jueves, 30 de noviembre de 2017

Saga

Oí hablar de Saga en Goodreads o en Youtube. El caso es que no lo sé, pero me resultó tan interesante que, a pesar de que el género no se corresponde para nada conmigo, empecé a leerlo.




Título: Saga 1
Autores: Brian K. Vaughan y Fiona Staples
Editorial: Planeta. Independientes USA

Compré el primer tomo, que en realidad es recopilación de los seis primeros cómics, y me sorprendió y me atrapó tanto que decidí continuar con la serie.

De momento en castellano hay publicados 7 volúmenes, de los cuales he leído los tres primeros.

He visto por ahí a esta serie descrita como "Star Wars conoce a El señor de los anillos". No sé si estoy muy de acuerdo, pero por ahí van los tiros en cierta media, aunque no del todo.




Título: Saga 2
Autores: Brian K. Vaughan y Fiona Staples
Editorial:Planeta. Independientes USA


Los protagonistas son Alana y Marko, dos jóvenes pertenecientes a distintos planetas y razas enemigas, que se enamoran y tienen una hija. Alana tiene alas y Marko tiene cuernos, así que su hija tendrá ambos atributos, algo difícil de esconder en ningún contexto. Su nacimiento es visto como un acto de rebelión por los dirigentes de ambos planetas que deciden perseguirlos y matarlos.

Así que la historia será el intento de ambos personajes, con ayuda de otros, de buscar un lugar donde vivir de manera pacífica y donde poder criar a su hija, que por cierto, en un alarde de originalidad, es la narradora de la historia, a pesar de que la conozcamos aún en la barriga de su madre.


Título: Saga 3
Autores: Brian K. Vaughan y Fiona Staples
Editorial: Planeta. Independientes USA

Visto así no me llamaría nada la atención, pero se explora el tema de la diferencia, del miedo a lo que no es como nosotros, y otros muchos como la moral, o la prensa sensacionalista, la violencia y el pacifismo, el feminismo... Los personajes no son clichés, sino que actúan movidos por una multitud de cosas. No son simples ni perpetúan estereotipos.

Se trata, también, de un cómic irreverente y extraño; diferente a todo lo que yo haya leído, en el que mezcla temas y personajes de lo más variopintos, lleno constantemente de guiños a la sociedad actual, donde podemos ver reflejados nuestros miedos y nuestras virtudes.


miércoles, 29 de noviembre de 2017

En estos días quiero...

Aunque no tengo mucho tiempo últimamente, en estos días me apetece...


Un libro al que tengo muchas ganas.

El último de Paul Auster. Aún no lo tengo, y tardaré en comprarlo, porque tengo tantos libros sin leer... aunque, pensándolo bien, probablemente se lo pida a los Reyes.




Una película.

De la que más ganas tengo es de Wonder, pero de este película ya os hablé hace un tiempo, así que os diré que desde que se estrenó, me apetece ver El secreto de Marrowbone, pero aún no he encontrado el momento.






Una serie.




Alias Grace. Una serie que me han dicho que no es para tanto, pero que me apetece bastante después de lo mucho que me gustó El cuento de la criada.


Un lugar.

Tengo muchas ganas de ir a Madrid, y aunque mi próximo viaje será allí, no será un viaje turístico ni de ocio. Tengo ganas de ir con mi chico o con toda la familia, pasar un par de días probando restaurantes, yendo al teatro o viendo librerías. Y también tengo ganas de ir sola y de visitar a algunas chicas que yo me sé.


martes, 28 de noviembre de 2017

La probabilidad estadística del amor a primera vista

Este libro lo vi en uno de los vídeos de Javier Ruescas. Hablaba de libros que se han convertido en películas que se estrenarán en breve.



Título: La probabilidad estadística del amor a primera vista
Autora: Jennifer E. Smith
Editorial: Suma de Letras

En este caso, el libro se ha convertido en una película, o está haciéndolo. Y será de esas películas que me apetezca ver.

La trama no resulta especialmente original ni novedosa. Una chica pierde el avión que la llevaba a Londres y tiene que tomar el siguiente. Esa casualidad hará que en el aeropuerto conozca a un chico que la acompañará durante el viaje. En ese largo viaje que ambos van a compartir, los protagonistas  intercambiarán pensamientos y sentimientos acerca de sus vidas, algo que al llegar al final del trayecto, les habrá cambiado para siempre.

El caso es que con ese argumento no parece, ya os digo, nada del otro mundo, y sin embargo es una bonita historia y está bien contada. Es entretenida y engancha.

lunes, 27 de noviembre de 2017

Esta semana 44

Estos días os he tenido un poco abandonados. Pero a veces, ya sabéis, no se puede llegar a todo, y he tenido mucho trabajo, que se me ha juntado con los preparativos de un pequeño viaje, con lo que no me ha sido posible publicar en unos días.

