jueves, 31 de octubre de 2013

Soy profe

En este blog no solo hablo de mi trabajo. También os aburro con las cosas que me gustan y las que no me gustan.

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Sin embargo, cuando le puse un nombre, le llamé así: prooofeee.


Y lo hice por una razón: el espacio que eso ocupa en mi vida.

No son las horas de trabajo, que, aunque muchos no lo crean, son duras.

No son las horas de corrección y de preparación, de formación y de perfeccionamiento.

Es el tiempo y espacio que ocupa en mi mente mi profesión.



Hay gente que trabaja en lo que sea y, después, cuando sale del trabajo, se olvida de todo hasta el día siguiente.



Yo me  despierto por la noche sabiendo que he soñado con alumnos o trabajos, o proyectos pendientes, y me duermo pensando en lo que tengo pensado hacer al día siguiente.

A veces es tan fuerte el enganche que tengo al trabajo, que duermo mal, descanso menos y no encuentro tiempo para otras cosas que no sean relativas al trabajo (y mis hijos, claro, porque a ellos siempre intento ponerlos por delante, aunque a veces, es duro reconocerlo, me cuesta).

Así que este finde, a pesar de los montones de exámenes que se acumulan, voy a dedicarme a descansar. Porque sí.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Cosas que llevo habitualmente II

Después de la edición de verano, vamos con el invierno.

Los vaqueros.



Los relojes sencillos.




Botas, botines y zapatos planos.





Las camisetas, sobre todo negras, con distintas formas, y con algún tipo de dibujo, si es divertido, mejor.



Sé que es una barbaridad lo que os voy a decir, pero el otro día, haciendo cambio de armarios, conté más de treinta camisetas negras. Se ve que es mi color...

Los jerseys, de todo tipo.


de rayas


de este estilo



con estos cuellos calentitos


sí, y también negros.

Todos éstos los tengo.


Chaquetas de punto.



Sobre todo si son grandes.

Los leotardos de colores.


 Me encanta el calorcito que dan los leotardos...

martes, 29 de octubre de 2013

El tiempo

El paso del tiempo es taaaaaaan relativo.



Que se lo digan a mis alumnos. Hay días que las clases se les hacen eternas. Y a mí también. Y otros días en que el tiempo vuela.



Cuando eres pequeño, un día es una unidad de tiempo enorme. Cuando te decían, hoy no, mañana, mañana estaba tan lejos.

Una semana entera de colegio podía parecer eterna el lunes por la mañana.

- Cuando es sábado otra vez, mamá.

- Pero si ya es martes, si ya no queda nada.

Bueno, esto en realidad le pasa a mucha gente con su semana de trabajo...

Pero para un niño, una tarde entera es demasiado tiempo. A veces cinco minutos es demasiado tiempo.



Cuando pasan los años, el tiempo se te va haciendo cada vez más corto. Parece que los días y las semanas vuelan, que no has hecho lo que te habías propuesto, que los años se confunden unos con otros.



Por eso, últimamente, una de las cosas que más me gusta de mis alumnos más pequeños es que siempre me dicen que las clases de lengua se les pasan muy rápido. Eso, que puede ser peloteo puro y duro, me hace mucha ilusión. Porque hacer que se entretengan y que se les pase el tiempo (el docere- delectare de los clásicos), que no pregunten la hora cada dos minutos y que piensen que ha sido corto creo que es muy muy difícil. Y en estos días lo estoy consiguiendo (ya vendrán temas más difíciles, y tiempos más largos).


lunes, 28 de octubre de 2013

Sudaderas

La sudadera, esa prenda que sirve para hacer ejercicio, (ya sabéis, es un calco de la palabra sweater, es decir, para sudar) se ha convertido desde el curso pasado en el uniforme de mis alumnos.

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Sudaderas de todos los colores y motivos en ellos y en ellas.

Mi hijo mayor, que empieza este año su andadura en la secundaria, me pidió a finales de agosto que le comprara un par de sudaderas en vez de los típicos chándales de cada año.

En la primera semana de curso, un día me comentó:

- Mamá, toooooodo el mundo lleva sudadera, y la lleva remangada, así.

Me hizo el gesto de subir las mangas hasta más arriba del codo.

- ¿Ah, sí? ¿Las chicas también?



Se queda pensando.

- No, las chicas no. No sé por qué será, porque por la mañana hace frío, y todos los chicos van con las mangas así.

Yo llevo muchos años con adolescentes y sé de sobra por qué es, pero quise que lo descubriera por sí mismo.



Pues bien, hace unos días, mi hijo salió de casa antes que yo (solo sucede los martes). Yo estaba duchándome y preparándome para ir a trabajar y vi que llovía muchísimo y, por supuesto, el chaval no llevaba paraguas (el paraguas no entra en el vestuario de un adolescente).

Tal y como estaba, el pelo mojado y a medio vestir, me cogí el coche y me dispuse a llevar al insti a mi hijo y sus amigos.

Les localicé unos metros más allá de casa (la velocidad de crucero de un adolescente yendo a clase se asemeja mucho a la de un caracol en baja forma).

