedelaspalabras.wordpress.com, por si algún día le quieres echar un vistazo
    Feliz domingo, Ro

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  5. Que lindas experiencias. Muy distintas, pero interesantes ambas..
    Buena semana..

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