Por eso el resumen semanal viene hoy lunes, en vez de el día habitual, el domingo.

Esta semana en el trabajo ha estado marcada por un viaje que organizábamos con nuestros chicos las profesoras de Formación básica y yo. Cuando estábamos esperando que nos recogiera el autobús, miraba a los chicos que nos llevábamos de excursión, con el director al lado y de pronto nos miramos, y los dos pensábamos lo mismo. Muchos profesores no se atreverían a salir a ningún sitio con ese escogido grupo de alumnos. Quiero decir, para que me entendáis, que mis alumnos son alumnos con problemas, de todo tipo, que tienen la oportunidad de obtener el título por otros medios, mediante adaptaciones. Y los de la Formación profesional básica son alumnos que en muchos casos también estarían fuera del sistema educativo si no se les diera esa oportunidad, muchos de ellos con graves conflictos personales, familiares, ...




Allá nos fuimos las tres inocentes dispuestas a disfrutar del día. Fue complicado, porque son alumnos a los que les interesan pocas cosas. Pero salió bien, y siempre hay que quedarse con lo bueno. No perdimos a ninguno por el camino ni nos tuvieron que llamar la atención por nada, pero fue un día duro de estar pendientes de mil cosas a la vez.

Esta semana, sobre todo, ha estado marcada a fuego en el calendario por la quedada de amigas que llevamos meses planeando (justo desde la última vez que nos vimos todas, en junio) y que por fin llegó.



Ha sido, como siempre que nos vemos, una maravilla. Esta vez vengo de Barcelona con una idea: es difícil encontrar personas como ellas, tan diferentes (porque mira que somos distintas) y tan generosas, tan amigas, tan divertidas, tan buena gente. Ha sido un fin de semana perfecto, y extremadamente corto. Creo que todas habríamos necesitado unos cuantos días más para darlo todo, salir a muerte por Barcelona, bailar hasta el amanecer, ... en fin, esas cosas que hacemos.



Y finalmente a mi llegada a casa me esperaban varias sorpresas. Os contaré solo algunas, para que os hagáis a la idea.

La cas estaba (sorpresa) recogida.

Mi hijo pequeño, mientras estudiaba, había pintado de rotulador fosforescente rosa la frente de mi gata blanca.

Mi hijo pequeño  estaba esperando a su madre para hacer un trabajo de ríos que llevábamos toda la semana haciendo pero que su profesor le había devuelto el viernes porque le faltaba Portugal y tenía que repetirlo.

Mi hijo mayor, que llevaba todo el fin de semana en casa estudiando, estaba también esperando que llegara su madre para que le ayudara a terminar su trabajo y se lo corrigiera; un trabajo con fecha de entrega de ayer a las doce de la noche y que entregamos a menos cinco, in extremis, extenuados, después de cinco horas de ordenador.

A nadie en esta casa desde el miércoles que estoy desaparecida se le había ocurrido poner una lavadora. No sé qué se pondrán hoy. Ojalá tengan que salir desnudos los tres.


jueves, 23 de noviembre de 2017

Todos deberíamos ser feministas

Aparte de una afirmación rigurosamente cierta, se trata del título de una obra de Chimamanda Ngozi Adichie.


Título: Todos deberíamos ser feministas
Autora: Chimamanda Ngozi Adichie.
Editorial: Random House Mondadori.

Hace un tiempo leí algún comentario sobre Americanah, una de las novelas más conocidas de esta autora, pero no supe más hasta hace unos meses, cuando vi sus libros sobre el feminismo y me dispuse a leerlos.

El primero lo compré en Madrid en la feria del libro, y el segundo este verano en una librería de mi ciudad. Los dos me parecen imprescindibles para entender muchas cosas sobre nuestra sociedad y sobre el feminismo.


Título: Cómo educar en el feminismo.
Autora: Chimamanda Ngozi Adichie.
Editorial: Random House Mondadori.

Y por eso me he dispuesto a leerlos con algunos de mis alumnos, de cara a la reflexión que en mi centro se hace con todos los grupos cada año, en fechas cercanas al Día contra la violencia, el 25 de noviembre.

Hemos estado leyendo, subrayando, reflexionando sobre lo que se dice en el libro, y después hemos sacado frases e ideas para, con ellas, hacer carteles para exponer de cara a ese día.

Ha sido un trabajo bonito (entendiendo por bonito mucha participación, mucho ruido en clase, muchas frases y expresiones fuera de tono, discusiones, gritos, entendimiento de la importancia del tema y ruptura de algunos prejuicios), porque mis alumnos no están acostumbrados a pensar sobre ciertos temas, porque están inmersos en un lugar y en una sociedad muy tradicional y, por tanto, muy machista. Porque todos damos por supuestas muchas cosas que tenemos que cambiar, y reflexionar sobre ellas, planteárselas, ya es un paso importante.