Cuatro chicos bajo la lluvia, los cuatro con su sudadera, la capucha puesta y las mangas bien remangadas hasta la altura del codo.



No pude por menos que reír yo sola.

Por supuesto que no quisieron que les llevara, ni que me acercara a menos de doscientos metros del insti (vete, mamá, vete, que me estás avergonzando), pero les di paraguas y me quedé más tranquila.

- Mi niño, ¿por qué tooooodos lleváis las sudaderas remangadas?

- Es que así parece que estamos mazaos.

Vaya, pronto ha dado con la respuesta correcta. (Por si alguien no lo sabe, mazao significa cachas, musculoso, y con las mangas así, sus bracitos de niños se convierten a sus ojos en músculos,... en fin...)

domingo, 27 de octubre de 2013

Joan Linder

Cada uno somos un mundo. Y hay cosas en las que uno nunca se fijaría y que para otros constituyen motivo de inspiración.


Me ha parecido muy diferente la obra de Joan Linder.




Uno de sus muchos proyectos es éste. Durante dos años, se ha dedicado a dibujar su fregadero, dando así una muestra de lo que ha vivido, lo que ha comido, con quien ha estado... durante todo ese tiempo.

Todas las imágenes provienen de esta página.

Y su página web.

viernes, 25 de octubre de 2013

Sellos

A finales del verano, encargué unos sellitos para mis niños. Me había olvidado de enseñarlos por aquí.

Tenía ganas de personalizar sus libros, de darle un toque especial.

Y encargué estos sellos a la Fábrica de secretos.


Éste es el paquetito que me llegó, unos días después.


Precioso envoltorio de los sellos.





Le había pedido algo sencillo y sobrio para mi hijo mayor, que ya es un hombrecito, y algo más monstruoso para el pequeño, que es muy imaginativo.



Y aquí los sellos, dentro de su envoltorio.

Me faltan fotos de cómo han quedado los sellitos en sus libros y cuadernos. Están entusiasmados, sobre todo el peque.

¿Qué os parecen? A mí, una maravilla.

jueves, 24 de octubre de 2013

Literatura universal

La palabra universal siempre me ha resultado curiosa.



Miss universo, por ejemplo. ¿Cómo puedes asegurarme que no hay alguien en la galaxia que tenga exactamente el mismo título? O en otra galaxia...



Imagina entonces una asignatura llamada así, literatura universal. Da un poquito de miedo.

Es una optativa de modalidad para el bachillerato de humanidades.

En mi instituto no ha existido nunca.



Pero este año les dije a mis chicos de Bachillerato que si la escogían, yo les daría las clases. Y entonces hubo una pequeña revolución en mi departamento. Mi jefe de departamento insistió en que no quería que salieran suficientes alumnos para esa asignatura.

- Tranqui, que la doy yo.

- Ya, pero no me apetece nada que salga.

Yo no lo entendía, porque es un beneficio para todos nosotros, y no tendría que impartirla él.



Durante el verano me llamaron del insti diciendo que había suficiente matrícula para que este año hubiera Literatura Universal en el centro.

Yo estaba feliz como una perdiz, a pesar de tenerme que preparar una materia que luego iba a contar para selectividad.

Reconozco que estaba un pelín ilusionada con el tema, que me apetecía. Eran mis alumnos del curso anterior, pero en grupo pequeño, diez o doce, y ellos la cogieron porque me conocían y sabían lo que podían esperar.



Llegado el reparto, mi jefe se quedó con la Literatura Universal.

No penséis, así, a priori, que es una mala persona. Hicimos cuentas y más cuentas, y fue la mejor solución para todos (bueno, sobre todo para él, aunque también se tiene que preparar la materia), porque no había manera de cuadrar las horas y que todos quedáramos más o menos bien en el reparto.

Pero estoy un poquito decepcionada, o desilusionada.

Y he tenido que aguantar malas caras de mis ex-alumnos en estos primeros días. Se sentían estafados, y no me extraña. Aún estos días, después de entender lo que había pasado, se cruzan conmigo por los pasillos y me dicen:

- Nos has vendido.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Cosas que me gustan pero no llevo nunca

Hay cosas que veo por ahí y que no me pongo porque no son mi estilo, o porque no me quedan bien. Me gustaría ponérmelas, pero, por determinadas circunstancias, no puedo, y no están en mi vida.

Están los tacones, que me gusta como quedan pero no soy capaz de andar con ellos.

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Los labios rojos.


Mira que me gustan los labios rojos, que me parece que quedan genial, que los veo en otras y me encantan. Pero yo no puedo. No sé si es mi color de piel, o qué, el caso es que no me pinto los labios habitualmente, pero cuando lo hago, siempre es un gloss medio rosa o transparente, y no tengo un rojo de labios.

Las joyas grandes.


Ya dije una vez que no soy muy de joyas. Llevo siempre un par de anillos sencillos, reloj y una cadena. Hay temporadas, como ahora, por ejemplo, en que apenas uso pendientes. Quizá por eso, me gusta ver este tipo de joyas grandes, enormes collares y pendientes, pero no me veo bien con ellos. Y me encantan...