Y también ha estado muy bien porque, a pesar de que a todos nos queda mucho por hacer en este terreno, creo que mis chicos están mejor de lo que esperaba. A lo mejor es que esperaba poco de ellos, pero me han sorprendido gratamente, así en general, en actitudes y valores que pensaba que no tendrían y sí tienen.

Y, por último, me ha sorprendido e inquietado ver a los chicos confusos porque no saben muy bien qué papel les corresponde hoy por hoy en la sociedad. Tienen claro que el machismo ha caducado, tienen claro que somos iguales en derechos y que está bien que reivindiquemos igualdad hasta que sea plena, pero también piensan que ellos lo tienen difícil a la hora de comportarse, de ligar, de establecer relaciones con las chicas, porque muchas de las cosas que hacen se pueden considerar machistas, o pueden considerarse poco educadas o caballerosas. Entraron en un tema difícil, el de definir lo que ahora llaman "nuevas masculinidades", esas que no se corresponden con el machote, con el chulito...

En fin, que estoy contenta porque el mundo avanza, pese a nosotros.


miércoles, 22 de noviembre de 2017

Calendarios de adviento

Sabéis, porque lo he contado por aquí más veces, que me encanta la tradición de los calendarios de adviento.  Y el que siempre me ha gustado es este del palo. Jajaja. Es que da para lo que quieras.



Durante años, he comprado algunos de Lego, y siempre ha habido en casa de esos de chocolatinas para los niños.  Y últimamente, como mis hijos han crecido y pasan de todo, les he regalado calendarios a mis sobrinos, de plastilinas para uno y playmobil para otro.

Lo que nunca he hecho es comprarme uno para mí, como los de belleza de los que hablaba el otro día Anita. No sé por qué, nunca me han llamado la atención, pero se pone a hablar Anita de ellos y los quiero todos. Así de constante y congruente soy con las cosas.



No pensaba  hablar de esto de los calendarios pero ayer mi hijo me robó el móvil para ir a la EOI y yo me puse con el iPad y entre en el Facebook, una práctica que he abandonado porque no me gusta nada. Pues a lo que iba, vi un anuncio de un calendario de adviento de cervezas. 24 cervezas artesanas de todo el mundo. Creo que se nos ha ido la olla.

He visto más calendarios frikis. Aunque no me acuerdo dónde y no me apetece buscarlos ahora.



Ahora lo que se lleva, porque eso de dar chocolate a los niños es poco menos que envenenarlos y te pueden denunciar por mala madre, es regalar a tus hijos 24 experiencias. Salir a ver las estrellas, una tarde de peli con papá... cosas así.



Me parece bien, no digo que no, pero yo pienso mucho estas cosas en relación con mis hijos. Ahora no les interesa el tema "calendario" ni una pizca, pero de más pequeños les gustaba ver qué juguete les tocaba, y no creo que les hubiera hecho mucha gracia que les apareciera un papel diciendo "haz un dibujo de un árbol y regálaselo a la abuela".

En este tema, me parece el colmo de la preciosez y de esta tendencia tan cool el calendario que compartió hace unos días en IG Bea de Con botas de agua. No deja de ser bastante naif, pero me parece buena idea.



El caso es que este año no les he comprado calendario a mis hijos, ni siquiera de chocolatinas, que la última fue en plan: hoy me como cinco, mañana tres, y se me olvida el resto de la semana.

Pero estos días no puedo dejar de pensar en calendarios de adviento. Eso es así.

martes, 21 de noviembre de 2017

He visto 39. Mindhunter

Se trata de la última serie que he visto en Netflix.



Mindhunter habla de los inicios de la investigación de los asesinos en serie y sus motivos para empezar a matar. Un par de investigadores del FBI se dedican a entrevistar a los más conocidos asesinos en serie que se encuentran en las cárceles estadounidenses para intentan encontrar un patrón que les permita encontrar el germen de su maldad antes de que lleguen a cometer los asesinatos, o al menos en una fase temprana.


La serie prometía, por la estética, de los años setenta, y por la dirección; David Fincher acostumbra a rodar películas y series sobrias, y esperaba bastante porque me gustaron mucho las primeras temporadas de House of cards. Pero a la serie le falta algo: quizá el carisma de los protagonistas. El caso es que la he terminado porque eran pocos episodios, pero no creo que me decida a ver la segunda temporada, que amenazan con rodar en breve.



lunes, 20 de noviembre de 2017

Diario de una dama de provincias. Libro viajero

Entre mis libros viajeros, este grupo lleva un ritmo estupendo de lecturas y además los libros que hemos leído hasta ahora han estado bastante bien. Una suerte. En este momento, a la vez que termina su ruta este libro, ha empezado un nuevo viaje otra lectura que nos visitará poco a poco a todas. No paramos.

El último (ya penúltimo) de ellos ha sido este.



Título: Diario de una dama de provincias
Autora: E.M. Delafield
Editorial: Libros del Asteroide.

Tenía este libro entre mis pendientes hace tiempo. No sé de dónde había sacado el título, pero estaba en mi lista, así que me encantó que Ana lo eligiera como libro viajero.

La protagonista de la historia es una mujer que hace equilibrios entre todos los componentes de su vida: su marido, que la mayor parte de las veces es mero espectador de lo que sucede (y apenas habla ni se manifiesta), sus hijos y el cuidado y educación de los mismos, el servicio doméstico que le trae por la calle de la amargura, las amistades y la vida social. Todo esto, con dificultades económicas que algunas hemos sufrido muchísimo, porque cuando parecía que, por un momento, no estaba endeudada, conseguía en cinco minutos comprarse un vestido o gastar en lo que fuera el poco dinero del que disponía.

No soy nada aficionada al humor en las novelas. No es, definitivamente, mi género. Pero en este caso la novela me ha gustado mucho, porque hay en todo momento una crítica a la sociedad a través del humor. Vemos cómo actúa la protagonista pero también sabemos que en muchos casos piensa diametralmente diferente a lo que hace, y lo hace empujada por una sociedad en la que no es libre en ningún momento.

Su forma de entender la educación de sus hijos o las amistades o su propia vida son bastante más "modernas" de lo que los hechos y las palabras dejan traslucir.

El caso es que ha sido un libro divertido, y creo que bastante adecuado para compartir como libro viajero.

domingo, 19 de noviembre de 2017

Esta semana 43

Esta semana ha sido una semana muy muy dura. Por cuestiones personales, he estado muy baja de moral, y físicamente me he resentido, como pasa siempre en estos casos. Me duele la garganta, la rodilla mala (ya sabéis, a partir de cierta edad uno siempre tiene una rodilla mala) y un brazo. No he tenido ganas de ir a mis actividades, así que me meto en un bucle del que luego me resulta difícil salir.



Esta semana en el instituto las cosas han estado un poco revueltas. Nada en especial pero un día una excursión, otro día que no vienen un par de alumnos (si no vienen dos de seis me resulta complicado avanzar, porque además, por sus características, sé que no se van a molestar en ver qué hemos dado mientras no estaban). Así que hemos avanzado poco y tengo mucho trabajo para sacar adelante esta semana próxima.



Esta semana han empezado varias cuentas atrás que se materializarán antes de que termine el año. La más cercana es una para un viajecito al que tengo muchas ganas. Ya os lo contaré.




Esta semana ha terminado con un fin de semana bastante bueno, que empezó el viernes con el concierto de Ara Malikian al que asistimos con nuestro peque y que fue MA-RA-VI-LLO-SO. Y ayer con una mañana de compras y una tarde de sofá y pelis, y libros. Hoy tengo algunas cosillas que corregir y preparar, pero la tarde será también de pelis y libros.

viernes, 17 de noviembre de 2017

¿Qué estamos haciendo en clase? (3)

Hoy toca actualizar con lo que estamos haciendo en mis clases en los últimos días.

En tercero de la ESO, después del mapa de África ha venido el de Asia. Estamos repasándolo y hoy teníamos el examen, aunque en realidad es el lunes, pero ellos aún no lo saben. Y estoy disgustada con tres de mis alumnos que no piensan estudiarse ningún mapa, parece ser. La opción de quedarme en los recreos estudiando con ellos hasta que se lo sepan ha pasado por mi mente, pero no sé si ponerla en práctica. Me preocupa que, a pesar de los recreos, no se lo estudien y nos encontremos en un callejón sin salida. De momento están amenazados. El mapa de Asia tiene que estar aprobado si no quieren que nos quedemos en el recreo durante una larga temporada.





También estamos haciendo nuestro primer proyecto de visual thinking. A ver lo que sale, porque estoy intentando que vayan despacio, que aprendan a la vez que hacen algo medianamente presentable. Ya os contaré. Hemos visto el tema del relieve de la Tierra y los climas, y los he examinado con esquemas y ejercicios que han hecho en clase y he recogido. Ahora estamos con el tema de La población y quería que hicieran un par de murales bien trabajados con este tema.






En la parte de literatura, estamos repasando la métrica, algo que deberían conocer de cursos anteriores pero sobre lo que tienen muchas dudas. Por eso primero hemos repasado teoría, después han practicado con poemas, y por último se están dedicando a un proyecto que consiste en buscar estructuras métricas en canciones actuales. Les está resultando complicado pero bastante divertido. Esta vez están trabajando por parejas.