Las prendas en beige y nude.


También creo que tiene que ver con el color de mi piel. Soy muy blanca, y no me sienta bien. Lo intento, a veces, pero si tienen la prenda en otro color, me sienta mucho mejor que el rosa palo, beige o nude.

Las hunter.


Mira que me gustan a mí unas botas de agua... Desde pequeña... Pero es imposible. Se me cuecen los pies dentro. No sé si le pasará a alguien más. El caso es que cuando llueve, normalmente no hace mucho frío, y a mí me parece meter las piernas en una sauna... Con lo chulas que son...


Palabra de honor.


Lo veo y me gusta, pero no me gusta cómo me queda a mí. Supongo que hay que tener unos hombros bonitos, dicen que huesudos. Yo los huesos los tengo, pero tendría que pasar un par de años nadando a diario para verme bien con un palabra de honor.

Podría seguir con la lista, pero de momento, con esto basta.

¿Hay alguna cosa que te guste pero no la uses nunca?

martes, 22 de octubre de 2013

Tetas

Quería contaros un par de cosas, así, sin tapujos, y ya que en estos días mes todos nos hemos acordado del cáncer de mama, y es un tema del que a nadie le gusta hablar.

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Era aún una cría de 16 años cuando me encontré un bulto en un pecho.

Me llevaron al ginecólogo por primera vez en la vida y el tipo que me tocó era lo más desagradable que yo he encontrado en cuestión de médicos.

Imaginad que aquello fue un muy mal momento, sobre todo cuando el médico me dijo que no tenía sólo un bulto, sino unos cuantos. Creo que pasé dos o tres semanas llorando sin consuelo.

A los diecinueve me operaron porque uno de mis bultitos (fibroadenoma, para más información) se había puesto a crecer a lo tonto y llegaba ya a un tamaño bastante considerable. Nada maligno, nada preocupante, pero nada agradable, especialmente siendo tan joven.

Desde entonces, prevención, revisiones, pruebas, año tras año...



Encontré entonces un ginecólogo que fue una de las mejores cosas que me han pasado. Una persona excelente, comprensiva, cariñosa, que restaba importancia a las cosas y también me las contaba tal cual. Con él tuve (con él no, claro, con mi chico) a mi hijo mayor. Luego un cáncer se lo llevó y fue para mí una gran pérdida, porque no fue mi médico, sino mi amigo, durante muchos años.

Todos los años cuando pasa el verano, mi cabeza empieza a dar vueltas al tema. Llega el mes de septiembre, octubre, y es un momento duro. Momento de hacerme la ecografía, y, este año, de regalo, por los años que he cumplido (no digáis nada, que soy una niña) también una mamografía.

Nervios, una semana durmiendo fatal, pensando, dando vueltas a la cabeza.

Y por fin, ayer, la prueba.

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Llegas allí y te encuentras desnuda, desprotegida, tetas al aire. La enfermera te agarra la teta y te la plancha, vuelta y vuelta, en el aparato.

- Dime que pare de apretar cuando quieras.

- Para.

- No, todavía no, mujer. Si aún no he empezado.

Es que tengo las tetas un poco complicadas.

Creo que se me notaban los nervios porque la ecógrafa me dijo al terminar.

- Tranquila, no tienes nada malo.

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Me regalé una tarde libre, de compras y de paseo a mi aire.

Me lo merecía. ¿O no?

lunes, 21 de octubre de 2013

Nubes de kétchup

Este trimestre en tercero de la ESO estamos leyendo Nubes de Kétchup.



Y está siendo un completo experimento.

Os cuento.

Suelo dedicar el verano a leer libros que pienso que pueden gustar a mis alumnos, para preparar el curso siguiente. Pero, por unas cosas u otras, tenía decidido que íbamos a leer este libro en tercero pero no lo había leído.

Podía haberlo dejado para el segundo trimestre, pero no. Se lo conté así a mis alumnos.

- No lo he leído, así que no sé si nos va a gustar o no. Lo vamos a descubrir juntos.

Les pareció bien, pero uno de ellos me preguntó, muy acertadamente:

- Entonces, ¿por qué lo has elegido?

- Porque el curso pasado leímos un libro de este autora y nos gustó mucho. Así que vamos a ver si su segunda novela merece la pena como la primera.



Lo hemos empezado hace un par de semanas, y parece que ha tenido muy buena acogida. Algunos de mis alumnos ya lo han terminado en casa. Y me han dicho lo mejor que le pueden decir a una profesora de una lectura obligatoria.

- Este libro engancha, profe.

- Que a nadie se le ocurra contarme el final. Si lo hace le suspendo.

Nubes de kétchup trata sobre una adolescente que escribe cartas a un preso que está en el corredor de la muerte. A través de estas cartas descubrimos que lo hace porque se siente culpable por haber matado ella también a alguien.

No puedo contar más, porque aún no sé mucho más, pero la forma de narrar de Annabel Pitcher nos está gustando mucho.

Encontré por ahí el booktrailer en inglés.