Además, hemos empezado con la literatura medieval, y en este momento estamos con la lírica tradicional: las cantigas, las jarchas... esas cosas. De esta parte haremos un pequeño examen a la manera más tradicional.





A la vez, estamos leyendo Todos deberíamos ser feministas en clase y subrayando las ideas principales. Mi primera idea es hacer carteles con frases del libro e imágenes, quizá de micromachismos, que tomemos de internet, y con eso empapelar el instituto de cara al 25 de noviembre, día contra la violencia de género. NO sé si os he contado que soy este año la concejala representante de igualdad en el centro, es decir, que debería organizar actividades para mejorar la igualdad entre hombres y mujeres. Y esta va a ser la primera del curso. Pero con este mismo libro, o a raíz de él, me planteo hacer un vídeo en clase utilizando la técnica del stop motion. Sí, muy complicado, y puede salir un churro de dimensiones considerables.




Con segundo en Historia estamos con el Islam, tema que me sirve para reflexionar con ellos sobre las diferencias. He pensado que una compañera que tengo en otro curso musulmana les hable un poco de su religión para que se les caiga la máscara esa de ignorancia que tienen de que los musulmanes son todos malos y terroristas. En fin, estamos en ello.

En lengua, seguimos con palabras y relaciones entre ellas: sinónimos y antónimos y esas cosas. Además, hemos empezado con los tipos de textos, y aquí sí van a trabajar construyendo entre todos un texto narrativo, una historia, que después vamos a ilustrar e imprimir en color para que la tengan de recuerdo. A ver lo que sale...

También con estos estoy dándole al visual Thinking. En este caso estamos haciendo unas cartulinas con los tres primeros temas de lengua, también por parejas.





En cuarto de la ESO, mis alumnos de la tutoría del curso pasado, esos que parecía que habían madurado y que iban genial, pues va a ser que no. Empezamos a ir hacia abajo. No tienen ganas de hacer nada ni conmigo ni con ningún profesor. Estoy un poco cansada de ellos y el nivel de exigencia, con ser cuarto y un grupo normalizado, es mayor. Les dije que no había forma de llegar a nada si sacaban en algún trabajo o examen menos de un tres, porque eso implicaba un desconocimiento total de la materia (en mi departamento la norma es un cuatro, pero me parece excesiva). Pues bien, ya tengo una (una de siete) con la evaluación suspensa por esta causa y otros tres que de momento tienen la media suspensa, aunque hayan sacado más de un tres en todo lo que hemos hecho. Tener estos números en una clase de tan solo siete alumnos es un fracaso estrepitoso.




Les pedí un trabajo voluntario, que ni era trabajo ni nada. El que me recitara la Canción del pirata en clase tenía un punto más en la nota media del trimestre. Un punto más, que es mucho, y que algunos lo necesitan para aprobar. Pues solo dos hicieron el intento de estudiarlo y uno lo recitó entero.

Creo que eso es todo, de momento. Me encantará leer vuestros comentarios y sugerencias, porque aquí estamos, aprendiendo cada día.


jueves, 16 de noviembre de 2017

Demian

Ante las buenas críticas y después de oír a Dina hablar tan bien de este libro, me dispuse a leerlo.




Título: Demian: Historia de la juventud de Emil Sinclair
Autor: Hermann Hesse.
Editorial: Alianza Editorial.

Tengo que decir que no me ha gustado nada. No he conseguido empatizar ni entender en ningún momento al protagonista, pero tampoco a ninguno de los demás personajes. Me ha resultado duro de leer, pero no por el contenido (aunque también) sino por la forma de escribir del autor.

A pesar de su brevedad, me ha costado y se me ha hecho pesado, quizá por el estilo algo recargado y grandilocuente del autor, o por las referencias religiosas o espirituales constantes, que no son mi tema. El caso es que esperaba, no sé por qué, un libro un poco inquietante pero de lectura ligera, que me durara un par de ratos, y se me ha  hecho bastante largo.

Demian no tiene como protagonista a Demian, sino a Emil Sinclair, un niño y luego joven que vive entre su mundo interior y la idea de que está defraudando a sus padres y hermanas solo por tener ideas que puedas ser contrarias a la religión, o a lo que él considera moral. Luego está el tema de los "elegidos", es decir, algo así como personas que ven más allá de lo que ve el común de los mortales, que están llamados a grandes cosas. Además aparece el mundo de los sueños, que constantemente son interpretados por el protagonista, que está obsesionado con cada pequeña cosa que le pasa en la vida.

Os diré, con total sinceridad, que me ha resultado un rollo y que no repetiré con este autor. Se me han quitado las ganas de leer nada suyo, porque este libro tenía una ventaja: su brevedad.

No lo recomendo, por supuesto, pero si lo habéis leído, ya que es un clásico, contadme qué veis en él.


miércoles, 15 de noviembre de 2017

Buscar las fuerzas

Hace muchos años ya, vivía con nosotros una amiga y compañera y me ayudaba con el mayor (entonces el único), lo llevaba a la guardería por las mañanas, porque yo me iba a trabajar bastante lejos, antes de que abrieran, y siempre me decía que ella no podría tener hijos por los malos momentos.




Yo entonces no lo veía así, y no entendía muy bien a qué se refería. Ella siempre me decía que tenía, por ejemplo, jaquecas bastante fuertes, y que si tienes un hijo tienes que atenderle de todas formas, tengas lo que tengas y estés como estés, que lo tuyo normalmente no es lo primero, y que no sabía si ella valdría para eso.





Y tiene su parte de razón, pero también creo que cuando tienes hijos tu cerebro, tu cuerpo, lo que sea, hace que lo tuyo pase a segundo plano cuando el niño necesita algo. Te duele la cabeza, has pasado mala noche, tienes la espalda destrozada, pero el niño requiere que juegues con él, que le prepares la merienda, y el mundo no se para, así que supongo que eso te hace más fuerte.





En estos momentos en que estoy un poquito baja de ánimos, seguramente si no tuviera a mis hijos no me levantaría pronto para adelantar trabajo, ni iría cada día a hacer algo de deporte (aunque esta semana me la estoy tomando bastante de relax en ese sentido); tampoco me pasaría la tarde estudiando con el pequeño, o llevándole a actividades, ni ayudando al mayor con sus dudas, o yendo y viniendo ocupada en mil cosas, sino que me pasaría las tardes en casa, vegetando de la cama al sofá; ni tendría entradas para un concierto en un par de días, porque mis ganas para todo eso son bastante pocas.




Lo que quiero decir, a pesar de estar expresándome fatal, es que los hijos necesitan de nosotros, pero también te dan los motivos para sacar fuerzas, para seguir adelante. No es nunca lo que tú les das, sino lo que recibes de ellos cada día.

Lo sé, hoy me he puesto ñoña. Prometo que no pasará más, al menos en unos días.

martes, 14 de noviembre de 2017

Yoga

Hace unos cuantos años, nada menos que trece, me encantaba el yoga y llevaba ya tiempo practicando. Tuve que dejarlo en el primer trimestre de embarazo del pequeño, y después, por diversas circunstancias, no he vuelto, pero siempre lo he anhelado.




Primero pensé que, igual que había ido teniendo un niño pequeño, podría ir teniendo dos. Y los que sois padres sabéis que eso no es así. No encontraba un hueco en los primeros años. Después, cuando quise volver, los horarios solo me permitían ir al mismo sitio, pero a pilates. Me apunté y estuve yendo unos meses, pero no me gustaba nada.

Más tarde, abrieron un centro de pilates a dos pasos de mi casa. Ahí no tenía excusa para no ir. Empecé con muchas ganas, pero de nuevo el pilates me resultaba tan aburrido que nunca me apetecía bajar.



Total, que el curso pasado ya estuve asistiendo a clases de zumba pero no encontré la manera de empezar con el yoga, así que lo practicaba un par de veces a la semana, en casa, con algún vídeo. Pero me sabía a poco y tenía claro que era el momento de volver.

Busqué un sitio nuevo, no lejos de casa, que me convenciera en cuanto a instalaciones y horarios. Y me apunté a la hora que más me convenía. Pero resultó que el profesor era un rollazo. Pero un auténtico tostón. No notaba ningún avance, y eso es algo que me gusta del yoga, que enseguida notas mejoría en tu cuerpo, que pronto notas que la semana pasada te doblabas hasta aquí y esta semana te doblas un poquito más. Y me parecía que hacíamos todos los días lo mismo, con una intensidad, no ya moderada, sino muy baja. Es más, todos los días salía de allí helada de frío, cuando lo normal es sudar, y mucho.



El caso es que este mes de noviembre me he cambiado de horario y de profesor. Tengo una profesora genial y cañera y me encantan sus clases. El horario hace que esté siendo un poco caótico todo ahora al principio, hasta que me acostumbre. Porque voy justo al llegar de trabajar, sin pasar por casa. Eso hace que tenga que comer algo antes de salir del instituto, y que luego toque una merienda-cena un poco más fuerte de lo que sería normal. Por otra parte, ese horario hace que tenga la tarde libre a partir de las cinco para dedicarla a lo que sea, y eso está muy bien. Así que de momento me quedo en esta hora, sobre todo por la profe.




Por si hay algún experto en la sala, el yoga que yo había practicado durante tres años hace mucho tiempo era Hatha yoga, es decir, más que nada la práctica de las asanas, de las posturas, pero también mucho de la respiración y hacíamos algo de meditación, aunque solo de vez en cuando.

El yoga que estoy empezando a hacer es vinyasa, que es un yoga más fluido, en el que unas posturas y otras se entrelazan formando un movimiento continuo al ritmo de la respiración. No sé cómo explicarlo mejor. Si alguna vez habéis visto la secuencia del saludo al sol, eso sería vinyasa, aunque se practique en otras formas de yoga.



Me encanta ir, no me da ninguna pereza, estoy deseándolo y por eso creo que esta vez el yoga ha vuelto a mi vida para quedarse.


lunes, 13 de noviembre de 2017

Lo siento, Leonard Peacock

Este libro también lo recomendó mi youtuber de cabecera, Dina. Y me pareció que sería el tipo de lectura juvenil que suele gustarme de vez en cuando.



Título: Lo siento, Leonard Peacock
Autor: Matthew Quick.
Editorial: Booklet.

Y sí, es un libro juvenil, pero no por ello poco profundo. Me parece una novela bastante desgarradora, triste a ratos, y que me ha dejado poso.

El escritor de esta obra, el señor Quick, es el autor de El lado bueno de las cosas, llevada al cine hace unos años, con bastante éxito, aunque reconozco que no es una película que me gustara mucho, y que el libro no lo he leído.

En cuanto a la historia, Leonard decide acabar con su vida, y de paso llevarse a alguien por delante, el día en que cumple 18 años. Desde el inicio la historia te engancha por cómo está contada y por la gravedad del momento. A partir de ahí, me ha gustado mucho, pero especialmente unas cartas que aparecen a lo largo de la novela, que no contaré qué pintan ahí pero que me parecen especialmente tiernas.

Leonard quiere desde el principio encontrar una razón, por pequeña que sea, para no acabar con su vida, y no hay manera de encontrarla. Su vida en el instituto es terrible, su familia es aún peor... todo le va mal y no encuentra por ningún lado ni un poco de cariño y comprensión.

No quiero llevarla a clase, pero solo porque habla del tema del suicidio y porque he tenido algunos alumnos con problemas relacionados o cercanos (aunque sea remotamente) a ese tema y no creo que fuera bueno para ellos. Pero si no, creo que podría ser un buen libro para leer en las aulas.

Otra novela juvenil de las buenas, de las que tienen mucho fondo y de las que podemos disfrutar a cualquier edad.




domingo, 12 de noviembre de 2017

Esta semana 42

Esta semana ha sido el cumpleaños de mi pequeño, y por eso todo ha venido un poco marcado por ello. Los regalos, las visitas de la familia... Aquí las celebraciones siempre duran varios días, porque toca con un abuelo (el miércoles), con los otros abuelos (el sábado) y con los amigos (esta tarde). Aún falta mi madre pero eso será la semana que viene.



Esta semana un día me olvidé el teléfono móvil en el instituto y para mí fue como si me faltara algo importantísimo durante toda la tarde. Eso me hace reflexionar sobre en enganche que tengo al móvil, a estar conectada, a las redes... Me hace reflexionar pero nada más, el enganche sigue.



Esta semana hemos estado a tope: a tope con los exámenes y los estudios, a tope con todas las actividades programadas, a tope con el yoga... A ver si os hablo pronto de cómo me está yendo en yoga...



Esta semana ha tenido mucho de rutina, pero de rutina de la buena, de la de acostumbrarte a hacer las cosas a determinadas horas, y he conseguido, quizá por eso, dormir un poco mejor. Lo malo es que me despierto escandalosamente pronto. No diré horas para no asustar a nadie. Pero cada día me levanto más pronto sin necesidad. Y también me acuesto pronto, la verdad.



Esta semana llegamos a la noche del viernes tan cansados, tan cansados, que el sábado por la mañana eran las diez y estábamos todos en la cama, algo que en mi casa se ha dado, no sé, quizá esta vez y otro par de ellas.

viernes, 10 de noviembre de 2017

Conversaciones familiares 2

En estos días he estado bastante cabreada con mi hijo pequeño.

Si me paro a pensarlo un rato, se me pasa, porque entiendo que muchas de las cosas que hace no las hace porque quiere, sino porque no puede evitarlas, o le cuesta mucho evitarlas, pero aún así mi cabreo a veces es mayúsculo, y entonces entramos en una espiral de gritos que no me gusta nada. Pero es que es un chico muy dado al drama, y es lo que tiene.




Hace unas semanas les dieron taquilla en el instituto. Sé que lo de la taquilla es una causa de problemas más que otra cosa, porque a veces los chicos se dejan allí los libros y luego no tienen de dónde hacer deberes o estudiar. Se lo razoné pero hay que entender lo que una taquilla significa para estos chicos. Es lo que siempre han visto en las películas americanas, así que tener su llave y su taquilla para meter sus cosas les encanta.

Tuvimos entonces la siguiente conversación:

Madre: Tienes que acordarte de traer siempre todos los libros que necesites.
Pequeño: Vale.
M: Usa la taquilla para dejar allí los materiales de plástica y el libro de educación física.
P: Vale.
M: Lo demás que venga para casa.
P: Vale.
M: Como te dejes algún día un libro importante, tenemos un problema tú y yo.
P: Vaaaaaaaleeee.



Bueno, pues un par de semanas después:

Hijo pequeño: Mamá, me he dejado el libro de educación física en la taquilla, y tenemos que rellenar una ficha.
Madre: Te lo dije..., no puede ser..., blablabla...
Hijo pequeño: (después de una pausa dramática y de mirarme como si le estuviera hablando en chino...) Fuiste tú la que me dijiste que dejara el libro de educación física en la taquilla, y ahora ¿de quién es la culpa de que no pueda hacer los deberes?




¿Qué hago? ¿Lo mato?

jueves, 9 de noviembre de 2017

He visto 38. Liar

Liar es una serie inglesa de seis capítulos que me recomendó Mery y que he visto en unos pocos días.



Los dos protagonistas de esta historia son una profesora de instituto y un médico. Los dos viven en un pueblo inglés y ella da clase al hijo de él. La chica acaba de terminar una relación con un policía y acepta salir una noche con el médico. A la mañana siguiente, ella piensa que él la ha violado y él no está para nada de acuerdo con ello.

A partir de aquí empieza una historia en la que no sabes bien quién dice la verdad y quién miente.


Los protagonistas son los dos actores bastante conocidos: ella, Joanne Froggatt, por la serie de Downton Abbey, y él, Ioan Gruffudd, por Los cuatro fantásticos o Forever.  Además viene avalada por pertenecer a los creadores de The missing.


No es una gran serie, ni mucho menos, y hay algunas cosas sueltas al final, pero aún así ha sido entretenida.




miércoles, 8 de noviembre de 2017

El cine

Algunos me habéis preguntado cómo le va a mi hijo pequeño en su nuevo centro, cómo van las cosas, si está mejor, si se adapta bien.

Hoy toca contar algunas cosas de estos inicios.



Desde el primer día de clase, se sienta con un compañero que, como él, no conocía a nadie en el instituto. Salieron juntos al recreo y a partir de entonces han formado una pequeña pandilla de chicos y chicas.

Desde el primer momento puse al mayor a vigilar al pequeño, a ver si le veía solo, más que nada por no pasarme los días preguntando e incordiando. Y le hemos visto bien, bastante integrado entre sus compañeros, a pesar de que no esperamos milagros, porque la personalidad de cada uno es la que es.




Y este fin de semana era la primera vez que hacía planes con sus compañeros fuera del aula. Decidieron ir al cine el domingo él y los dos niños de los que siempre habla.

Lo que puede parecer un acto rutinario en la vida de cualquier niño de su edad: quedar con algún amigo o compañero de clase para realizar una actividad fuera de las aulas, ha sido para nosotros un acontecimiento.

Es la primera vez que sale con amigos, con personas a las que él considera como tal. La primera vez que va al cine solo, sin padres. La primera vez que siento que de verdad las cosas pueden estar mejorando.



Como os imaginaréis, y saliendo del centro en el que estaba y de las circunstancias en las que ha estado escolarizado, sin amigos, con pocas ganas de verlos fuera del centro, sin planes más allá de bajar algún día al parque un rato, hablar con un par de chicos un rato y volver a casa enseguida... todo esto es algo que estábamos deseando. Quizá os parezca que lo doy más importancia de la que tiene, pero en realidad creo que tiene mucha, mucha importancia.




Le llevé yo hasta allí, y así conocí a los padres de los otros niños. ¿Sabéis lo que me parecieron, tanto padres como hijos? Normales. Chicos normales y corrientes, una dosis de normalidad que de verdad que necesitábamos después de tanto compañeros disputándose el liderazgo, dispuestos siempre a criticar o meterse con el de al lado. Después le fue a buscar su padre y llevo a los otros dos a casa. También a él le parecieron normales. Y en casa estábamos el mayor y yo, que habíamos pasado la tarde nerviosos pensando en cómo le iría.




Por cierto. Hoy es el cumple de mi chico pequeño. Doce años. Y en este momento, a pesar de que ahora mismo acabo de levantarle de la cama para repasar y de que tiene un examen hoy (justo el día de mi cumpleaños, mamá, justo ese día), creo que es bastante más feliz de lo que era hace un año o dos. Y eso no sabéis lo que me emociona.